Estamos frente a nuestra mayor prueba
Analizando lo que nos está tocando vivir, comprobamos que la constante es la prueba y el cambio. Estamos con la duda acerca de si volveremos a vivir en el futuro mediato como estábamos acostumbrados a hacerlo, y qué de lo que hacíamos, de manera regular, ya no será posible repetir. Nadie se atreve a hacer vaticinios.
Y, sin embargo, habrá un día después.
Para llegar a ese espacio idealizado, ahora dependemos de tres variables complejas que deben ser enfrentadas:
1. la capacidad del sistema de salud para dar respuesta a las demandas de la población;
2. la necesidad de respuesta económica que supere la paradoja entre morir infectado o hacerlo por hambre con un sistema que anuncia su colapso; y,
3. la necesaria gobernabilidad que mantenga un orden concertado, en la medida de lo posible.
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Weber dice que la autoridad es la posibilidad de ser obedecido. Dudar, cuestionar a la autoridad sobre su capacidad y su idoneidad en una crisis como la que estamos atravesando, puede resultar de altísimo riesgo, aunque exista razón para ello.
No hay un libreto previo y las dificultades la tienen también las potencias que vivían en la opulencia. Frente a esa realidad, tenemos que fortalecer la gobernabilidad, confiar y pedir, demandar y lograr que el poder escuche y acepte. Sin dejar de ser críticos, pero siendo responsables con la coyuntura, necesitamos concertar y cumplir.
Estamos frente a nuestra mayor prueba
Columna CARLOS HUGO MOLINA
Fuente: Carlos Hugo Molina