Para descartar el Covid-19 y ante el colapso del Cenetrop, muchas personas pagan sus análisis, madrugan para sacar ficha como en los hospitales públicos de Santa Cruz, o agendan cita para diez días.
Silvana Vincenti / Santa Cruz
Shirley Álvarez llegó con sus mellizos de siete meses a Labogen para hacerles la prueba de Covid-19, el lunes 15 de junio. Ella y su esposo ya dieron positivo y están casi seguros de que la tos, fallas respiratorias, diarrea, vómitos y fiebre son síntomas de coronavirus en sus pequeños.
La mamá no sacó ficha, acudió de emergencia. Desde la semana pasada peregrina por hospitales para internarlos, y por dos clínicas para que les hagan la prueba rápida. Como no los vieron graves, los rechazaron; sin embargo, un pediatra dijo a Shirley que los pequeños ya estaban deshidratados. Al verla desesperada, una doctora le sugirió ir a Labogen para tener la ansiada prueba, cuyo resultado sale entre tres y cuatro días, no los 20 del Centro de Enfermedades Tropicales (Cenetrop).
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Ella llegó a la una de la tarde a la puerta del laboratorio, y las 100 personas que esperaban desde medianoche, dos, tres y cinco de la madrugada, para conseguir una de las 100 fichas diarias, no le hicieron problema alguno. «La gente se solidarizó», se sorprende RM (no quiere dar su nombre), que también estaba en la cola y que se hizo dos pruebas rápidas, la primera que dio negativo, y la segunda que mostraba anticuerpos, como si ya estuviera sanando. «Quiero cerciorarme para ser donante», dice RM.
Las escenas que parecían una tradición en el sistema público de salud empiezan a repetirse en el ámbito privado, por la cantidad de solicitudes de pruebas de laboratorio. Personal de empresas eléctricas, petroleras y agrícolas, entre muchos otros ámbitos, llegaba en micro para someterse a la toma de muestra.
Como a Shirley, también dejaron pasar a un enfermo renal que apenas podía con su cuerpo. Se hizo la prueba sin pasar por la larga fila. «Mi esposo y yo nos hicimos las pruebas antes, con las de los mellizos hemos gastado casi Bs 4.000. Con mi padre también hemos peregrinado por hospitales y nadie quiso recibirnos, tuvimos que medicarlo, no podemos hacerle los análisis porque ya no tenemos plata, estamos esperando que unos pacientes nos manden. Mi con seguro de adulto mayor atendieron a mi papá, me he arrodillado en el San Juan de Dios, le supliqué al médico que lo reciba, pero no había espacio», cuenta Shirley.
RM llegó a la cola a las cinco de la madrugada y le tocó el número 91, recién pudieron atenderlo a las dos de la tarde. A JU el número 87. Se salvaron ‘por un pelo’ de ser descartados de la toma de muestras de esa jornada. «Yo supongo que la gente debe estar desde la medianoche para conseguir las primeras fichas», dice RM.
DA ya presenta dificultad respiratoria, está casi seguro de que el resultado dará positivo. Antes se hizo la prueba rápida, que tiene un margen de error capaz de dar falso negativo.
JD también se hizo la prueba rápida, que dio negativo, sin embargo, cree que tiene Covid-19. La tos seca, la picazón ‘extraña’ en garganta y nariz lo tienen nervioso.
Dos cosas llamaron la atención de JD: «La cantidad de personas y que ya no exista ese pánico de los primeros días de la pandemia. Es como si las personas se resignaran a que tienen que hacerse la prueba y a que más de uno en la fila pueda ser positivo, no queda de otra», opina.
El laboratorio origen también hace análisis PCR, el más confiable de todos, sin embargo, su agenda está copada. SM escribió al número de WhatsApp habilitado para marcar cita el 16 de junio. La respuesta: «Tenemos disponibilidad para el miércoles 24 de junio, para agendar hay que transferir primero el costo de la prueba, que son Bs 1.000. Por ahora nos encontramos sobresaturados. No estamos dando atención al público, únicamente vamos a domicilio».
«No se imagina cómo estamos, colapsamos, no doy más», se sinceró SH, propietaria de un laboratorio que hace pruebas rápidas IGM/IGG, que tienen un 96% de margen de confianza».
Cada día, el laboratorio de SH atiende a 300 personas. Empezó con 30 y 50 y actualmente tiene hasta planes corporativos. La prueba cuesta Bs 300, pero para empresas con más de 50 funcionarios cobramos Bs 220, y a los particulares de escasos recursos podemos bajarles el precio», dice.
Hace un mes y medio que empezó a hacer las pruebas, dice que es increíble cómo en los últimos días, habré hecho unas 3.000 hasta ahora. En los últimos días es increíble cómo se incrementaron, creo que ya hemos realizado como 3.000 en total. El resultado se conoce en por lo menos una hora», explica.
Ella atiende personalmente el WhatsApp de su laboratorio, «a veces hasta tengo que tranquilizar a las personas que nos llaman, hay mucho miedo. La mayoría de la gente piensa en que no quiere morir, es lo primero», reconoce.
Actualmente, solo son reconocidas por el Servicio Departamental de Salud (Sedes) Santa Cruz, Cenetrop, Origen y Labogen, para realizar la prueba PCR, la del hisopado que toma muestra nasal y que es la más confiable de todas. La otra alternativa es la rápida, que dependiendo del tipo, puede tener entre 80% y 96% de margen de confianza.
Una de las auxiliares que tomaban muestras en un laboratorio privado y que prefirió no dar sus datos, aprovechó para desahogarse. «No entiendo por qué no se habilitan más laboratorios. A veces hasta nos llegan emergencias a medianoche, o de provincia en ambulancias y no podemos decirles que no».
Otra persona, dueña de laboratorio, dijo que para montar el procesamiento de la PCR lo que cuenta es el equipo, y que los reactivos también son caros, «los reactivos de PCR deben estar por lo menos en Bs 350, cada uno. Y los equipos por lo menos cuestan unos 50 mil dólares, pero además uno tiene que poner la campana (caja para inactivar el virus), que cuesta casi 20 mil dólares y otra campana, por tres mil dólares, más las pipetas», cuenta.
Foto: Personal de Labogen toma muestras a los mellizos
Foto: Solo hay cupo para 100 personas en Labogen