Los Jichis reciben a Ignacio Tomichá Chuvé

Gran recibimiento a Ignacio Tomichá Chuvé, Una de las voces más lúcidas y comprometidas de la cultura chiquitana monkóx.

María Pía Franco y Claudia Vaca



Santa Cruz.- Una de las voces más lúcidas y comprometidas de la cultura chiquitana monkóx, de la Santa Cruz y la Bolivia profundas, donde están las raíces y las fibras más íntimas de la identidad de una sociedad…, una de esas voces, de las pocas que quedan, ha partido intempestivamente.

Nos referimos a Ignacio Tomichá Chuvé, nacido en Naranjito, allá entre los latidos de San Antonio de Lomerío (1985), de abuelos y padres hablantes de bésɨro. Sus estudios escolares los hizo en la comunidad de Monte Verde y cursó intermedio y medio en Concepción. Tras graduarse en Ciencias de la Educación por la UAGRM, trabajó muchos años como profesor de bésiro en el Centro de Investigación Histórica y Pueblos Indígenas, inicialmente en Humanidades y luego a cargo de la Facultad de Ciencias Jurídicas.

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Pudo consolidar su vocación investigadora en el curso de Lingüística Descriptiva para maestros indígenas coauspiciado por la carrera de Lenguas Modernas y Filología Hispánica de la misma universidad y estaba por defender su Maestría en Derechos Indígenas y Desarrollo, para la cual había elegido indagar en la situación del bésiro chiquitano y las variantes monkóx de diez comunidades de Lomerío. En este trabajo reunió evidencias sobre la situación crítica de las escuelas y la transferencia del conocimiento, la tradición y la lengua de su pueblo, así como también proponía respuestas viables desde la autonomía de recursos y la descentralización educativa, con enfoque en el fortalecimiento del profesorado y el reconocimiento monetario suficiente para seguir aportando a la riqueza cultural de la humanidad. Visualizaba la publicación de recursos educativos y didácticos de calidad estética y literaria que recogieran la tradición oral aún viva de su pueblo. Paralelamente, fungía en estos días como profesor en la UNIBOL Apiaguaiki Tüpa, donde había sido convocado por su capacidad y su experiencia.

Inspirado en experiencias exitosas de revitalización de lenguas y en sus padres, Juan Tomichá y Gerónima Chuvé Parapaino, Ignacio aplicaba en su hogar la pedagogía del nido lingüístico (Ferreiro 2006, Dietz, 2019). Desde el núcleo familiar que fundó con su esposa, Triny Alcántara, criaban a su hijo Isai (de 7 años) en un bilingüismo aditivo, con lo que lograron demostrar, en la práctica, que en la vida urbana y en la cotidianeidad se puede fortalecer la identidad lingüística indígena y preservar el desarrollo de sus ancestros. En este sentido, son un ejemplo para la sociedad y para el mismo Estado boliviano, que se llena la boca hablando de plurinacionalidad, educación intercultural y no invierte presupuestos sistemáticos para que esto se manifieste en la cotidianeidad de las familias indígenas que luchan por conservar su patrimonio cultural y lingüístico.

Fue también fundador del programa de Voces Indígenas Urbanas junto a su primo hermano, el comunicador social José Chuvé, en el cual, desde la Radio Santa Cruz (IRFA), desarrollaban programas de difusión de cuentos, cantos, leyendas y tradiciones chiquitanas, así como entrevistas a personalidades en diálogo abierto con otras poblaciones indígenas del mundo, construyendo día a día, desde su autenticidad al hablar, cantar, ser y hacer, el modo en que se puede vivir en democracia, conservando lo propio sin despreciar lo ajeno, admirando lo semejante y lo distinto, experimentando la transculturación natural de la vida y los movimientos de un lugar a otro.

Asimismo, se desempeñaba como divulgador internacional de la cultura chiquitana monkóx mediante conferencias, artículos científicos, reflexiones y exploraciones, como hizo en el programa Semanario Latinoamericano, Red de Universidades Interculturales de Chile y Latinoamérica, la traducción de poemas y cuentos en la obra El despertar del Jichi, el IV Encuentro Nacional de Estudios Lingüísticos y Literarios o el Congreso Internacional Bobikíxh, que él mismo bautizó con esta palabra que significa ‘encuentro, celebración’, del mismo campo semántico que la minga, en el que participan investigadores de varios países. Entre sus últimas intervenciones está su conferencia magistral en el III Congreso de Memoria Oral y Voces de América (MOVA) en la Universidad de Salamanca.

Ñasio está ahora reunido con los Jichis, a quienes él cantaba, recitaba y de quienes recibía su sabiduría y sus conocimientos ecopedagógicos y mitológicos para transferirlos a la niñez y juventud interesadas.

Su muerte tan temprana deja un duelo cultural en la Chiquitania y Santa Cruz, pero deja también un legado inmenso para los estudios interculturales, lingüísticos, filológicos, educativos, sociológicos y políticos.

Su cuerpo fue velado en el barrio el Vallecito, espacio en la periferia de la ciudad de la Santa Cruz de la Sierra donde residentes que provienen de varios pueblos indígenas de la ecorregión chiquitana y guaraní de Bolivia conviven y crean comunidad en el contexto urbano, conservando su ethos y resignificando su identidad cultural.

Ñasio, los jichis te reciben con alegría; tus amigos y colegas honraremos tu legado.

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