Tras un reciente operativo en Paraguay, autoridades de ese país consideran que el esquema de ‘narcovuelos’ de la organización del narcotraficante uruguayo se mantiene.
Milen Graciela Saavedra Rodríguez
Fuente: Red Uno
El narcotraficante uruguayo Sebastián Marset, el piloto paraguayo Gilberto Sandoval, y otros prófugos de la Justicia, presuntamente siguen operando su organización criminal dedicada al narcotráfico, a través de rutas ‘narcoaéreas’ entre Bolivia, y el norte del Paraguay.
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El esquema identificado por la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) de Paraguay empezaba con el traslado de la droga, desde los departamentos de Beni, Cochabamba y Santa Cruz, en Bolivia, a pistas ubicadas en grandes estancias de la provincia Alto Paraguay. Luego, era enviada a centros de acopio ubicados en Presidente Hayes, y San Pedro, para finalmente introducirla al circuito legal de comercio exterior por vía fluvio-marítima.
A dos años del comienzo del Operativo A Ultranza Py, apenas la mitad de los 50 imputados en el marco de la causa fueron detenidos por autoridades paraguayas, brasileñas o bolivianas. Más allá de los pomposos y millonarios allanamientos, siguen prófugos varios líderes de la organización que empezó a funcionar en noviembre de 2019 (según información de la Brigada Antidrogas de Uruguay y otras dependencias involucradas). La SENAD se tomó más de dos años para iniciar los operativos, el 22 de febrero de 2022. Además, un año antes (entre enero y marzo de 2021), hubo una filtración de información que permitió la fuga de Marset y otros miembros desde Paraguay, informa el portal Caras y Caretas.
En ese período, Sebastián Marset no solo estrechó vínculos con el clan Insfrán, líderes del Primer Comando da Capital (PCC), peces gordos del narcotráfico internacional ubicados cerca de los puertos neurálgicos de Europa (en Bélgica, España y Países Bajos) y algunos afincados en Dubái, sino que también estableció una sociedad con un joven piloto llamado Gilberto Sandoval, que se encargó de montar una estructura logística de 40 aeronaves, una decena de pilotos y varios hangares y pistas clandestinas localizadas en zonas estratégicas de Paraguay como la Reserva Natural Cabrera-Timane (norte del Chaco paraguayo), donde habitualmente descargaban los cargamentos de cocaína boliviana, asegura el citado medio.
La organización goza del casi nulo control aéreo estatal en todo el territorio paraguayo, y sobre todo en los departamentos de Alto Paraguay y Boquerón, ya que en 2017 quedaron obsoletos e inactivos los radares 3D de las Fuerzas Armadas para detectar vuelos ilegales, según confirmó meses atrás el general de División Aeronáutica de las FFAA, Julio Rubén Fullaondo, cuando explicó que, con único radar, se monitorea solo un 3 % del país.
Según estimaciones de la SENAD, a partir de la cifra de 40 toneladas pertenecientes a la organización que fueron incautadas en distintos puertos y depósitos logísticos, se calcula que, en un período de tres años, Marset y Sandoval movieron unas 400 toneladas de cocaína en al menos 961 vuelos desde Bolivia al Chaco paraguayo.
Para esta operativa, Sandoval, que supuestamente es una de las personas más buscadas por la DEA y la Europol, utilizaba empresas registradas por el clan Insfrán y también sus vínculos políticos. De hecho, en 2022, Sandoval obtuvo una certificación y la matriculación para volar helicópteros de la empresa Helitactica S.A., de la que era dueño un exdiputado paraguayo.
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El servicio de taxi aéreo liderado por Sandoval era utilizado por el principal líder, Sebastián Marset, a quien trasladaba hasta su estancia en Paraguarí, al aeropuerto de Ciudad del Este, Filadelfia y Loma Plata. Pero Marset también figuraba en planes de vuelo provenientes de Bolivia con los cargamentos de cocaína que Sandoval pilotaba.
La Fiscalía y la Policía Nacional paraguaya montaron un operativo el pasado viernes 23 de febrero en un hangar y una pista clandestina situados en la zona de Sierra León, en el Departamento de Alto Paraguay (Chaco), donde las autoridades lograron incautar una avioneta marca Cessna, dos fusiles de guerra, dos motos, además de nafta de aviación, provisiones, generadores y municiones para al menos cuatro meses, estimó el fiscal Andrés Arriola que encabezó la operación junto a la Policía de Alto Paraguay, que confirmo que la estancia “Allaité”, ubicada en la zona de Sierra León, distrito de Bahía Negra, ya había sido intervenida en el año 2022 en el marco de los allanamientos de la Operación A Ultranza Py.
Entre 2020 y 2022, media docena de pistas narco fueron allanadas en grandes estancias ubicadas entre Sierra León, Lagerenza y Agua Dulce (al norte de Alto Paraguay). Pero muchas de ellas volvieron a quedar operativas al poco tiempo, como se confirmó en el reciente allanamiento del hangar ubicado dentro de la estancia Allaité (Sierra León).
Ortiz confirmó que, transcurrido cierto tiempo de aquel operativo encabezado por la SENAD, “la pista clandestina y el hangar (utilizados en su momento por la estructura liderada por la organización de Marset y Miguel Ángel Insfrán, alías Tío Rico) volvieron a ser puestos en condiciones para el tráfico de drogas desde Bolivia”.
Para el allanamiento de la semana pasada, las autoridades debieron caminar más de 14 kilómetros por un terreno boscoso y tras un pequeño intercambio de disparos lograron detener a 10 hombres (6 brasileños y 4 bolivianos), aunque el cabecilla de la banda, Wesley Melo Rocha, logró fugarse en el medio de dicho procedimiento.
La operación realizada la madrugada del viernes 23 fue producto de una denuncia presentada por el dueño del terreno revisado, que cuenta con 3 mil hectáreas, quien advirtió que desde hace 21 días escucharon vuelos rasantes y la presencia de una pista de aterrizaje clandestina.
Pero llamativamente las autoridades abandonaron el sitio allanado y, el día posterior, tres personas fuertemente armadas, entre los que se presume estaba Melo Rocha, amenazaron a punta de pistola al capataz de la estancia que estaba arriba de un tractor procediendo a la destrucción de la pista ilegal, para luego escabullirse en los bosques.
El trabajador de la estancia, que se encontraba en compañía de su esposa y el hijo pequeño de ambos, fue interceptado por tres hombres que hablaban en portugués y le hicieron señas para que bajara del tractor y dejara de realizar el trabajo, indicó el peón a los uniformados de la Dirección de Policía de Alto Paraguay.
La represalia de los prófugos no pareció llamar la atención de las autoridades que volvieron a la zona el lunes 26 por la mañana y constataron el episodio, apunta Caras y Caretas.
«Tarde o temprano van a tener que salir de la zona, allí hay animales silvestres, mosquitos y falta de agua», indicó Ortiz, que confía en detener a los sospechosos.
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El sitio allanado sigue formando parte de la estructura liderada por Marset, aunque todavía no está confirmado por las autoridades, señaló el fiscal.
Según el abogado del clan Marset, Santiago Moratorio, sobre Marset Alba no pesa «ninguna imputación seria», ni hay hechos delictivos que lo vinculen a alguna “actividad relacionada con el narcotráfico” u otros delitos. Sin embargo, las investigaciones que dieron lugar a la Operación A Ultranza Py concluyeron que Diego era una pieza clave en las operaciones de su hermano Sebastián, ya que cumplía la función de intermediario, realizando constantes viajes entre Paraguay y Bolivia para facilitar las transacciones desde el lugar de producción, donde estableció contactos y era quien se encargaba de pagarle a las organizaciones locales para asegurar el flujo de cocaína.