17 negocios fueron atacados en la noche de los cristales rotos en Cota Cota


Una empleada y una dueña de negocios cuentan cómo sus fuentes laborales fueron atacadas y saqueadas la noche del 10 de noviembre, después de la renuncia de Evo Morales a la Presidencia de Bolivia. Ese día la OEA confirmó que hubo fraude en las elecciones.

Nacional



sábado, 25 de enero de 2020 · 00:04

Fuente: paginasiete.bo

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Aldo Peralta /  La Paz 

Puertas de vidrio rotas o trizadas, como si hubiesen sido blanco de impactos de bala. Ventanas con cristales quebrados de viviendas particulares y de edificios de departamentos. Ese es el panorama que aún se ve a lo largo de la avenida y algunas calles de Cota Cota, en la zona Sur de La Paz.

El edificio  donde está FV aún tiene los vidrios rotos.

En algunos lugares de la avenida todavía se ven restos de hierros y plásticos quemados. Son el registro de lo que ocurrió la noche del 10 de noviembre y  del día  11, cuando en la zona Sur se registraron ataques a diferentes establecimientos comerciales e incluso viviendas particulares después de la renuncia de Evo Morales a  la Presidencia de Bolivia, tras hacerse público el informe de la Organización de Estados Americanos que confirmaba que en las elecciones del 20 de octubre hubo fraude.

Al menos 17 negocios fueron afectados por saqueos de militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido de Evo Morales, que rechazaban su dimisión 

La puerta destruida  de uno de los negocios de Cota Cota.

La avenida Muñoz Reyes es la principal avenida de Cota Cota. Es un lugar de tránsito tranquilo pero a lo largo de su trayecto aún se ven ventanales y puertas de vidrio quebrados. Parecen la cicatriz de una herida que no termina de sanar.

Entre las calles 24 y 30 de Cota Cota hay diferentes comercios. Algunos de los inmuebles donde están ubicados estos negocios son grandes edificios de más de 17 pisos que parecen fortalezas impenetrables; sin embargo, son frágiles en la base porque las fachadas de las tiendas son de vidrio.

En las  cercanías  de la calle 30 de Cota Cota, otro edificio atacado.

Cubox soportó  la rotura de sus puertas de vidrio.

Giovanna Cachi trabaja en una de las tiendas de esa zona. Es vendedora de la tienda de Sobopret. Este negocio comercializa material de construcción y está ubicado a media cuadra de la calle 28. No es una tienda muy grande, es un espacio de casi 40 metros cuadrados, con un pasillo estrecho, que posiblemente  fue la razón por la que los saqueadores no se llevaron los tres escritorios de madera de color café oscuro y las pesadas muestras de viguetas de cemento que están en el piso del lugar. Tampoco tocaron los dos pilares de plastoformo.  Este material es muy inflamable y pudo ser fácilmente incendiado la noche del domingo 10 de noviembre.

Una semana antes de ese domingo en Chasquipampa, que es una zona cercana a Cota Cota, se registraron bloqueos, movilizaciones de personas que apoyaban a Evo Morales, que enfrentaba un paro cívico indefinido y movilizaciones ciudadanas permanentes en defensa del voto y por  la sospecha de que en los comicios del 20 de octubre Evo hizo fraude.

En Faboce  saquearon su sala de exposición.

Giovanna fue testigo de esas movilizaciones porque decidió alojarse temporalmente en la casa de uno de sus familiares que vive en la zona. Quería estar cerca de su trabajo. Cada día sorteaba los bloqueos para llegar hasta Sobopret.

Un día antes de la renuncia, el sábado 9, la jornada de trabajo fue normal. Giovanna y sus compañeros abrieron la tienda a las 8:30 y cerraron a las 12:30, puntual. Pese a la falta de minibús para trasladarse, por los conflictos, para ella era más seguro movilizarse a pie por esa zona.

Para sorpresa de todos, el domingo, a las 16:51,  Morales hizo pública su renuncia a la Presidencia. Giovanna, al enterarse de esa noticia, decidió acudir a la tienda para resguardarla porque escuchó que las personas que continuaban movilizadas, en la calle 53 de Chasquipampa, tenían el objetivo de saquear los negocios. 

Había gente que lloraba. Escuché que estaban bajando para empezar a saquear. Todos decían: ¡Van a saquear! Yo me dije: Iré a la oficina a ver. Con mi hermana y mi hermano quisimos bajar, pero la Policía no nos dejó porque en la 53 aún seguían gasificando.

Giovanna  y  sus dos hermanos buscaron otros caminos que estuvieran alejados de la gasificación para bajar hasta Cota Cota. Sin embargo, no se imaginó que en esa búsqueda de otra vía se toparía con el incendio de los buses Puma Katari.

Quisimos bajar por ahí. Cuando bajábamos por detrás de la 53 vi que los Pumas ya los estaban quemando. Qué terrible era eso. La gente gritaba ¡salgan de ahí!,  ¡salgan de ahí!, porque decían que iban  a explotar.

Los tres  hermanos pudieron llegar hasta Sobopret  a las 20:00. Pudo constatar que los rumores de saqueo eran reales porque a metros de donde estaba parada, una turba de personas saqueaban y desmantelaban el mobiliario de una farmacia.

Ya estábamos llegando y estaban rompiendo Farmacorp. Ya estaban saqueando todo. Con mi hermano nos alejamos para que no rompieran los vidrios, cuenta.

Horas antes la turba rebasó a la Policía en Chasquipampa hasta obligarla a replegarse y  luego descendió hacia otros sectores, como Cota Cota y San Miguel. Armada con piedras, hondas y palos, pasó por la avenida Muñoz Reyes causando destrozos en los negocios que creían que tenían alguna relación con Santa Cruz.

¿No tuvo miedo al ver esos saqueos?   Sí, pero no sabíamos qué hacer. Yo decía: ¿y ahora qué hacemos? No había ni una movilidad para que por lo menos saquemos las computadoras, responde Giovanna.

Al menos 30 minutos tuvo que resistir Giovanna en la puerta de su trabajo, resguardando la tienda junto  con  su hermano, hasta que los saqueadores terminaron con la farmacia.

La turba se dispersó en diferentes direcciones, pero la mayoría decidió  continuar bajando. Un grupo, con las manos llenas de productos saqueados, decidieron escapar por las calles más cercanas. Giovanna pensó que todo había terminado y retornó a su casa.

A las once  de la noche me preocupé nuevamente por la oficina  y bajé nuevamente, esta vez con mi papá, su esposa, su hijo. Cuando llegamos todo estaba roto, recuerda.

Se habían llevado 25 overoles y material de escritorio. Vio que los dos equipos de computadoras continuaban sobre los escritorios, pero los cables estaban desconectados.

No  era el único negocio saqueado. En la calle Aluval, en un taller de carpintería en aluminio  se veía una escena similar, igual que en la empresa de venta de ladrillos de construcción de la calle 30. El dueño, que aún siente el temor de ser saqueado, dice que la calle se tiñó de color naranja porque los bloques que estaban apilados sobre la acera fueron lanzados a la vía.

Gladys es la dueña de una casa y de una pequeña tienda que está en inmediaciones de la calle 30. La puerta de su negocio resistió los golpes que lanzaba la gente movilizada. Golpearon y patearon las puertas, dice.

El día después

La mañana del lunes 11 continuaron las movilizaciones en la zona. Algunos grupos de manifestantes bajaron otra vez por la avenida Muñoz Reyes, otros se reunieron al frente de la tienda de Gladys. 

Había wawas de 10 años, de 12 años entre la multitud. Yo los miraba y les decía: Ustedes no son de aquí, recuerda la mujer.

Una de esas personas le respondió que se trataba de gente de El Alto.

 Gladys prefirió no preguntar más y sólo atinó a darles agua e invitarles algunos dulces.

Estaba  aterrada, pero se puso detrás de la puerta de su tienda, que soportaba  las arremetidas. Estaba dispuesta a defender lo suyo y hacer frente a la gente   que lograra meterse a su negocio.

Recuerda esos momentos y   vuelve el temor de   volver a vivir momentos así. Le inquieta lo que pueda ocurrir hasta las nuevas elecciones del 3 de mayo. ¿Ocurrirá todo de nuevo?, se pregunta.

Este trabajo fue elaborado un mes después del 10 y 11 de noviembre de 2019. Se encuentra en el marco del programa  Formación Dual en Periodismo que ejecuta la Fundación para el Periodismo con el apoyo de la Deutsche Welle Akademie.

Recuento de  los daños en Cota Cota

  • Aluval  Calle 30, rotura de vidrios. No se contaron las pérdidas. 
  • Edificio Laguna  Calle 30.  40 vidrios rotos en departamentos. Pérdida al menos  3.500 bolivianos.
  • Tienda de barrio   Calle 30 . Los daños en el negocio  familiar ascienden a los 1.000 bolivianos, aproximadamente.
  • Torre Nova  Entre calles 26 y 27. Dos puertas de vidrio de ingreso del edificio trizadas, más  vidrios rotos  de ventanas de departamentos. Costo:  6.000 bolivianos.
  • Farmacorp  Calle 28, saqueada completamente. Sus puertas destruidas. La empresa no brindó datos de las  pérdidas.
  • Agencia Sobopret  Casi calle 28. Rotura de vidrios de la puerta de ingreso y del aparador.  25 overoles nuevos robados y material de escritorio. No se contabilizaron las pérdidas.
  • Salón de eventos  Millenium. Puerta principal destruida. Sin contabilizar el daño.
  • Sucursal Faboce  Puertas de vidrio destruidas, saqueo en una de las salas de exposición. Sin datos de pérdidas.
  • Petshop  Oasis. Negocio completamente saqueado y destruido. Una pérdida aproximada de 40.000 dólares.
  • Tecnopreco  Rotura de vidrio de la puerta, saqueo de equipos de computación, de mobiliario. No se contabilizaron las pérdidas.
  •  Arequipa Srl.  Puertas de vidrio destruidas. No se conocen  las pérdidas.
  • Lumitec  Calle 24. Puertas de vidrio destruidas, saqueo de equipo de trabajo. Pérdidas por  15.000 bolivianos.
  • La Suisse  Puertas de vidrio rotas. No se contabilizaron las pérdidas.
  • Granmar  Puertas de vidrio rotas. No se conocen las pérdidas.
  • Gismart  Puertas de vidrio rotas. No se contabilizaron las pérdidas.
  • Inbustrade Sin detalle.
  • Cubox  Sin detalle.
     

Fuente: paginasiete.bo