A la joven uyunense la tuvieron que amputar a causa de un cáncer. Volvió a aprender a caminar con una prótesis y hace poco se casó con el papá de su hijo.
Gastón Brito / La Paz*
Conocía a Paola Cruz el 6 de julio de 2019, luego de que le habían amputado la pierna a causa del cáncer. Paola en esa fecha tenía 15 años cumplidos y un niño de un año, llamado Joel.
Foto: Gastón Brito
Ese día no pude hablar con Paola, ya que seguía bajo los efectos de calmantes. Al día siguiente volví al Hospital de Clínicas para conversar con su mamá. Le dije que quería hacer una historia sobre la salud de su hija, pero Miriam, la madre, no quería que haga fotos ni nada, ya que, según algunas de sus creencias, hacerle fotos en esta circunstancia traería mala suerte. Al escuchar la negativa de la madre, me ofrecí para hacer un video y subirlo a las redes sociales, y conseguir algún tipo de ayuda. Ella aceptó.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Foto: Gastón Brito
Al día siguiente hablé con Miriam para comunicarle que había una persona interesada en donar una silla de ruedas para Paola. De esta manera fue que la familia aceptó que pueda documentar esta historia.
Desde ese 6 de julio de 2019 -cuando empecé a documentar esta historia- hasta el 22 de octubre -cuando la terminé con la boda de Paola en Uyuni- mantuvimos contacto muy a menudo. Viajé varias veces para visitarla y cuando ella venía a La Paz para sus quimioterapias siempre nos encontrábamos para charlar y ver cómo estaba.
Recuerdo que su ultimo día de quimioterapia también fue el primero en que le hicieron pruebas para un molde de yeso de la que sería su prótesis. Paola lo pasó muy mal, ya que tuvo que estar de pie sobre un molde por alrededor de una hora, entre la debilidad y los vómitos.
La pandemia retrasó todo el proceso. Sólo después de varios meses y por lo menos 10 viajes a la ciudad de La Paz, cuando la cuarentena se flexibilizó, fue posible que Paola recibiera su prótesis. Así, la joven pudo cumplir su sueño de caminar hacia el altar el día de su casamiento, con las dos extremidades, como ella y su familia soñaban.
Foto: Gastón Brito
“Es un tumor maligno”
El problema de Paola empezó, según cuenta su madre, después de una caída en el colegio que le produjo un golpe y un pequeño corte en la rodilla. Después de revisarla, un médico de Uyuni le hizo una curación como cualquier otra. No parecía nada grave.
Meses después, un día cuando Paola estaba en casa con su madre, de pronto la pierna no la sostuvo y fue directo al suelo. Alarmada, su familia la llevó a un hospital en Uyuni, donde los médicos se dieron cuenta de que la joven tenía un tumor en la pierna y precisaba una biopsia.
En Uyuni no había equipos; por lo que para el estudio la joven viajó a Oruro, donde los médicos que la revisaron, la remitieron de emergencia a la ciudad de La Paz para que se realice la biopsia.
Miriam recuerda que apuntó el número telefónico de un médico, que finalmente nunca respondió. Fue gracias a una asociación de personas con cáncer que la familia logró que en enero de 2019 se realizara la biopsia a Paola. El resultado fue devastador: era un tumor maligno.
Comenzó el tratamiento de la joven. Y para acompañarla durante meses Miriam, su pareja y el hijo de Paola vivieron en un alojamiento, gastando el poco dinero que tenían ahorrado.
La madre comenta que cuando los médicos informaron que tenían que amputarle la pierna, Paola se asustó mucho y no quiso someterse a la operación.
“Los médicos a veces no saben hablar. Le dijeron a mi hija de 15 años que unos días antes habían amputado la pierna a un hombre y él habría fallecido a los pocos días”, recuerda Miriam y tampoco olvida la reacción de Paola: “Prefiero morir con mis dos pies”, decidió la joven.
En ese momento pidieron el alta y partieron a Uyuni.
“Paola está agonizando”
Miriam cuenta que la salud de su hija se deterioró cuando retornaron a Uyuni. La parte de la pierna donde habían realizado la biopsia empezó a “reventar”. Familiares y amigos les daban consejos de medicina naturista pero nada impedía que el tumor continuara creciendo y afectando la pierna y salud de Paola.
Unas semanas antes de la amputación, la joven dejó de comer y de beber agua. Entonces su madre se preocupó mucho más e insistió para que Paola vaya al hospital. “No quiero ir al hospital porque por culpa de los doctores de aquí estoy mal. Si me hubieran atendido a tiempo nada de esto habría pasado”, fue la respuesta de su hija.
Miriam no olvida el día en que entró a la habitación de Paola y ella no la pudo reconocer. Al revisar la pierna vio que tenía un hueco a la altura de la rótula, la cual se había convertido en algo “como una esponja”. Toda la extremidad estaba morada, con ampollas. Paola gritaba de dolor.
Fue ahí cuando Miriam decidió llamar a su hijo, que vivía en ese tiempo en Cochabamba, para decirle que su hermana estaba agonizando.
El hermano viajó a Uyuni para convencer a su hermana de que debía aceptar la amputación de pierna para salvar su vida. Le recordó que tenía que cuidar a su pequeño hijo, ya que su mamá ya los había cuidado a ellos dos: “Tienes que luchar por tu wawa”. Finalmente Paola aceptó.
Miriam cuenta que el 24 de mayo de 2019 llevaron a Paola en un bus directo hasta La Paz en un viaje de alrededor 10 horas. El 25 de mayo, cuando llegaron al Hospital de Clínicas, “no nos quisieron atender”, recuerda con pena la madre.
Paola permaneció por más de dos horas en el hospital público paceño sin recibir ningún tipo de atención. Sus familiares lograron hablar con un médico del área de oncología, donde por fin internaron a la joven.
Luego de tres días de hospitalización y de estudios, la salud de Paola volvió a quebrarse y, como describe su madre, “empezó a agonizar nuevamente”.
Los oncólogos advirtieron que si no la operaban de inmediato la joven moriría. Y fue el doctor Quiroga quien se encargó de la amputación. La operación comenzó a las 16:00 y se extendió hasta pasadas las 21:00. “Lo peor había pasado”.
Siguieron meses de quimioterapia, recuperación y fisioterapia. Paola tuvo que volver a aprender a caminar con su nueva prótesis para dejar las muletas.
Foto: Gastón Brito
De pie ante el altar
Foto: Gastón Brito
Paola se casó el 2 de octubre con su pareja y padre de Joel, en dos ceremonias en Uyuni. El matrimonio civil se realizo en el medio del Salar y tanto los novios como padrinos se vistieron con ropa tradicional de la región. Pasado el mediodía se unieron en la iglesia de Uyuni, para terminar con una fiesta.
Después de la dura batalla, Paola cumplió su sueño.
Si me hubieran atendido a tiempo y detectado el tumor en mi pierna antes, quizás nada de esto habría pasado
Paola
* @soyelgas es fotoperiodista.
Fuente: paginasiete.bo