
Los actuales propugnadores del “voto útil” parecen no entender que en democracia tenemos derecho a elegir de entre varias opciones y que los políticos tienen derecho de postularse (Chi incluido). Cuando les llamás la atención con estos argumentos, se quedan sin los de ellos y recurren a la cantaleta de que tu voto es regionalista y evista, porque si estás con Ortiz “que no va a ganar” (como si alguna vez el propio Ortiz haya pensado que puede ganar), le estás dando más chance a Morales, porque dividís el voto, aunque no hagan mayores esfuerzos para capturar al menos la mitad del 24% de los indecisos, que son más de los 11 o un poquito más de Ortiz… pero eso no lo miran… Lo que les interesa es que Ortiz se borre del mapa electoral… Así después no capturen siquiera esos votos.
Y resulta que a vos te preocupa mucho más el ejercicio de la libertad de elegir, que un candidato concreto, que te interesa mucho más la idea de disfrutar de un Estado democrático pleno, lejos, comparativamente, del que estamos viviendo hoy, con una democracia tomada, desinstitucionalizada, con todos los poderes trabajando alineados al Gobierno que casi nada tiene de Estado formal, porque la idea deseada del Estado es el que se basa en la Constitución que establece la división de los Órganos que lo administran, poniéndolos a todos en igualdad frente a sus iguales, cosa que no sucede aquí, desde que impusieron la CPE y el voto se les subió a más del 60%; el Gobierno nunca entendió o no le interesó otra cosa que no sea la búsqueda de “su Poder”, el que quiere mantener a costa de lo que sea.
La “bienintencionada” búsqueda de sacar del poder a Morales conlleva una ingenua pelotudez, que no es otra que la denigración de su propio candidato con argumentos como “el menos malo”, después “se verá cómo hacemos para convencerlo que llame a elecciones” y varios “qué más” y uno los mira tratando de ver las cosas “por el lado amable” y se pregunta en qué momento de la política boliviana se llegó a esto (y febrero y octubre del 2003 aparecen en la memoria)… y se dice a si mismo… qué hizo Mesa para tener una campaña como esa, si se lo sabe y conoce como un gran comunicador (que no comunicó bien en toda la campaña).
Pero no termina ahí; todos los que “ponen” a Mesa en la segunda vuelta miran a Ortiz como una especie de esperanza (así lo hayan agraviado en toda la campaña), cuando la realidad es que no es esperanza de nada porque, si es coherente con su discurso, deberá pedir a sus votantes que elijan a Mesa, así deba tomar bicarbonato después.
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¿Cómo llegamos a esto? (los años 2003 y 2005, nos lo recuerdan).