Imagine que Santa Cruz es libre. Que exporta, que es una metrópoli ordenada y limpia. Que nuestra policía está completamente llena de valores y deseos de servir, que la Justicia es administrada por los más aptos y probos juristas y defensores del derecho humano. Que no existe nada que nos impida ser felices.
¿Es posible en Bolivia, realizar semejante sueño? Yo pienso que sí. Cuando nuestro padre fundador, Don Ñuflo, comprendió la abundancia de la cual estaba rodeado, nos mandó: “A poblar y desencantar la tierra”, pues le fue realizada la visión de que era un derecho natural de las gentes del lugar, la exportación, el desarrollo y disfrute de toda la maravillosa abundancia en la cual fuimos fundados. Pero, ¿qué sucede que no estamos logrando cumplir con el mandato que nos dejó? ¿Acaso nos mandó: “A corromperse y a medrar del Estado”? De qué terrible mal nos hemos contagiado los cruceños, que abandonamos nuestros sueños, para haber sido absorbidos y reducidos nuestros espíritus, por monstruo del centralismo corrupto.
Instituciones, miles corruptas, agentes de la seguridad corruptos, justicia absolutamente inexistente, políticos llenos de odio, decidiendo sobre nuestros derechos, a exportar, a vivir en paz, a ser felices, resoplando en los medios cifras, datos y hechos que nadie cree. ¡Robar! Es el sueño del servidor del centralismo, enseñan a sus hijos a hacerlo, y robarán, hasta que no quede a nadie más a quien robarle, y empezarán a robarse entre padres e hijos… Y, sin embargo; ese no es el destino que la abundancia de la selva nos legó a nosotros, hijos del Patujú.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Parece no haber salida, se han intentado muchas cosas, durante más de 198 años y, si bien se ha avanzado en muchos aspectos, por la visión grande de hombres y mujeres que, en las luchas cívicas y políticas de nuestro departamento, han sabido apuntar y avanzar contra el terrible centralismo corrupto, para el bien de la nación toda, en estos tiempos, todos sentimos la profundidad del abismo y nos preguntamos, si esta vez hay salida.
Ese mal, que impregna todo en nuestra nación, debe ser identificado con nombre y apellido, y no es otro que el centralismo corrupto. ¿Qué puede hacer un ciudadano común, ante un adversario tan grande, que ni los grandes líderes parecen capaces de vencer?
La historia nos dejó una enseñanza, cuando perdimos a un gran caballero, hablamos de don Noel Kempff Mercado, asesinado por uno de los hijos del centralismo. Cuando la sociedad civil, los ciudadanos comunes, reconocieron que no era posible convivir con los promotores del narcotráfico, en otra época, empezaron a despreciarlos y a relegarlos socialmente. Bien, imagine que Santa Cruz es libre: la única forma posible, es comprendiendo en nuestro propio espacio personal, que no depende del político, ni del partido, ni de la época electoral, sino del rol protagónico que cada quien debe tomar, para despreciar a los servidores del centralismo corrupto. En cuanto el parásito del Estado, demagogo, mentiroso y ladino se sienta despreciado él y los suyos, la vergüenza social hará lo suyo, y habremos entre todos, logrado un poder formal contra este mal, que es la razón y la búsqueda de nuestra libertad, hoy secuestrada por la corrupción de Estado.
¿Nos amedrentarán, secuestrarán, mentirán en los medios contra nosotros, por despreciar la corrupción? No quisiéramos tener que perder a otro gran caballero o dama, como cuando perdimos a don Noel, para tener una razón válida para empezar a cambiar de acera, cada vez que un corrupto pase a nuestro lado. Tenemos derecho a ser libres. Santa Cruz nació para ser grande, que no nos roben hasta nuestro sueño.
Nicolás Villarroel S.
Escritor