Con la convicción intacta


Cinco semanas de paro cívico solo han logrado profundizar mi convicción en la fortaleza de Santa Cruz y sobre todo en la de su gente. Esa gente que estoicamente está en su rotonda o en su punto de bloqueo por una causa que considera más que justa y que, desde su perspectiva, es necesaria para el desarrollo de Santa Cruz y el de toda Bolivia. Sin embargo, los resultados de nuestra lucha fueron esterilizados por quienes detentan temporalmente el gobierno. Si pensaron que, imponiendo su ley, acabarían con la certeza que justifica nuestra demanda, debemos afirmar que nuestro convencimiento en la legitimidad de nuestra lucha no ha sido alterado.

El cabildo del 13 de noviembre pasado – un cabildo convocado sin ningún nombre- al que deberíamos llamar ‘el cabildo de la convicción’, fue la mayor concentración humana que se ha visto en la historia de Santa Cruz y del país. Con la fuerza de un turbión llegó la gente a los pies del Cristo Redentor y demostró, especialmente a los que no quieren ver, la fortaleza de sus convicciones. Lo que pudimos evidenciar ese domingo es que Santa Cruz cuenta con su gente y que la gente nunca le ha fallado.



El planteamiento central del cabildo fue la urgente necesidad de analizar nuestra relación con el estado. Analizar la realidad es un derecho que todos tenemos y el ejercicio de este derecho no vulnera nada ni a nadie. Tenemos también la obligación de definir nuestro futuro a partir del resultado de ese análisis. Fue tan disruptivo el planteamiento del cabildo que la respuesta del gobierno no fue nada novedosa, siguió la tradición estatal usando el epíteto favorito para desprestigiar las demandas cruceñas, siempre acusadas de separatistas.

Las distintas narrativas que, en casi dos siglos, se han creado sobre Santa Cruz y los cruceños, siguen vigentes y algunas han vuelto a cobrar fuerza. La primera de ellas, que los cruceños somos flojos y que Santa Cruz se transformó por el trabajo de otros, afirmando además que, desde 1825 somos el departamento que más ha recibido de los fondos del estado, nada más alejado de la verdad histórica.

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La segunda, que los cruceños deben abandonar Santa Cruz. Ya nos los dijeron el 2 de noviembre de 1957 y ahora un dirigente de la COB afirmó que éramos croatas y que nos daban 72 horas para abandonar nuestro departamento, porque según él les pertenece. Un joven me comentó: nos dieron 72 horas y recibimos un Latin Grammy. El joven hacía referencia al premio obtenido por el cruceño Vladimir Suárez, un orgullo para todos. El acusarnos de crotas, lejos de provocar la ira popular, agudizó el espíritu emprendedor que nos caracteriza y llevó a que miles de personas usen la camiseta de la selección de fútbol de Croacia, pero cruceñizada, y sin quererlo nos llevaron al mundial.

Durante los días vividos en el paro cívico más largo de nuestra historia hemos constatado que el gobierno central no duda en usar la violencia para disuadirnos de la lucha y, lo único que ha logrado es persuadirnos de que estamos pidiendo algo justo. El uso abusivo de la violencia ha provocado que la población cruceña pierda el respeto por la policía boliviana, más aún cuando uno de sus miembros descargó un gas lacrimógeno en el carrito de una bebé. Ante el silencio cómplice de quienes dicen defender a la niñez, una concejala MAS, revictimizó a la víctima, acusando a la madre de ser la responsable del hecho por tener a su bebé en la calle a la mitad de la noche,

En este paro, el sentido de comunidad es el que más desarrollado entre los distintos grupos y sectores sociales. Los millennials y centennials han podido vivir en carne propia, lo que los mayores le contaban sobre las luchas cívicas y los abusos de los gobiernos centrales. Para ellos era solo pasado, el cerco de Surco de 2008 apenas está en su memoria y los 21 días del 2019 fueron vividos como una lucha nacional. Este paro es historia vivida y en los próximos cincuenta años estará presente en la memoria colectiva de todos y cada uno de nosotros, eso es lo que se llama el conocimiento social. El conocimiento a partir de la vivencia.

Todas y cada una de las acciones del gobierno del MAS han reforzado nuestra convicción, como dijo Gandhi: “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo, no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”. Aunque no haya censo, hay convicción y contra ella ningún gobierno tiene poder.

Paula Peña Hasbún


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