El dilema de las democracias es que en época de campaña ninguna promesa es exagerada ni las prioridades coherentes, como podrán observar el título de este breve artículo de opinión no fue seleccionado al azar, más al contrario expone el lenguaje de signos manifestados en el orden cronológico de las prioridades para las autoridades y candidatos de nuestro país en disputa por los espacios de poder.
El saice es un suculento plato tradicional de la gastronomía tarijeña que se puede encontrar en los puestos de comida esparcidos por la ciudad, pero hoy no hablaremos de la riqueza gastronómica de la región, sino de como en época de campaña lo que para uno puede ser parte de lo cotidiano pasa a formar parte de la representación simbólica que de manera forzada se intenta adherir a los candidatos con el fin de generar un enganche o sensación de empatía hacia cierto sector de la población.
En las últimas semanas las redes sociales fueron inundadas por fotografías y videos propias de un reality show, en las cuales se observa que autoridades y candidatos que disputan nuestros votos descubrieron que en sus ciudades existen mercaditos populares y platos tradicionales que se sirven en humildes recipientes desgastados por alimentar a miles de personas que tienen por rutina y no por una foto de campaña realizar el ritual diario de ingerir alimentos a un precio accesible que les permita llenar el estómago para cumplir con esa necesidad biológica.
Si pondríamos ejemplos podríamos enunciar una serie de autoridades y candidatos a nivel nacional, pero hoy solo nos enfocaremos en quien ejerce el más alto cargo ejecutivo de nuestro país, el Presidente Lucho Arce, autoridad que en lugar de estar dirigiendo un país azotado por una pandemia y crisis económica, visitó la ciudad de Tarija para llevar adelante una farandulesca agenda en la cual primó lo banal sin otorgar importancia alguna ni enfocar esfuerzos en atender las preocupaciones latentes los habitantes, este acto se realizó en un contexto en el cual los intereses electorales toman prioridad por encima de la pandemia, mientras el Presidente se sumaba al reality electoral, el país contaba 59 decesos y 2652 nuevos casos de contagio en la jornada, a esto se sumaba la alerta de paros y bloqueos de los profesionales del sector salud que saturados y desamparados pedían al gobierno comience a tomar medidas de contención a lo largo del territorio nacional.
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Nuestro país no solo afronta la segunda ola de la pandemia, sino que también se ve afectado por la negligencia de un gobierno ausente que enfoca la atención y los esfuerzos en aprovechar al máximo el periodo electoral para lograr consolidar la mayor cantidad de espacios de poder en las elecciones subnacionales sin importar el costo humano que esto implique, pues son conscientes de su incapacidad en el manejo de crisis y tienen bien claro que de postergarse la fecha de elecciones su actual inacción podría pasarles factura y costarles una amplia derrota, por eso es que haciendo caso omiso a los criterios científicos y médicos, hacen uso de todo el peso e influencia del poder público y político para presionar al Tribunal Electoral buscando que el juego no se detenga sin importarles el incremento de contagios y los decesos que se presentan a diario, pues para ellos las vidas de los bolivianos no son más que números fríos plasmados en una hoja de Excel.