El látigo de Lu Campero

La diputada ha encontrado sus propias fórmulas de canalizar sus denuncias ante la pasividad de su bancada y el intento de ninguneo del gobierno

El látigo de Lu Campero

Luciana Campero en votación

Fuente: El País de Tarija



Ser mujer y ser joven son lindas cualidades para la campaña electoral, dicen los jefes de campaña, pero luego, los políticos profesionales prefieren que ese tipo de perfiles se retiren poco a poco de las bancadas, por las buenas o por las malas, porque más vale un “momento colorao que cien amarillos” y todas esas frases hechas que hacen a este evento, porque se vuelven incontrolables y pueden llegar a brillar por su lado. Este corporativismo de los viejos políticos funciona por encima de las propias bancadas.

Luciana Campero Chávez no ha cumplido los 30 años y ya se ha colocado en la terna de los diputados más incómodos para el gobierno de Luis Arce. En su alianza dicen que les cuesta seguirle el ritmo para justificar que sus denuncias apenas tengan eco en los órganos oficiales de la bancada, grupos de mensajería, twitter, etc. Poco le importa.

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Esta semana el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, utilizó uno de los recursos más manidos y menos elegantes para eludir sus denuncias: calificó como “cosas de mujeres” las observaciones sobre los defectos de seguridad y otras fallas que la DGAC tolera en el aeropuerto Oriel Lea Plaza de Tarija y que no permitiría en ningún otro. Montaño trataba de desbaratar así la presión de Campero y, sobre todo, sus métodos: harta de que nadie le tire un quinto pelota a sus Peticiones de Informe Oral o Escrito, hace ya más de un año que enfrenta sus denuncias celular en mano interpelando a pie de calle y con una activa actividad en las redes sociales.

Sin su método tal vez no nos hubiéramos enterado de algunos de los movimientos políticos más importantes al interior de la bancada de Comunidad Ciudadana en lo que respecta a Tarija: Luciana es la diputada suplente de Edwin Rosas, ex presidente de la Fedjuve durante la gestión de Rodrigo Paz en la Alcaldía y a quién le reservaron la C40 en las elecciones de 2020. En la elección de las Directivas de 2022, Rosas se coló en la plancha del MAS para obtener una segunda vicepresidencia en contra del criterio de su partido. Campero lo grabó y denunció como tránsfuga de forma implacable, Carlos Mesa puso un tuit… y ahí sigue Edwin Rosas.

La otra forma de desacreditar a Campero es la de señalarla como “la mandada” de alguien, dibujarla como un títere al servicio de los intereses de quién sabe qué, y es que estuvo cerca de los activistas de El Búnker antes de que se constituyera en plataforma electoral y por la propia dinámica del programa, actuó de alguna forma de ariete. Ella misma ha empezado a reconfigurar sus aportaciones para garantizarse no el protagonismo sino la eficacia de la denuncia misma: debe de llegar. Con todo, quien crea que Campero puede ser un títere evidencia su desconocimiento.

Su trayectoria política, naciendo en el 94, pues es evidentemente corta, pero básicamente se caracteriza por haber tenido el valor suficiente para hacerse cargo. Hija de padre ausente, parte de la “tarijeñidad tradicional”, antes de saltar a la política trabajó muchos años en Plus TV, en la producción de Tops en la Mira, que se había convertido en el programa favorito de los políticos para colocar sus mensajes, por lo que aprendió a lidiar con lo peor de su futuro oficio antes siquiera de pensar formar parte de él. Después del referéndum de 2016 sintió que podía dar el paso y lideró una de esas plataformas transversales, siempre en apronte, más virales que visibles, que después arroparon a Carlos Mesa por ser el candidato más viable de entre los que había sobre la mesa. Así, Luciana Campero era parte de Comunidad Ciudadana antes incluso de que hubiera Comunidad Ciudadana y no le debe nada a nadie.

Lo cierto es que Luciana decidió hacer política con su voz rasgada, su cara lavada, su teléfono y sus redes porque le vino en gana, no porque nadie le calentara la oreja, no porque nadie hiciera cálculos sobre lo que podrían ganar desde dentro. Al contrario. Por eso le temen los unos y los otros. Vaya si le temen.

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