La anciana elaboraba en su casa las sustancias que luego distribuía entre estudiantes de Bogotá.
Fuente: Clarín
―Hola, abuelita, ¿cómo está?
―Bien, aquí trabajando, preparando la comida.
El diálogo puede parecer cotidiano, sacado de cualquier familia. Sin embargo, forma parte de las escuchas de una banda que fabricaba drogas sintéticas, entre otras sustancias, y las distribuía en las inmediaciones de colegios y universidades de Bogotá. Mayúscula fue la sorpresa de las autoridades colombianas cuando, tras olisquear y perseguir el rastro, descubrieron quién estaba detrás de todo: una mujer de 76 años, morocha y de baja estatura, que quedó retratada con campera rosa, barbijo y la mirada baja. Le dicen «La Abuela».
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Blanca Rosa Betancourt -una variación femenina de Walter White, el personaje de Breaking Bad– se sumergía en la cocina de su casa a fabricar varias sustancias ilícitas. Su especialidad eran las gomitas que mezclaban cocaína rosa y fentanilo, que pueden ser letales. También tenía experiencia en la preparación de éxtasis, cocaína, marihuana y derivados.
Hasta llegar a ella, los investigadores tuvieron que trabajar durante un año. «Los elementos de prueba recopilados permitieron identificar a los posibles integrantes de la organización, conocer sus roles y maniobras para ocultar y vender los estupefacientes en inmediaciones de colegios, universidades y sitios de entretenimiento nocturno», explicó el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI, de la Fiscalía).
La Abuela, como también los otros tres sospechosos, quedaron detenidos. A ella ni siquiera la asistió el argumento de su edad avanzada. Los otros integrantes fueron identificados como Sergio Esteban Torres Borja, Félix Santiago Mejía Garavito y Bryan Enrique Pérez Araujo.
Se trata, según la Fiscalía, de una de las mayores bandas dedicadas a fabricar y distribuir drogas sintéticas en Bogotá. Vendían «los estupefacientes en inmediaciones de colegios, universidades y sitios de entretenimiento nocturno», apuntaron.
Las autoridades incautaron más de 500 pastillas de diferentes drogas sintéticas, 55 teléfonos celulares, bolsas plásticas con cocaína y marihuana, dinero en efectivo y un arma de fuego, detalló el ente acusador en un comunicado.
La investigación, denominada «Olimpo», incluyó cámaras ocultas con las que filmaron transacciones a plena luz del día. Y también hubo llamadas intervenidas, que reprodujo Caracol, en las que la mujer informaba sobre el avance de la preparación de sustancias.
Para desbaratar al grupo fue clave una visita a un local nocturno del sur de la ciudad, donde hallaron parte del dinero, pastillas y el arma. Luego golpearon la puerta de la casa de «La Abuela», a quien se llevaron con una campera rosa con la que alcanzó a cubrirse el pijama.
Blanca Rosa Betancourt no sólo se especializaba en la elaboración. Coordinaba la venta por internet y las redes sociales en siete localidades de Bogotá, e incluso en Chía, un municipio cercano de la capital.
Betancourt y los demás miembros de la banda adquirían fentanilo y otros fármacos utilizados para tratar el dolor y los mezclaban con drogas sintéticas para aumentar sus efectos nocivos.
A los detenidos les fueron imputados los delitos de «tráfico, fabricación y porte de estupefacientes y concierto para delinquir», que no fueron aceptados y por lo tanto fueron enviados a la cárcel de manera preventiva.