Antes de las elecciones nacionales pasadas, en la mayoría de los grupos, en las frater, en las redes sociales, en los WatsApp, en el Facebook, en todos lados hubo una fuerte discusión de por quien se tenía que votar.
Algunos por Mesa, otros por Ortiz, otros por Chi, otros por Evo, con opiniones encontradas y peleas desmedidas cada quién defendía a rajatabla su punto de vista.
Pasó lo que todos vivimos, las elecciones, la paralización del conteo rápido de votos, gritos de fraude, la postura del Comité, el paro indefinido, las pititas, los discursos en el Cristo, la OEA, los vecinos en las esquinas y en las rotondas, millones de fotos y videos en redes sociales, los ministros hablando, Camacho, Pumari, Del Rincón, la carta y la Biblia, los policías, los militares, la renuncia, festejo, el avión a México, la sucesión presidencial, nuevo presidente, nuevos ministros, marchas, la pacificación del país, el ahora.
¿Y ahora me pregunto? No es descabellado pensar que nos puede pasar algo similar a lo que vive Argentina, es más, es muy probable que, si se presentan los mismos candidatos de las elecciones de octubre, el Movimiento Al Socialismo tenga grandes probabilidades de retomar el poder.
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Solo el ser humano tropieza dos veces con la misma piedra, los animales muy inferiores a nosotros en cuanto a inteligencia aprenden de sus errores por un principio de supervivencia, nosotros no.
Hay que reconocer el trabajo del nuevo gobierno, la valentía y destreza de Luis Fernando Camacho para liderizar un movimiento cívico que a la postre culminó con la renuncia del presidente y gran parte de su aparato político, también destacar el valor de periodistas valerosos que a pesar de estar constantemente amedrentados tuvieron el valor de entrevistar a personajes claves, reconocer a todas las personas que durante 21 días estuvieron firmes haciendo sentir su presencia.
A través de este medio y días antes de celebrar la Navidad en todo el país, mi única solicitud es: aunar esfuerzos para que haya un solo frente, no sé cómo, cuando, ni dónde. Un solo candidato. No vaya a ser que a mediados del 2020 las pititas, el esfuerzo de un país, se convierta en una decepción colectiva, no vaya a ser que se haya luchado tanto para retroceder otros catorce años más. No vaya a ser que vuelvan los que se fueron.
Fuente: eldeber.com.bo