Yo acuso


Susana Seleme Antelo

“Jeanine De puño y letra”, es el libro escrito desde la cárcel por la expresidenta constitucional Jeanine Añez Chávez, presa política del régimen.



Es un libro contra el olvido en el que destila ética democrática y esperanzas. Es un libro contra la mentira: no hubo golpe, hubo fraude, y compagina su memoria personal con la memoria social.

De ahí que afirmo que es un “Yo acuso”, recordando a Emile Zola, cuando defendía al inocente Dreyfus.
Es un “Yo acuso” no solo de la expresidenta, sino también de la sociedad democrática boliviana, donde milito. Es un

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“Yo acuso” contra el ex Evo Morales, contra su sucesor Luis Arce Catacora, contra el ministro de injusticias, Iván Lima, y su putrefacta administración del Derecho.

Es un “Yo acuso” contra la “totalización” de la política, como sentenció Hannah Arendt cuando estudiaba los totalitarismos del siglo XX y la concentración total del poder, como aquí, salvando las diferencias. Desde ahí se manipula un poder judicial abyecto, amén de todos los demás degradados poderes del Estado, dejando a la ciudadanía en estado de indefensión.

La expresidenta es el trofeo de la guerra política del cocalero Morales. Es víctima de su venganza y la de su partido no democrático, el Movimiento al Socialismo (MAS) que usa solo el método eleccionario y el voto, pero no respeta la democracia como condición social ciudadana y la convivencia entre diferentes.

Partido que hunde sus raíces en la Rusia estalinista, que llegó hace rato al Mar de las Antillas, hoy la Rusia del invasor Putin. Partido que recibió y recibe fondos del Irán teocrático que lapida y mata mujeres, y de algunos otros afines al Socialismo del siglo 21.

Jeanine Añez es la mujer que desbarató los planes del cocalero que quería quedarse en el poder toda la vida. Era segunda vicepresidenta del Senado, descartada por ignorante de su propia Constitución. Pero hubo hombres de ley que la rescataron, ante el infructuoso vacío de poder fraguado por Morales, su gente y asesores externos.

Asumió el reto que le impuso la historia: ser presidenta de una Bolivia incendiada al grito de “ahora si guerra civil”. Tuvo el valor de asumir un cargo que no buscó, pero le cupo constitucionalmente De ahí el odio y hambre de venganza del cocalero.

“Jeanine De puño y letra” es su “Yo acuso”, porque es víctima de su odio. También del extraviado heredero ideológico en el poder, Luis Arce; de la maquinaria de un partido político antidemocrático y autoritario cualquiera sea su ‘jefazo’. A ese monstruo se ha enfrentado y se enfrenta la exmandataria, junto a cerca de 300 presos políticos, perseguidos y exiliados.

Apunta al origen de la crisis de aquel noviembre 2019, desatada por la “desmesurada ambición de poder” de Morales, que cultiva hoja de coca, materia prima de la cocaína, alimenta la producción capitalista de la droga y el crimen organizado del narcotráfico.

Siempre secundado por adictos que, en 14 años de centralismo y estatismo, usufructuaron del poder corrompiéndolo sin contención jurídica ni ética democrática. Los actuales son de la misma laya. La exmandataria habla de la negociación que los miembros de la oposición política de entonces, apoyados por miembros de la Iglesia Católica, la Unión Europea y NN.UU pactaron la salida de Morales con las representantes del MAS, para lograr la pacificación del país tras el fraude y su renuncia.

Una vez en vuelo, “dio nuevas instrucciones, por eso las negociadoras que participaron con los facilitadores del diálogo en la Universidad Católica, ya no fueron a ninguna otra reunión, incumpliendo los compromisos asumidos…” ¡Qué paradoja: tres féminas defensoras de un abusador de mujeres adolescentes!

Describe que tuvo el gobierno, “pero no el poder”; se enfrentó a un mortal y desconocido virus pandémico; a la política obstruccionista del MAS y sus militantes; a la prórroga del mandato por la pandemia; a las deslealtades de algunos de sus colaboradores, hasta el “juicio express” instruido por Arce Catacora y el injusto de marras. Otro ministro de parafernalia represiva la apresó el 12 de marzo de 2021.

La acusaron de terrorismo, sedición Conspiración, incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la ley sin prueba alguna. Pero el de injusticas se inventó otro delito: haberse autoproclamado. El régimen la sentenció a 10 años de prisión el 10 de junio de 2022, negándole su derecho de ley a juicio de responsabilidades.

Escrito en sigilo, en papel cuadriculado y delineada letra, la expresidenta dice que “Culminar el libro ha sido un gran logro para mí, al desafiar a mi maltratado estado de salud mental, aunque lo he conseguido, con la ayuda de Dios y el amor de mis hijos. Este es un libro de testimonio y lucha.”

Su libro constata que la memoria es una herencia que nos fue legada sin necesidad de testamento alguno, y se convierte en el testamento democrático de Jeanine Añez para Bolivia. Esta Bolivia con tanta gente dispuesta al olvido, a la indiferencia y a la ingratitud, mientras ella sufre 2 años y 9 meses de violencia estatal y política como presa política.

Empero, la expresidenta constitucional tiene la garra de escribir que “podrán mantenerme presa todo el tiempo que quieran, pero mi espíritu democrático y libre nunca podrán quebrantarlo, estoy presa, pero soy libre, esa es mi fortaleza.”

También la nuestra pues este libro es el testimonio del “yo acuso” a sus verdugos, a los verdugos de la democracia y el Estado de Derecho en Bolivia. La lucha continua.

Gracias expresidenta, gracias Jeanine Añez siempre libre.


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