Carlos Dabdoub Arrien
Una mirada instantánea de la historiografía cruceña en sus 458 años de vida, demuestra el alto valor de los cabildos. Ellos marcaron hitos importantes en la cruceñidad. Fue en estos escenarios “donde se gestó el espíritu autonomista y contestatario de los cruceños” (Tonelli, O. 2004). El primer cabildo engendró la fundación de Santa Cruz de la Sierra (1561). Su intención sería “…exigir una nueva e independiente gobernación, equidistante de Asunción y de Lima” (Finot, E. 1979). A fines de 1568, reunidos los vecinos del lugar eligen a Diego de Mendoza como el primer gobernador de Santa Cruz, y en 1621, sería otra consulta popular de vecinos, que decidió el traslado de la ‘amable ciudad vieja’ hacia la Punta de San Bartolomé, unificándose a San Lorenzo.
Un cabildo en 1810 (24 de septiembre) reunido en la plaza de ‘La Concordia’, fue el que decidió rebelarse contra la corona española, iniciando la guerra emancipadora, hasta proclamar su independencia el 14 de febrero de 1825.
Con la creación de una nueva república, el ostracismo y la indiferencia, serían los rasgos del nuevo estado andinocentrista, minero feudal. La reacción ocurrió medio siglo después, cuando el cabildo del 2 de octubre de 1876 aprobó el llamado “Acta del Pueblo” y eligió a Andrés Ibáñez (1844-1877), el igualitario y federalista, prefecto del departamento.
Ya en el siglo XX, un 7 de junio de 1921, el pueblo cruceño unido reclamó su integración a Bolivia mediante una vía férrea que llegue a Cochabamba. La consigna era “Ferrocarril o nada”. Leonor Ribera Arteaga (1958) reintrodujo la noción del ‘Cabildo Abierto’ en el derecho municipal, como un medio de alentar la participación popular, al margen de los partidos políticos.
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Las luchas cívicas de los años 50, lideradas por el Comité pro Santa Cruz, fueron el escenario para exigir en varios cabildos el cumplimiento de la ley Busch (1938). El 26 de febrero de 1987, por vez primera, el Cristo Redentor fue testigo del “Juramento a Santa Cruz”, donde miles de cruceños se comprometían a “defender su identidad y los símbolos de su propia fe, luchar contra el narcotráfico y conquistar su autonomía”.
En el siglo XXI, el sentimiento autonómico fue la bandera símbolo que embargó a Santa Cruz y luego contagió a todo el país. Entre 2004 y 2006 se realizaron varios cabildos, siendo el más jubiloso por su convocatoria, el llamado “Cabildo del millón” (15 de diciembre, 2006). Allí se ratificó el respeto a los resultados del referéndum del 2 de julio de 2006 y la conformación de una Junta Autonómica, como instancia de coordinación de este proceso descentralizador.
Ahora en puertas se proclamó la convocatoria a un cabildo para el viernes 4 de octubre. Sus temas centrales son la defensa del referéndum del 21F (2016) y de la Chiquitania, cuya tragedia ya alcanzó los 4 millones de hectáreas, calcinando a 2.3 millones de animales vertebrados (https://www.ngenespanol.com) y 40 millones de árboles.Se agrega una información reciente que es un agravio a los originarios de esta tierra, al señalar que en los últimos años, 90% de las tierras de dotación en Oriente fueron otorgadas a la Csutcb e interculturales, mientras que apenas un 4% fueron cedidas a comunidades y gente del lugar (Los Tiempos. 23/09/2019). Esto en buen romance se llama ‘neocolonialismo interno’.Esta ligera revisión histórica confirma que el pueblo cruceño encontró un medio de libre expresión, para enunciar siempre de forma democrática y pacífica sus aspiraciones o sus vehementes reclamos.La próxima cita es por el respeto al voto ciudadano, y por la defensa de su ecosistema, una riqueza inconmensurable no solo de Santa Cruz, sino de Bolivia y del mundo. Sus verdes y exuberantes llanuras con fauna y flora incluidas, identifica a los cruceños que habitan estas tierras hace siglos y que nunca se amedrentaron ante el infortunio y sus circunstanciales verdugos. Así lo estampan las páginas sagradas de la gloriosa historia de Santa Cruz. No hay donde perderse.Fuente: www.eldeber.com.bo