Volví a mi choza anoche.
Volvía más contento que perro en camioneta y desde la esquina escuché la música camba que tronaba en mi choza.
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¿Qué pasa aquí?
-pensé al ver a mi asiática, vestida con su kimono y bailando feliz con una foto en la mano.
A su lado, el pequeño Chang Pú vestido de camba pobre movía su pequeño sombrero e Saó.
– ¡Tenía que ser él!
-dijo mi asiática y no me dio ni bola.
– ¿Quién amenaza mi dicha?
-pensé celoso, tratando saber de quién hablaba y tratando sin éxito de ver la foto que agarraba.
– ¡Hola!
-le dije. Ni bola.
– Tenía que ser él.
-repitió la diosa amarilla.
No puej, eso ya fue demasiado.
– ¡Lucho, que hombre!
-murmuró ella con los ojos cerrados, bailando feliz.
– ¿Lucho?
Elay, ¡lo que faltaba!
-¿Tan feo soy, que esta alucina ahora con Tilín?
-pensé yo, mirando mis nalgas de perro apoyau en un tacú, nalgas de tabla que ni se reflejaban en nuestra puerta de blindex.
Entonces ella me dijo:
– Hombre de mi vida, ¡Lucho Fernando Camacho anunció que empezará desde Santa Cruz un proceso de país federal!
Ahhh, suspiré aliviado.
Habla del petiso de la gorra.
El hombre de la foto.
¡Federalismo!
El sueño de todo cruceño que conoce su historia.
No puej.
Ahí nomaj le conté a mi asiática; le dije que desde diciembre de 1.876 y durante casi tres meses, Santa Cruz fue federal.
Le conté que Hilarión Daza envió al ejército, que no paró hasta fusilar al hombre que lo hizo posible.
También le conté que hubo cruceños que se pusieron al lado del gobierno y que las distinguidas damas cruceñas de la época, entregaron medallas de agradecimiento a Carlos de Villegas, el ministro del Interior de Daza. Lo premiaban agradecidas, por haber asesinado al impulsor del Federalismo Cruceño, el Dr. Andrés Ibáñez.
Mi asiática estaba espantada.
– ¡Eso no pasará ahora!
-me respondió firme.
Y entonces dijo con firmeza, con esa voz segura que tienen las mujeres del Movimiento Ana Barba:
– «Nada carajo»
– «Aunque los centralistas nos griten separatistas, aunque los tibios y vendidos cruceños rebuznen, aunque los indiferentes miren pa otro lado, aunque haya alcaldes o empresarios masistas, este proceso federalista no se detiene»
-dijo ella, plantándole un beso a la foto.
No puej…
Ahí nomaj le planté un estate quieta verbal.
– Bueno, bueno, ¡calmá tus hormonas, ojos de alcancía!
-le dije parador.
Y bueno…
Hoy amanecí muy entumecido y mal dormido; violado salvajemente por los mosquitos y con mi ánimo y cara más fea que los TikTok de Jhonny, con la ropa más arrugada que pañuelo e borracho y escribiendo…
Desde el asiento trasero de la peta viajera.
Fuente: El Escribidor