Dinero fácil, en Netflix: la serie de acción que te recordará a The Wire y Gomorra es sueca


Fuente: https://www.revistagq.com

Dinero fácil, de Netflix, demuestra algo de lo que ya hemos hablado en otras ocasiones: cómo a veces las series más estimulantes vienen de los márgenes, de industrias que antes no tenían mucha visibilidad ni posibilidades de llegar a un gran público internacional. Este es uno de los grandes avances del streaming: ya sean ficciones originales o sindicadas, ahora es mucho más fácil ver series, de, por ejemplo, Francia, Corea o México, o que las españolas se conviertan en fenómenos mundiales.



Pensemos, de hecho, en cómo España se ha convertido en un centro de producción y distribución para la compañía estadounidense, con éxitos como La casa de papel o Élite. En creaciones alemanas aclamadas y variadas como Dark, Bárbaros o Tribus de Europa. O incluso en Suecia, que llevan dando muchos años dando de qué hablar gracias al noir escandinavo (la icónica Forbrydelsen, que se adaptó más tarde en The Killing), y que en Netflix ha estrenado dos series tan recomendables como Amor y anarquía o, ahora, Dinero fácil.

Otra historia, también muy interesante, es si los títulos de la plataforma que llegan de fuera de Estados Unidos representan la producción local o se limitan a replicar lo que se hace en el mercado más poderoso…

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Una pequeña garantía de que hay pocos riesgos de que esto anterior suceda es que Dinero fácil es la adaptación de la trilogía literaria homónima del autor sueco Juls Lapidus. Que inspiraron también una película de 2010, también sueca, protagonizada por Joel Kinnaman, que luego participó además en The Killing y fue estrella de Netflix en House of Cards. La serie intenta ser fiel a esa especie de radiografía social y mosaico de personajes entre dos mundos, el empresarial y el del narcotráfico, pero, ¿de qué va?

Dinero fácil, en Netflix

Los ojos a través de los que accedemos a la Dinero fácil de Netflix son los de Leya (Evin Ahmad), una madre soltera de un barrio suburbial que, además de trabajar en un local de kebabs, quiere prosperar en el mundo de las startups con su propia compañía. Pero necesita dinero y contactos urgentes, no solo para sacar adelante su proyecto, sino para evitar que un empresario que ha puesto pasta se quede con el mismo.

Paralela a la historia de Leya, pero relacionada con esta, Dinero fácil nos introduce en las intrigas del narcotráfico de los distritos marginales. Salim (Alexander Abdallah) es un cantante de eventos que además pertenece a una de las mafias de la droga, en plena guerra por el control de las calles. ¿Cómo se cruzarán estas dos narraciones que parece opuestas?

Desde este punto de partida, Dinero fácil se despliega con bastante acierto en una serie que sirve tanto como drama de personajes, como thriller de intriga y hasta como ejemplar de acción, en un formato que nos recuerda a producciones aclamadas como The Wire o Gomorra. De hecho, su creador, Oskar Söderlund, muestra esa misma pretensión de retrato social en los márgenes, respetando los círculos en los que parece inspirarse.

El gran atractivo es, sin duda, el personaje de Leya, con una Evin Ahmad brutal en una figura muy fuerte, pero nada complaciente, que cuestiona arquetipos como la madre desastre o la ejecutiva agresiva. Es más: uno de los temas interesantes de Dinero fácil es esa reflexión sobre el concepto del ascensor social. Leya confía en que su talento es suficiente para triunfar en el mundo de los tiburones empresariales, pero para conseguir los medios tal vez tenga que recurrir a sus antiguas relaciones del barrio.

Dinero fácil es una serie de encrucijadas morales, personajes cuestionables y conexiones peligrosas dirigida, y esta es otra de sus virtudes, con una mano firme a la hora de echarse la cámara al hombro (sus directores son Jesper Ganslandt y Måns Månsson), y de convertir pequeños momentos en escenas de acción y tensión más que solventes.


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