Virus enfrenta a población minera y ayllus en medio de carencias en Salud en Llallagua

Una protesta de pueblos indígenas de norte Potosí derivó en destrozos en la ciudad. Declaró levantada la cuarentena por el COVID-19. La población urbana sintió temor y se organiza para responder.

La discusión es intensa y hay actitud de amenaza. Un video muestra a dos comunarias de ayllus enfrentando a vecinos del área urbana de Llallagua, a quienes gritan: ¡¿Cuál virus?!, no hay eso. ¿Cuál contagiados?. Todo es un invento.



Los hechos empezaron el jueves en Llallagua, una ciudad y municipio de la provincia de Rafael Bustillo del departamento de Potosí, zona minera rodeada por ayllus, campesinos e indígenas. Se enfrentan por el coronavirus, pero también por temas políticos. Los ayllus protagonizaron una marcha y protesta el jueves en la mañana. Exigían que se levante la cuarentena que se aplica en Bolivia el 26 de marzo argumentando que permanecer en sus casas les ha dejado sin alimentos. Además quieren que haya elecciones nacionales a la brevedad posible y la renuncia de la presidenta Jeanine Áñez.

El corresponsal de radio Panamericana Jaime Arósqueta Guzmán contó a OPINIÓN lo sucedido.

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La noche del jueves, aproximadamente a las 20:00 entraron originarios del ayllu Jucumani que pertenece al municipio de Chuquiuta, de Uncia. Llegaron desde Uncía donde hubo otra reunión. Su intención era hacer conocer sus demandas y objetivos a la población de Llallagua y además presionar a la Federación de Ayllus Originarios Indígenas del Norte de Potosí que a esa hora estaba mantenían una reunión con el gobernador del departamento de Potosí, Omar Veliz.

Ingresaron gritando estribillos exigiendo que cese la cuarentena y vivaban el proceso de cambio del Movimiento Al Socialismo, MAS, partido del exgobernante Evo Morales, quien renunció y salió del país en noviembre pasado, tras el conflicto generado por las elecciones generales de octubre. “Llegaron a la plaza de armas. Hubo oradores que confirmaron el mismo pedido de la cuarentena.  Indicaban que era insostenible y que no les permitía trabajar, que no hay recursos para su sobrevivencia. Prácticamente decretaron el levantamiento de la cuarentena, además pidieron la renuncia de la presidenta Jeanine Áñez y elecciones prontas”.

El enfrentamiento sucedió tras cuatros discursos de circunstancia y cuando se retiraban causaron actos vandálicos en la calle 9 de Abril donde destrozaron una cámara de desinfección. Incluso robaron un pequeño motor, arrastraron la cámara que es de plástico y lo mismo hicieron con otra que estaba instalada en la calle Ayacucho, calles céntricas de la ciudad.

“La gente estaba muy temerosa porque ya vivieron un trauma en un enfrentamiento con sectores campesinos en 2010 cuando incluso hubo saqueos. Hay temor principalmente en gente que vive en la parte central, la calle Linares, 9 de abril, Ayacucho, en plaza 6 de agosto y otros. Las autoridades estaban perdidas en ese instante. La policía, por su escaso número, tampoco apareció porque son menos de 30 personas que trabajan en la custodia de Llallagua”.

De acuerdo al relato de Arósqueta, el viernes ocurrieron otras protestas. Esta vez del ayllu Sicoya. “Vinieron de manera pacífica, al inicio no hubo ningún altercado hasta que en una esquina un grupo de jóvenes citadinos pretendió evitar que ingrese, hubo aparentemente un enfrentamiento porque en redes sociales se veía a una persona ensangrentada. Por suerte todo quedó ahí. El número de comunarios era grande y la gente se tuvo que escapar a la plaza 10 de Noviembre denominada también plaza de armas. Pidieron lo mismo: volver a trabajar, que se levante la cuarentena mezclado con planteamientos políticos”.

El radialista señala que frente a esa situación y debido al temor de que sucedan agresiones, los citadinos empiezan a organizarse para defenderse de los posibles ataques. “El movimiento (organización) es aún tímido, pero creo que va a ir creciendo porque desde hace mucho tiempo hay amenazas”.

COVID-19 Respecto a la cuarentena, hay preocupación porque en una semana los casos crecieron a cinco positivos y 40 sospechosos. “A un principio, la gente tomó a la ligera, pero ahora está temerosa”.

La administración del sistema de salud estuvo sacudida por la crisis. El director del Hospital Obrero fue cambiado en medio de la emergencia sanitaria. Tiene precariamente una sala de aislamiento. Se planteó que la Universidad (Nacional de Siglo XX) entregue en comodato un edificio que tiene como albergue estudiantil que no está siendo usado. “En uno o dos pisos se puede instalar, pero ya gente que vive alrededor de ese edificio se resistió por considerar que es un peligro”.

El alcalde de Llallagua, Artemio Mamani, MAS, dijo a este diario que hay temor en la gente y que teme que suceda otro enfrentamiento como el que pasó hace 12 años. La autoridad no especificó qué sucedió en 2010.

La autoridad consideró que la reacción de los indígenas responde a la necesidad porque vive del comercio y el transporte, principalmente.

CENTRO MÉDICO  En Llallagua funciona un centro médico y el hospital Obrero dependiente de la Caja Nacional de Salud, CNS. El Alcalde calificó de insuficiente los centros médicos para una población tan grande. “Desde el año pasado pedimos que funcione el hospital construido en la gestión de Evo Morales, pero no recibimos respuesta”.

Señaló que actualmente cuentan con tres ambientes con ocho camas, pero Llallagua ya tiene cinco contagiados, de los que tres permanecen en salas de aislamiento y dos, en sus domicilios por ser asintomáticos.

“Necesitamos mayor cantidad de ambientes y así lo hicimos conocer al Gobierno central. Queremos habilitar en ese hospital construido por lo menos dos bloques donde hay espacio para 80 camas en cada uno”.

La Alcaldía destinó más de medio millón de bolivianos para la adquisición de equipos de bioseguridad para personal de salud, policías y otros grupos de contingencia. Otro monto similar estará destinado a equipamiento para salas con otras 30 camas.

CASO EUCALIPTOS  No es la primera población que aún no cree que exista coronavirus. También el ministro de Obras Públicas, Iván Arias, dijo que constató en el municipio de Eucaliptus, departamento de Oruro, que todavía varias personas no creen en la existencia de la pandemia global de coronavirus COVID-19.
«Me sorprende cómo hay gente que todavía cree que el coronavirus es una mentira, cómo hay gente que cree todavía que el coronavirus no existe», lamentó la autoridad, quien llegó a Eucaliptus para mediar el conflicto de sus pobladores en plena pandemia.
Arias dijo que hubo una escena muy dolorosa en la reunión desarrollada en  ese municipio,  porque apareció una mujer que testimonió su experiencia con el virus e informó que perdió a su esposo, pero pese a ello, algunas personas han continuado con su postura incrédula.
«Hubo una escena muy dolorosa de una esposa que se ha presentado diciendo «mi marido ha muerto, la enfermedad existe», pero a pesar de eso la gente no cree, duda de la palabra del Estado, duda de la palabra de las autoridades, por eso luego yo les he dicho «como ustedes son más científicos y conocen más que los médicos, entonces no necesitan aquí médicos»», relató el Ministro, en una entrevista con Bolivia TV.

Fuente: www.opinion.com.bo