Por: Carlos Manuel Ledezma Valdez
ESCRITOR, INVESTIGADOR, DIVULGADOR HISTÓRICO
CONSULTOR DE COMENIUS S.R.L. INGENIERÍA DEL APRENDIZAJE
Cuentan las crónicas del 30 de enero del año 1968, que de manera disruptiva las fuerzas norvietnamitas y la guerrilla subversiva del Viet-Cong, iniciaban el ataque violento contra las principales ciudades de Vietnam del Sur, incluida su capital, Saigón. Era la primera vez desde el inicio del conflicto, que las fuerzas del Norte decidían tomar por asalto las grandes ciudades e instalaciones militares controladas por los Estados Unidos, en su intento de instaurar una revolución popular en toda Vietnam. La ofensiva militar ocurrió durante la celebración del Tet, la festividad del Año Nuevo Lunar vietnamita.
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Para aquel entonces, la conflagración bélica que enfrentaba a las fuerzas comunistas del Norte de Vietnam y el ejército de Vietnam del Sur, aliado de los Estados Unidos, se encontraba en uno de los puntos más álgidos. La “Ofensiva del Tet” duró alrededor de nueve meses interminables, tiempo en el cual los aliados del Sur consiguieron la victoria en el ámbito militar, aunque fueron derrotados en el espectro político.
La Ofensiva del Tet significó el principio del fin de la guerra de Vietnam, fue la mayor operación militar lanzada por las fuerzas norvietnamitas, siendo de capital importancia debido a la dilación e intensidad con que se desarrollaron los combates, con la consecuencia lógica e insalvable de cuantiosas pérdidas de vidas humanas, además de los costes económicos que fueron extremadamente elevados.
Durante la década de los años cincuenta, Vietnam se debatía en una batalla interna de facciones irreconciliables que dividieron el país en dos partes. Estados Unidos, dentro de su política de frenar la expansión del comunismo, desplegó grandes contingentes militares para apoyar a la región del Sur. Por su parte, las fuerzas norvietnamitas junto a la Guerrilla Subversiva del Viet-Cong, buscaban unificar el país bajo un régimen comunista.
Para 1968, el alto mando militar estadounidense daba por descontada la victoria en las inhóspitas tierras asiáticas, considerando simple cuestión de tiempo el desmoronamiento de las fuerzas enemigas. La opinión pública que apoyaba la guerra pensaba exactamente lo mismo, aunque luego de los resultados de la Ofensiva del Tet, las cosas comenzarían a cambiar.
La Guerra de Vietnam fue la primera en ser transmitida por televisión, aspecto que desencadenó una serie de reacciones en la opinión pública que hasta entonces resultaban desconocidas. El ataque norvietnamita cifró como objetivos de los ataques, embajadas, bases militares, puestos de control, la sede del Estado Mayor, la base aérea, la armada del ejército, comandos de artillería, comandos blindados, dentro de las ciudades más importantes del Sur. Las fuerzas estadounidenses consiguieron repeler la ofensiva, aunque las impactantes imágenes que viajaban a través de ondas magnéticas hasta los hogares estadounidenses, comenzaron a jugar su rol en el conflicto.
La toma de la Embajada de Estados Unidos en Saigón, sacudió la moral de los ciudadanos norteamericanos. Un edificio nuevo de seis plantas, entregado pocos meses antes, era atacado en la madrugada del 30 de enero por un comando de diecinueve zapadores portando armas automáticas, lanzacohetes, minas y granadas explosivas, con las cuales abrieron un boquete en la pared para ingresar en las instalaciones. La operación de la toma de la embajada resultó fallida, pues sólo alcanzaron avanzar hasta donde se encontraba cancillería. El combate se desarrolló por un lapso de seis horas, tiempo en el cual cinco marines norteamericanos y dieciocho guerrilleros del Viet-Cong resultaron muertos.
La ofensiva del Tet cambió la percepción del pueblo norteamericano acerca de la guerra. Independientemente de la superioridad de las fuerzas aliadas, lo sorpresivo del ataque, la intensidad con la que se habían desarrollado los combates y la difusión masiva de imágenes, comenzaron a propiciar la pérdida de confianza en la estrategia militar del Ejército de los Estados Unidos. Por su parte, los políticos y representantes que habían creído que el conflicto llegaría a resolverse pronto, cambiaron su discurso por el que la solución estaba lejos de arribar.
El Año Nuevo Lunar, conocido como Tet, fecha elegida para la ofensiva militar, no fue casualidad. Dada la importancia de la celebración para la población vietnamita y en base a la experiencia de los años anteriores en que se había tomado ese tiempo para llamarse a la tregua, las fuerzas del Sur aprovecharon para replegar tropas y tomarse un tiempo para viajar y pasarlo en familia, por lo que se encontraban con la guardia baja. Por el contrario las fuerzas norvietnamitas, habían decidido movilizar grandes cantidades de armamento y tropas, utilizando camiones de alimentos para trasladarlos, ubicándolos estratégicamente para el ataque.
El gobierno de los Estados Unidos intentó negar que el enemigo al que se enfrentaban resultó ser más fuerte de lo que imaginaban. Si bien la Ofensiva del Tet significó para las fuerzas del Norte un fracaso por el gran número de bajas, la pérdida de unidades militares y armamento, resultó exitosa tras conseguir influir en la psicológica de la opinión pública que modificó la percepción de las cosas, proporcionándole a los medios un arma propagandística que terminaría por cambiar el curso de la historia.
Estados Unidos perdió credibilidad y prestigio, viéndose obligada a retirar sus tropas ante los constantes movimientos contra la guerra que habían comenzado a surgir y se extendían rápidamente por diferentes ciudades norteamericanas y de otros países. Este episodio de la historia reciente, es crucial para entender como la estrategia militar tuvo que readecuarse de cara a la opinión pública con la que converge, a partir de la narrativa que tienen a bien poner sobre la mesa de debate los medios informativos.
Independientemente de los conflictos armados, de las batallas y estrategias militares, queda al descubierto la enorme influencia que tiene la opinión pública y los medios. Es imperativo analizar críticamente la información que se muestra, para determinar con buen criterio lo que se debe o no creer. La comprensión profunda requiere de un esfuerzo constante y explorar sobre la información sesgada que se recibe, permitirá tener una mirada más amplia acerca de la realidad.