Nos hemos enterado del extraordinario escenario natural que ofrece el parque nacional Toro Toro, en gran parte, gracias a Alfonso Alem Rojo y a Mario Jaldín que acaban de publicar un bello libro con extraordinarias fotografías titulado Toro Toro – Las huellas del tiempo.
Toto Toro se ha convertido en un importante destino turístico en Bolivia, principalmente para quienes disfrutan de la naturaleza y de bellos paisajes.
Está ubicado entre los departamentos de Cochabamba, Potosí y Chuquisaca. Era un pueblo fantasma hasta que descubrieron su potencial y lo nombraron Parque Nacional en 1989 con una extensión de cerca de 16 mil Ha. Incluso cuenta con una Certificación Internacional como el primer destino turístico sostenible de Bolivia.
Es uno de los mayores yacimientos paleontológicos del planeta. Cuenta con uno de los mayores y más completos registros de los estratos geológicos que formaron la corteza terrestre y alberga un enorme sistema de cañones y cavernas con estalactitas y estalagmitas.
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Es un multiverso impresionante donde se observan los rastros del tiempo, desde antes de la pangea hasta la actualidad, donde habitaron desde los primeros microorganismos hasta los últimos dinosaurios, así como reptiles, tortugas y finalmente nosotros, los hombres.
Abarca un notable y muy diverso patrimonio ancestral, cultural, histórico, arqueológico y biológico.
Según los autores del libro, Toro Toro es un gigantesco “museo a cielo abierto” y cuenta con un paisaje único.
Respecto a su patrimonio paleontológico, se observan huellas de dinosaurios -así como en el yacimiento de Cal Orko, cerca de Sucre-, y fósiles de lagartos y tortugas en la comunidad de Molle Kancha.
También se puede observar una gran biodiversidad de flora y fauna. Entre esta se ven rondando por allí, vizcachas, pumas, zorros, gatos andinos e incluso cóndores. En Bolivia, el cóndor, es considerado como un símbolo de espiritualidad para varias culturas andinas. De igual manera, puede observarse en la zona, la bella paraba de frente roja, animal emblemático del Parque Nacional Toro Toro.
Entre las curiosidades más notables, se encuentra un bagre cavernícola, del que se creía que era incoloro y ciego. Sin embargo, investigaciones recientes han determinado que cuando sale a la superficie, recupera su color y la visión.
Asimismo, existen múltiples expresiones de arte rupestre con una antigüedad datada preliminarmente entre 5 y 7 mil años y diversos sitios arqueológicos pre incas.
El “Eje del Sinclinal Río – Cañón Toro Toro” probablemente sea uno de los sitios más impresionantes. Es imperdible. En distintos lugares, cae el agua en cascadas donde se han creado pozas y piscinas naturales donde los visitantes pueden disfrutar de refrescantes baños.
La mejor forma de llegar a este lugar paradisíaco es desde Cochabamba, donde una carretera pavimentada de 130 km conduce a los visitantes hasta Toro Toro en poco más de dos horas. Allí se encuentra el acogedor Eco Hotel Rumi Kipu y otros 30 hospedajes para hacer inolvidable su visita a este espectacular destino de la geografía boliviana.