Este 26 de abril, se conmemoran 388 años del fallecimiento de Cristóbal de Mendoza (1590-1635). Gran sacerdote jesuita cruceño, es venerado casi como santo al sur del Brasil debido a su legado caritativo durante la época virreinal.
Nació a fines del siglo XVI, en Santa Cruz la Vieja, y creció rodeado de los recién llegados jesuitas. La vida religiosa le llamaba más la atención que la militar, razón por la cual decide partir hacia el sur, rumbo a Córdoba del Tucumán en la actual Argentina, donde se formaba a los sacerdotes en la Compañía de Jesús.
En 1610, ya con los jesuitas, Cristóbal empieza a formarse intelectual y espiritualmente. Conoce la obra teológica del gran Francisco Suárez y despliega su habilidad de hablar lenguas indígenas fluidamente junto a sus compañeros.
Más adelante comienza la obra jesuítica de nuestro recién ordenado sacerdote cruceño en 1622, cuando llega al Guayrá, región que actualmente ocupa el estado del Paraná en Brasil. Comienza a misionar en los pueblos de San Ignacio y San Francisco Javier, para luego fundar Encarnación el 9 de agosto de 1625.
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Los guaraníes le dieron al padrecito el apodo de Pay Quirito, que es como una pronunciación defectuosa de la expresión en castellano ‘padre querido’. Así, el Pay Quirito recibió mucha estima de los nativos paganos, catecúmenos y bautizados, a quienes él procuraba servir con suma entrega.
En cada misión jesuítica había siempre algo que hacer: construir albergues, carpir el monte, cazar animales, recolectar frutas, preparar la comida, rezar y oír misa. Los padres jesuitas dirigían las obras, procurando siempre que los indios obedezcan a sus propios caciques y dándoles no solo formación religiosa, sino también técnica, en rubros como la carpintería o la música.
A fines de la década de 1620, el asalto de los bandeirantes (piratas de tierra portugueses) ahuyentó a los jesuitas y a sus conversos más hacia el sur. Los padres refundaron algunas misiones y los bandeirantes continuaron con sus asaltos, pero la Compañía de Jesús no se rendía.
Los bandeirantes ejecutaban sus ataques no solo con sus propias fuerzas y armas, sino también con el apoyo de cientos de indios tupís que se aliaron con ellos. Entonces, blancos y morenos, unidos por la ambición de esclavizar a otros blancos y morenos, deambulaban por esta zona del Guayrá.
El 26 de abril de 1635, los indios tupís bajo órdenes del cacique Tayubay, dan muerte al sacerdote jesuita que trajo la paz a esta región de Sudamérica. Al Pay Quirito le cortaron las orejas, la nariz y los labios. Le arrancaron la lengua y le abrieron el pecho hasta el vientre. Murió por confesar y practicar íntegramente su fe cristiana y por despertar la envidia de algunos caciques y hechiceros, como el brujo Yaguaporó.
El lugar donde Pay Quirito sufrió el martirio se ubica actualmente en la ciudad de Caxias del Sur. Ahí se guarda recuerdo del padrecito en un recorrido turístico que incluye la fuente de agua azul, donde se dice que fue arrojado el corazón del jesuita y que se obran milagros por ella.
Es en honor al Pay Quirito que tenemos una Avenida Cristóbal de Mendoza al norte de Santa Cruz de la Sierra, o un colegio con el mismo nombre en el 2º anillo oeste. También existe un instituto estatal de educación denominado así en Brasil.
Cristóbal de Mendoza, sacerdote cruceño, es venerado casi como santo en Río Grande del Sur, donde lo tienen como patrono de los ganaderos. Él fue quien dirigió una caravana que llevó ganado vacuno y, por tanto, comida, a las misiones de aquella zona cuando se vivía mucha escasez de alimentos.
Hernando Sanabria Fernández escribió Cristóbal de Mendoza: apóstol de los guaraníes, un libro que narra magníficamente la vida y obra de este gran personaje cruceño. También en el programa Semblanzas de La Voz Universal TV, hemos procurado honrar su legado en dos episodios.
Aarón Mariscal