En París América entrevistamos a Jonathan Bock Ruíz, director ejecutivo de la Fundación para la libertad de prensa (FLIP), sobre el llamado de atención que hizo esa organización a Petro, luego de que el mandatario publicara varios mensajes en Twitter criticando duramente nuevas denuncias periodísticas sobre la presunta financiación ilegal de su campaña.
Caracol, uno de los mayores medios de Colombia, publicó esta semana una investigación periodística sobre la presunta entrada de dineros ilícitos a la campaña de Petro en el Casanare, departamento de la región central del país. En este nuevo caso han sido vinculados el narcotraficante Juan Carlos López, alias ‘Sobrino’, y su esposa. Los dos habrían respaldado la aspiración de Petro a la presidencia, según el canal.
La «Fundación para la libertad de prensa’, un organismo con sede en Bogotá que defiende la libertad de expresión, hizo un llamado de atención al mandatario colombiano a raíz de varios mensajes que publicó en Twitter.
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«La preocupación que tenemos desde la FLIP es por una constante del presidente: utilizar varios adjetivos descalificando el trabajo de los medios de comunicación o de la información que se relaciona con él», dijo a RFI Jonathan Bock Ruíz, director ejecutivo de la FLIP).
«En este caso Petro había advertido de entrada que toda la información publicada por Caracol era falsa. Según él, era una información que buscaba desviar la atención de otros asuntos. Dijo incluso que se trataba de una actitud que buscaba el derribo de su gobierno. Todos esos adjetivos, en boca del mandatario, son estigmatizantes y generan un ambiente intimidatorio», agrega Bock Ruiz.
Estrategia de intimidacion y riesgos de autocensura
«Además, no es la primera vez que Petro se refiere a un medio señalando una actitud sediciosa que busca derribar a su gobierno», recuerda Bock Ruiz. «Esas palabras están en sintonía con una estrategia de generar un cierto ambiente en el que los medios de comunicación son impulsores de un golpe blando en su contra», agrega.
No se trata de negarle al presidente su derecho de solicitar una rectificación, señalar una diferencia con respecto a la información que se ha publicado o complementar un dato, pero existen mecanismos para hacerlo, aclara el director ejecutivo de la FLIP. «De hecho, el canal respondió diciéndole que todos los datos habían sido corroborados con la evidencia necesaria», subraya Bock Ruiz.
Las reservas de la FLIP tienen que ver con los adjetivos que empleó el mandatario. «Lo que no puede suceder, y es el centro de nuestro llamado de atención, es que utilice esos comentarios descalificativos. Además, de esta manera fomenta una especie de duda sobre su capacidad para llevar a juicio a un medio. Si bien ésa es una herramienta legítima a la que puede recurrir el presidente, no es deseable tener que llegar hasta esa instancia para dirimir una diferencia con respecto a un contenido periodístico».
Bock Ruiz recuerda que existe una sentencia de la Corte Constitucional en Colombia, pero también sentencias de otros organismos internacionales, que reiteran que los estándares de libertad de prensa son muy claros frente a los mandatarios públicos y a los funcionarios.
«Se les recuerda que ellos no tienen la misma libertad de expresión que los otros ciudadanos. O que tienen que ser más tolerantes a las críticas y a las publicaciones de los medios. Ellos tienen que velar por un clima óptimo que no genera autocensura. Pero en el caso de Petro está ocurriendo todo lo contrario. Cuando un presidente, el jefe de Estado, la máxima autoridad del país, escribe en su cuenta de Twitter, seguida por más de 6 millones de usuarios, que un medio de comunicación quiere derribar a su gobierno, lo que está generando es un ambiente de intimidación», concluye Bock Ruiz.