El rol del Comité Pro Santa Cruz en democracia


Javier Aguilera Westermann

Cuando no se tiene claridad de objetivos y se carece de una lectura adecuada y objetiva de la coyuntura histórica, generalmente se fracasa. Quienes daban por muerto a nuestro Comité Pro Santa Cruz, no sé qué dirán ahora, especialmente después del rol jugado en los últimos 2 o 3 años, a decir, desde la gestión del Dr. Fernando Cuéllar, el Dr. Luis Fernando Camacho y el Dr. Rómulo Calvo.

Es evidente y no se puede negar que la incidencia del Comité Pro Santa Cruz en nuestra historia ha sido cíclica y está bien, eso es normal en cualquier organización social. Lo importante es reconocer que no ha dejado de tener vigencia y que, en todos los momentos trascendentales de demandas históricas, siempre estuvo y fue protagonista.



Es también evidente que, durante los gobiernos democráticos, el Comité pierde protagonismo, porque su intermediación se reduce a la mínima expresión ya que sus actores tienen línea directa con el Estado; en otras palabras, “no lo necesitan”.

El Comité Pro Santa Cruz es mucho más determinante y recobra protagonismo con gobiernos dictatoriales y absolutistas, como el último que vivimos con el MAS en el poder.

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El gobierno de Evo fue un retroceso histórico en casi todos los aspectos, pues destruyó la frágil unidad nacional, invirtió los valores universales y éticos, destruyó la democracia y la economía; más allá del innegable contubernio con el narcotráfico. El masismo, en sus primeros años “corrió” a la dirigencia cívica y promovió la muerte civil del Comité Pro Santa Cruz. Esto duró aproximadamente 10 años.

El Comité comienza a reactivarse desde la gestión del Dr. Fernando Castedo y es durante la gestión del Dr. Fernando Cuéllar que tiene un giro cualitativo muy importante, se le pierde el miedo al gobierno, llevando a cabo sendos y exitosos paros cívicos, hasta entonces imposibles de realizar.

No cabe duda que la gestión del Dr. Luis Fernando Camacho coronó el rol e importancia del Comité Pro Santa Cruz en este inicio de milenio, pues con su propia iniciativa y fortaleza impuso su agenda y fue el factor determinante de la huida del Evo y la salida del MAS del poder después de 14 años.

Este hecho vuelve a demostrar que quienes relativizan y hasta sugieren el cierre del Comité Pro Santa Cruz están equivocados, y no entienden que los roles se juegan en función de las coyunturas y demandas históricas.

Como señalé anteriormente, en el contexto actual es normal que el Comité Pro Santa Cruz pierda protagonismo. Los transportistas y gremiales, los empresarios, profesionales o cualquier sector que conforma el Comité, ahora pueden tocar las puertas directamente de las autoridades y ser escuchados. De ahí que la actual y futura dirigencia debe asentar los pies sobre la tierra y replantear la agenda de trabajo.

Hoy es necesario hacer una lectura adecuada y objetiva de la realidad política y social, para precautelar a cualquier costo la democracia. Impedir que el tirano, el narcotráfico populista, centralista, corrupto e ineficiente, vuelvan al país.

La identificación de una agenda a ejecutar por el Comité Pro Santa Cruz debe sustentarse en la acción, gestión y habilidad política de sus líderes. No se puede volver al pasado de mirarse el obligo y seguir con la vieja retórica anticolla, reivindicativa de argumentos llorones y quejumbrosos.

Es lamentable, solo por demostrarlo con un ejemplo, cómo algunos se rasgaron las vestiduras porque “un colla” fue designado Delegado Presidencial en Santa Cruz para coordinar la lucha contra la pandemia, cuando en realidad lo correcto hubiera sido invitar “al colla”, servidor público, para que explique sus acciones y apoyar las mismas, si son adecuadas, con todas las instancias necesarias para enfrentar de la mejor manera la pandemia por el Covid 19. ¿O alguien se atreve a asegurar que por la calidad de camba lo iba a hacer mejor?

Es necesario replantear la visión y misión institucional. El Comité debe asimilar que la composición social de Santa Cruz no es la de los años 50. Hoy bolivianos de los restantes 8 departamentos viven en gran cantidad en Santa Cruz. Asimismo, existe un importante número de extranjeros que trabajan y producen en estas tierras. A los llegados a santa Cruz hay que “cruceñizarlos” y persuadirlos de buena fe, para que acepten y respeten nuestra cultura, para que vivan, trabajen y prosperen en armonía social.

Adicionalmente, el Comité debe asimilar que las nuevas generaciones de cruceños no tienen la misma valoración sobre la institucionalidad que se tenía en el pasado. Aunque cuesta aceptarlo, pero para los nuevos profesionales cruceños hacer un aporte económico a su cámara empresarial o para el Comité, es un “gasto absurdo”.

En fin, existen infinidad de aspectos de este orden que se deben considerar con objetividad. El Comité tiene que ser proactivo y proponer agendas en todas las instancias del Estado (nacional, departamental y municipal), en temas aún no resueltos y jamás ponerse al servicio de una organización política.

Finalmente, la sociedad cruceña en general y las instituciones en particular, deben a su vez replantarse su actitud y relación con nuestro Comité Pro Santa Cruz. Su vigencia y pertinencia NO están en discusión, pero en épocas de “paz” no es correcto abandonarlo, ni económicamente ni dirigencialmente, pues es cuestión de tiempo para que lo volvamos a necesitar.

Es indispensable fortalecerlo con profesionales, dinero y propuestas, para que cumpla esos nuevos roles en democracia; para que su valor moral no decaiga y, por el contrario, se mantenga fuerte hasta su próxima convocatoria.

Fuente: Esto También Sucede


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