Bill Gates llleva más años siendo un filántropo de los que estuvo al frente de Microsoft, empresa que fundó y de la que salió la mayor parte de los más de 120.000 millones de euros que, sobre el papel, aún conforman su fortuna personal. Sigue siendo uno de los hombres más ricos del mundo, pero él y su exmujer, Melinda French Gates, acaban de anunciar una donación sin precedentes a la Fundación que presiden y a la que dan nombre: casi 20.000 millones de euros, “que transferiré a los fondos de la Fundación este mismo mes”, como anunciaba Bill en su blog. Que se unen a los 35.000 que ya había donado en lo que va de siglo. Y que convierten a los divorciados en los mayores filántropos de todos los tiempos.
En su blog personal, Bill Gates anunciaba que esto es sólo un paso en un plan que lleva largo tiempo gestándose, y que pretende que para 2026 la Fundación gaste cerca de 9.000 mil millones de euros al año en ayudas al desarrollo (un capítulo en el que España, por ejemplo, tenía previsto gastar 3.500 millones de euros este año entre Gobierno, Comunidades, Ayuntamientos y otras instituciones), convirtiéndola en una de las mayores herramientas de desarrollo del planeta. En una entrevista a Forbes, Bill calculaba que con ese impulso sólo habría cuatro o cinco países en todo el mundo que aportasen más a buenas causas que la pareja. Melinda y Bill se divorciaron hace un año, tras 27 años de matrimonio, entre las acusaciones de infidelidades que pesaban sobre Bill en sus años de Microsoft y las informaciones sobre sus contactos con Jeffrey Epstein. Pero siguen unidos en la Fundación. Bill declaraba en la entrevista con Forbes que “las buenas noticias son que, incluso en los momentos difíciles del divorcio, que por suerte ya quedaron atrás hace más de un año, fuimos capaces de trabajar de forma constructiva en la Fundación. Y tenemos unas cuantas cosas en las que ella es mejor que yo, y nos apoyamos mutuamente”.
Gates resumía esa asociación diciendo “Eh, somos muy buenos socios a la hora de llevar la Fundación, siempre lo hemos sido”. Melinda, según Bill, siempre está atenta hasta el último detalle de las causas en las que se embarcan. Ambos también han coincidido en una meta que se pusieron hace años, y que es la que ahora empieza a coger velocidad: la de donar en vida toda su fortuna –salvo una pequeña cantidad para sus hijas, del orden del 0,1%–. Que ahora Bill formulaba en su blog de la siguiente manera:
«Mi plan [para el futuro] es donar toda mi fortuna a la Fundación, más allá de lo que gasto en mí y en mi familia. Fuera de la Fundación invierto y dono en temas de salud en Estados Unidos, incluyendo el Alzheimer. Y a través de Breakthrough Energy [su fondo de inversión contra la emergencia climática], seguiré invirtiendo y dando dinero para mitigar el cambio climático. Espero que el trabajo en estos sectores también haga dinero, que también irá a la Fundación. Descenderé y eventualmente desapareceré de la lista de los hombres más ricos del mundo. Dar este dinero no me supone ningún sacrificio. Me siento privilegiado a la hora de poder afrontar estos grandes restos, disfruto el trabajo y creo que tengo una obligación para devolver mis recursos a la sociedad e la manera en la que tengan el mayor impacto posible a la hora de mejorar vidas.