«Es preciso y urgente cambiar el sistema capitalista»: Arce en la Asamblea General de la ONU

El presidente de Bolivia, Luis Arce, intervino este martes en el 78.º período de sesiones de la Asamblea General de la Organización para las Naciones Unidas (ONU). Centro su debate en la necesidad de «restablecer la confianza y reactivar la solidaridad» sobre las acciones a tomar por los Estados para cumplir con la Agenda 2030.

Fuente: BTV / eju.tv



Nueva York.- El presidente de Bolivia, Luis Arce, intervino este martes en el 78.º período de sesiones de la Asamblea General de la Organización para las Naciones Unidas (ONU), evento que se realiza en Nueva York, EE.UU, y centra su debate en «restablecer la confianza y reactivar la solidaridad» sobre las acciones a tomar por los Estados para cumplir con la Agenda 2030.

Al inicio de su discurso, el mandatario boliviano lamentó que la «crisis capitalista», que denunció hace un año en el anterior debate de la Asamblea General de la ONU, sigue poniendo en riesgo «a la humanidad y a la existencia misma del planeta».

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«El sistema capitalista, en su afán de imponer su decadente hegemonía, replica prácticas de dominación y explotación colonial que deberían estar ya superadas«, indicó Arce, quien participó por tercera ocasión en la Asamblea General de la ONU.

El mandatario boliviano agregó que a pesar de que en el seno de la ONU han salido muchas de «las brillantes propuestas» para avanzar hacia un nuevo orden mundial, donde haya más igualdad, estas «han sido desoídas o simplemente omitidas por intereses funcionales al salvaje sistema de explotación capitalista«, que se pone por encima a la vida de los seres humanos y la existencia del planeta.

En ese sentido, el presidente suramericano alertó que según análisis de expertos, el sistema capitalista imperante ha llevado al mundo a superar «seis de los nueve límites planetarios», en los que la humanidad y la madre tierra tienen la posibilidad de desarrollarse y prosperar.

Construcción de un nuevo orden mundial

Arce señaló que ante la «trágica situación» actual, que «empeoró aún más durante las últimas décadas de unipolaridad y unilateralidad de inacción y de compromisos no cumplidos», el mundo ahora busca resolver «los desafíos pendientes» a través de una «nueva configuración internacional», donde la gran mayoría de los países están «convencidos» en «la construcción de un nuevo orden mundial».

Este nuevo orden global, dijo, se fundamenta en un mundo «con igualdad de derechos y obligaciones, sin imposiciones de ningún tipo, sin amos ni esclavos, sin dobles raceros para medir a unos y otros, sin sancionadores ni sancionados. Un nuevo orden donde prime la solidaridad, la complementación y la colaboración por encima del egoísmo y la mezquindad».

Para avanzar hacia ese camino, agregó el mandatario, Bolivia propone siete ideas y planteamientos para crear un mundo más equitativo y justo. Entre estos puntos, dijo Arce, está declarar al mundo como un territorio de paz, poner fin a la carrera armamentista y priorizar «el diálogo sincero y la diplomacia de los pueblos para resolver los conflictos armados».

Como segundo punto, dijo, «es necesario quebrantar cuanto antes el orden internacional injusto» que agobia a los pueblos y debatir en las Naciones Unidas para construir un nuevo pacto para el futuro. En esta línea, indicó, es fundamental «eliminar la pobreza y las desigualdades», así como lograr objetivos «de manera justa y equitativa, con todos y para todos, y sin imposiciones políticas ni financieras».

Como tercer punto, añadió, «es preciso y urgente cambiar el sistema capitalista«, que en tiempos de neoliberalismo, «multiplica y reproduce las formas de dominación, explotación y exclusión de las grandes mayorías».

«La crisis multidimensional del capitalismo se ha desnudado en el contexto de la post-pandemia y se ha exacerbado por los efectos del conflicto militar en el este de Europa, y éstas no son más que expresiones de la transición hacia la configuración de un orden mundial distinto al que actualmente tenemos», acotó.

El «injusto orden mundial»

En septiembre de 2021, en su primer discurso ante la ONU, durante el 76.° Período de Sesiones, Arce denunció el «injusto orden mundial», el rol de la Organización de Estados Americanos (OEA) en golpes de Estado, como el ejecutado contra el expresidente Evo Morales en 2019, y abogó por la liberación de patentes de vacunas contra el covid-19.

En aquella ocasión también denunció la injerencia del secretario general de la OEA, Luis Almagro, así como «otros gobiernos de la región», como el del entonces presidente Mauricio Macri en Argentina, del representante de la Unión Europea, Josep Borrel, entre «otras organizaciones de origen internacional».

De igual forma se refirió «a la crisis multidimensional del capitalismo», la desigualdad entre países, la pobreza, los obstáculos para la industrialización, el acceso a las nuevas tecnologías, el alivio de la deuda externa a nivel global, la crisis climática, «la depredación desmedida de los recursos naturales», el «criminal bloqueo» contra Cuba, la imposición de medidas coercitivas unilaterales, el derecho de Bolivia a obtener «una salida libre, soberana y útil al Océano Pacífico» y la soberanía de las Islas Malvinas.

Injerencias para controlar el litio

En su segunda participación durante el 77.º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU realizada en septiembre de 2022, Arce rechazó las «injerencias y afanes de desestabilización» de la democracia en su país con el fin de controlar el litio, un recurso natural estratégico del que Bolivia ostenta las mayores reservas del mundo.

Asimismo, Arce denunció en esa ocasión que la comandante del Comando Sur de EE.UU., Laura Richardson, habló sobre el llamado ‘Triángulo del litio’, conformado por Bolivia, Argentina y Chile, y dijo que esa zona estaba «en la mira» de ese país norteamericano, por lo que pidió a la ONU tomar medidas.

El mandatario boliviano también llamó a fortalecer el multilateralismo para «enfrentar las nuevas y viejas amenazas que acechan a la humanidad», pidió declarar al mundo como «zona de paz» ante «el considerable número de conflictos armados» existentes, lamentó el incremento del hambre y propuso un programa global de soberanía alimentaria, instó a reestructurar la arquitectura financiera mundial para aliviar la deuda externa, y rechazó las «imposiciones» del Fondo Monetario Internacional (FMI).

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