Les cuesta ocupar cargos en dirigencias y, además, muchos varones consideran que la sola presencia de la mujer en la mina “ahuyenta el mineral”. Por ello la mayoría de las mujeres mineras solo accede a fuentes de trabajo en áreas marginales como desmontes, colas, relaves, barrancas y otras áreas precarias y de muy alto riesgo laboral.
Fuente: ANF
La pandemia de coronavirus llega a Bolivia en un escenario de profundas desigualdades sociales y económicas, afectando con mayor dureza a sectores más vulnerables. Uno de ellos es el sector de las mujeres mineras, que continúan arrastrando situaciones de violencia, machismo y entornos precarios para su sostenimiento. Además los varones mantienen creencias de augurios sobre que ellas alejan el mineral.
Si bien las mujeres en estas décadas lograron irrumpir en espacios que eran meramente masculinos, como el minero, aún prevalecen condiciones que no les permiten un pleno desenvolvimiento y desarrollo. Hay carencia de un mayor acceso y mejoramiento en el ámbito laboral.
El reciente informe “Minería que brilla. Aportes a la construcción de una agenda política de las mujeres mineras en Bolivia”, detalla que, hoy por hoy, el trabajo de las mujeres en el ámbito minero se realiza en condiciones desiguales con respecto a los varones, dado que permanentemente afrontan obstáculos para acceder a distintas oportunidades laborales.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
“De esta manera, los mayores problemas que actualmente enfrentan tienen que ver con una estructura machista fuertemente arraigada en la actividad minera, que considera este rubro como un espacio de y solo para los hombres”, establece este trabajo desarrollado bajo el marco del proyecto Qori Suma (Oro Bueno), en alianza con la consultora boliviana Cumbre del Sajama y la Plataforma Integral de Minería a Pequeña Escala (PIM), con el apoyo del gobierno de los Países Bajos
Esta realidad aún dura para su sector relata Gladys Ergueta, minera y presidenta del Tribunal Disciplinario de FECOMAN. “El trabajo en mina es un poco dificultoso porque nosotras como mujeres no podemos entrar a los socavones porque hay como una tradición, una creencia de que no traemos buena suerte y, además, sabemos que el trabajo en el interior de la mina es sumamente duro. En mi caso, en el sector de FECOMAN las mujeres o son ‘aportistas’ o trabajan en el exterior de la mina”.
Ergueta también detalla que a la par de estas desigualdades en el ámbito laboral y de infraestructura para las mujeres mineras, se suman los obstáculos para que ellas accedan a puestos de representatividad en el sector, como las dirigencias.