Opex o Capex; un gran dilema

 

Cuando se trata de tomar decisiones estratégicas y financieras en una empresa, una de las decisiones más importantes, es si utilizar un modelo de gasto operativo (Opex) o un modelo de gasto de capital (Capex) para afrontar las necesidades del negocio. Estos modelos representan dos formas diferentes de invertir y pueden tener un impacto significativo en la rentabilidad a largo plazo.



En términos simples, Capex se refiere a la inversión en activos de larga duración, como maquinaria, infraestructura, terrenos, etc. Estos gastos se capitalizan registrados como activos en el balance y se amortizan o deprecian a lo largo de su vida útil.

Por otro lado, Opex se refiere a los gastos necesarios para mantener la operación de un negocio, como el salario de los empleados, costos de servicios básicos, alquiler de oficinas, entre otros. Estos gastos se consideran deducibles de impuestos y se contabilizan como gastos en el estado de resultados.

Uno de los principales factores a considerar al elegir entre Opex y Capex; es la disponibilidad de efectivo. Elegir un modelo Capex puede tener un efecto importante en el flujo de efectivo y la rentabilidad a corto plazo, mientras que el Opex suele ser escalable, predecible y a la larga, incluso más económico.

Un buen ejemplo para entender estos conceptos se da en la elección entre contratar un servicio de nube (Opex) o la construcción de un centro de datos propio (Capex). En este caso, la nube es la mejor opción debido a su flexibilidad y escalabilidad por lo que esta permite a las empresas ajustar su capacidad de procesamiento de datos a medida que cambian sus necesidades.

Por otro lado, la nube no requiere una gran inversión inicial, lo que significa que la empresa puede destinar más recursos a su core (núcleo) de negocio u otras áreas importantes, como marketing, investigación o desarrollo de nuevos productos.

Otro ejemplo, es cuando una empresa necesita transportar su producto al mercado, puede considerar la opción de un servicio de distribución (Opex) o la compra de camiones propios (Capex). En el primer caso, la empresa pagaría una cuota mensual por el servicio de distribución, mientras que, en el segundo caso, la empresa tendría que invertir una gran cantidad de dinero en la compra y mantenimiento de los camiones, además de la contratación de choferes y cargadores.

Uno de los mayores errores al comparar estos modelos es obviar que el Capex siempre tiene costos ocultos adicionales a la inversión inicial. Al pensar en un modelo Capex, es indispensable realizar un análisis financiero llamado TCO (Costo total de propiedad) para descubrir los costos directos e indirectos de la inversión.

Siguiendo con el primer ejemplo, si se elige construir un centro de datos propio, los costos directos serían: infraestructura y equipos. Los indirectos por otro lado, serían: consultoría, gasto de energía eléctrica, mantenimiento, seguridad, personal capacitado, certificaciones, limpieza, póliza de seguro, depreciación, etc.

Es evidente que el modelo Opex es el más adecuado en la mayoría de los casos, siempre y cuando se tenga un buen SLA (Acuerdo de nivel de servicio) para garantizar que el proveedor de servicios cumpla con los estándares de calidad y servicio esperados.

En resumen, la elección entre Opex y Capex no es fácil, pero se debe considerar cuidadosamente antes de tomar una decisión. Al final del día, lo más importante es seleccionar el modelo que mejor se adapte a las necesidades de la empresa y su rentabilidad a largo plazo.

 

Roberto Ortiz Ortiz

Ingeniero comercial