Grabada en Bulgaria en los años 70, se la asocia con el trágico final de varios programadores de festivales de cine y fans de largometrajes de horror que se han atrevido a verla. Ahora, un grupo de documentalistas ha encontrado la cinta y contado la historia de su maldición para los valientes que se arriesguen
“Desde los albores del cine hemos estado haciendo películas sobre el infierno y el diablo. Y han sido eso, sólo películas, siempre hemos estado a salvo. Antrum no es seguro”.
Con esa frase abre la “película más mortal jamás creada”, Antrum, un film que advierte a todos sus espectadores que toda aquella persona que lo ha visto en su totalidad, ha muerto en extrañas y trágicas circunstancias.
Esta película viene circulando por internet desde finales de 2018, cuando comenzó a expandirse el mito de la maldición que la acompaña.
Después de eso trató de ser presentada en varios festivales de cine durante de década de los ochenta, pero sus programadores la rechazaron. Luego se sabría que todos murieron en extrañas circunstancias.
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No obstante, en 1993 un festival sí la programó, en una función de la cual los espectadores salieron antes de terminarla, fuertemente exaltados, causando disturbios en la sala de cine y sus alrededores. Luego se supo que un empleado del teatro había rociado con LCD las palomitas de maíz, lo que habría desatado el caos.
Todo lo anterior hace parte del documental que acompaña la película, en el cual los directores David Amito y Michael Laicini, cuentan su historia antes de reproducir en su totalidad la cinta maldita, la cual, advierten, ha sido aparentemente modificada con los años.
Dicen que a la cinta se le han introducido pedazos de video en bruto con imágenes perturbadoras, en su edición de sonido se agregaron frecuencias que pueden inducir a sentimientos de ansiedad o perturbación de los sentidos, y flashes de simbología satanista, los cuales abundan durante la hora y media que dura el film.
Justo antes de que comience Antrum, los directores del documental introdujeron un aviso legal, en el cual advierten que las imágenes que siguen pueden causar estrés mental y físico, e incluso la muerte.
(A partir de este momento hay spoilers sobre la trama).
Un descenso hacia el infierno.
Dos hermanos ingresan a un bosque prohibido, “el lugar exacto donde lucifer cayó a la tierra después de ser desterrado del cielo”. Allí emprenderán una misión: cavar un agujero que los lleve directamente a las puertas del infierno.
Lo que desencadena esta travesía sobrenatural es la muerte de Maxine, la perra de la familia, la cual debe ser sacrificada por motivos no revelados.
“¿Ella está en el cielo”, pregunta el pequeño Nathan (Rowan Smyth) a su madre después de que muere la perrita. “No ella, ella era mala, está en el infierno”, le responde la madre, ante la mirada aterrada de su otra hija, Oralee (Nocole Tompkins).
Oralee decide consolar a su hermano, quien está sufriendo de constantes pesadillas por causa de la muerte de Maxine, inventando que ha conseguido un libro Grimorio -libro de magia de las culturas europeas de la baja edad media- y que con él podrán cavar un agujero hasta el infierno, para rescatar el alma de la perrita muerta.
La película transcurre en un bosque, infame por ser un lugar de suicidios, el cual se torna más denso, oscuro y terrorífico mientras que la pareja de hermanos siguen las instrucciones del libro negro, hacen sus rituales y se adentran cada vez más en las capas del infierno.
La película en sí prioriza las sensaciones a los sustos, algo que podría aburrir al típico fanático del horror. Sin embargo, las actuaciones y el ambiente general de extrañeza que envuelve el film, son suficientes para mantener la tensión y el deseo de descubrir qué es eso que hace de esta una película mortal.
El diseño de sonido, y la cinematografía de la película es lo que más destaca. Su imagen es capturada en 35mm lo que le da un estilo visual bastante vintage y de ‘baja calidad’ que ayuda a lo inquietante de muchas escenas; además, el uso de frecuencias binaurales crean una atmósfera de constate tensión que realmente se siente en la piel.
Y bueno, en un momento hay un encuentro con unos cazadores satánicos, pero eso mejor que lo experimente quien se atreva a ver la película…
El poder de un film maldito
Dentro del género del terror hay ciertos tipos de películas que están hechas para probar las barreras de lo que las personas están dispuestas a creer para conseguir un buen susto.
Películas como la clásica Cigarrete Burns (Quemadura de Cigarrillos) del director John Carpenter’s, por ejemplo, hace creer de una forma magistral que existe una película perdida capaz de matar a quien la vea llamada ‘La Fin Absolue Du Monde’ (El Fin Absoluto del Mundo).
Otras como ‘El Proyecto de la Bruja de Blair’ logró hacer creer por un tiempo considerable que era una cinta real encontrada y echa pública pese a su maldición.
Y unas más populares como ‘El Aro’ o ‘Rec’ también siguen este estilo de buscar crear en el espectador la duda de que lo que ven es realmente una película maldita.
De esta tradición bebe Antrum, porque sí, esto es un documental falso o ‘mockumentary’, muy bien hecho por cierto, que logra recrear casi a la perfección una película hecha en la década de los 70 y consigue construir a su alrededor toda una mitología lo suficientemente plausible como para hacerte cuestionar durante los 30 segundos previos al inicio de la película, si sería buena idea mejor no verla.
Además, es la primera en su género que muestra la totalidad del supuesto film maldito.
En últimas la decisión será de cada uno, por lo menos quien escribe puede dar fe de que la vio completa y le alcanzó la vida para hacer esta nota.
La película se estrenó este 23 de octubre en cines seleccionados de Inglaterra y Estados Unidos, pero con una búsqueda rápida en internet puede ser fácil de encontrar.
Véanla, bajo su propio riesgo.
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Fuente: infobae.com