El navío, valuado en 530 millones de euros, era propiedad del magnate Andrey Melnichenko, quien figura en la lista de personas a sancionar de la Unión Europea por la invasión de Ucrania
Las autoridades italianas han confiscado el yate a vela más grande del mundo, propiedad del magnate ruso Andrey Melnichenko, cuando se encontraba atracado en el puerto de la ciudad de Trieste (nordeste), informaron este sábado fuentes gubernamentales.
Melnichenko, uno de los hombres más ricos de Rusia, fundador del banco MDB y con inversiones en el sector petroquímico, figura en la lista de oligarcas a sancionar de la Unión Europea (UE) por la invasión de Ucrania lanzada por el régimen de Vladimir Putin.
El Gobierno italiano de Mario Draghi sigue incautando los bienes de los oligarcas rusos en el país, después de que el pasado 5 de marzo bloqueara 150 millones de euros (163 millones de dólares) en activos bloqueando yates y villas.
Posteriormente también se dictó y ejecutó otra orden contra el yate “Lena”, de Gennady Timchenko, situado en el puerto de San Remo, con un valor estimado de aproximadamente 50 millones de euros (54 millones de dólares), según las mismas fuentes.
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Así como una suntuosa mansión del siglo XVII, la villa Lazzareschi, situada en las colinas de Capannori, cerca de Lucca (Toscana, centro) y que fue adquirida en 2018 por tres millones de euros por el empresario ruso Oleg Savchenko.
De estilo moderno, de 119 metros de eslora, fue diseñado por el arquitecto Philippe Starck y construido en el astillero alemán Blohm & Voss hasta su entrega al empresario en el año 2008.
Un oligarca cercano al Kremlin advirtió a Putin que las expropiaciones llevarían a Rusia “de vuelta a 1917″
Potanin, que dirige la compañía minera Nornickel, trazó el paralelo mientras el gobierno de Vladimir Putin busca cómo responder a las sanciones occidentales masivas contra Moscú por su invasión a Ucrania.
Las confiscaciones no se han anunciado, pero se han planteado como una idea para devolver el golpe a Occidente.
“Esto nos llevaría cien años atrás, al año 1917, y las consecuencias de tal paso serían la desconfianza global hacia Rusia por parte de los inversores, que se sentiría durante muchas décadas”, subrayó.
Una oleada de empresas occidentales, desde H&M hasta McDonald’s e Ikea, han suspendido su trabajo en Rusia desde que Moscú lanzó su incursión en Ucrania.
“Personalmente, mantendría esta oportunidad para ellos”, agregó.
(Con información de EFE y AFP)
Fuente: infobae.com