Con temor, volvimos a lo mismo. Y, es que una sociedad que no aprende de sus errores, está encaminada a volver a repetirlos. Somos un país golpeado, socialmente y emocionalmente ¿por qué lo digo? Porque no hemos podido, como sociedad y sobre todo en la política, lograr una complementariedad de los opuestos.
Pasamos, veintiún días de paro hace un poco tiempo, después tuvimos que sobrevivir medio año en confinamiento obligatorio para poder luchar contra el covid y a pesar de que hemos sido golpeados políticamente y socialmente, no aprendimos nada.
No pudimos acercarnos en nuestras diferencias tanto sociales como ideológicas, siempre creyendo que yo, tengo la única razón, la verdad absoluta, y no es así, el éxito radica en la complementariedad de los opuestos, radica en que de una buena vez, dejemos de pensar en nosotros mismos y pensemos en el otro, como si fuera mi hermano.
Y es que la tendencia es que el que sube haga sufrir al que no subió, y el que está en el poder someta al que no lo está, y el que es más fuerte oprima al más débil. Con este pensamiento ¿Dónde iremos a parar?
“Solo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte”, gritaba Mercedes Sosa en su famosa canción. Realmente tengo pena por esta sociedad que estamos dejando a nuestros hijos, y, no culpo a los azules, a los verdes, a los naranjas, a lo amarillos o a los rosados. Nosotros, somos los culpables, nosotros como sociedad, como pueblo y como personas somos los culpables de tropezar dos veces con la misma piedra, si nuestro poder está en el voto, pero cada elección no elegimos a los mejores porque prefieren estar en su casa en vez de salir y luchar para que sean ellos, los mejores los que nos gobiernen.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Con odio, con resentimiento, con rencor, no se sanan las heridas, estás se vuelven más profundas y carcomen el corazón, los huesos y pudren el alma. Las heridas se sanan con perdón y un país crece, con amor, apegado a Dios y a su sabiduría. Tengo ganas de llorar, de gritar, pero escribiendo esto se me pasa un poco.
José Fernando Suárez Sanguino
Comunicador Social