Su estilo recupera la identidad y esencia de la cultura del Altiplano.
Con colores chillones y diseños exóticos, los «cholets» del arquitecto boliviano Freddy Mamani han sentado las bases de la nueva arquitectura andina. Sus primeras construcciones se levantaron en El Alto, para albergar a la nueva burguesía aimara. Más de 200 operarios llevan a cabo los diseños del «Gaudí boliviano».