42 años de la Universidad Nur


 

Se ha normalizado la elección de los estudios universitarios en el sistema privado, eligiendo la casa académica por su oferta profesional y sus planes de pago, tomando poco en cuenta su filosofía. Unas ofrecen la visión empresarial, otras la visión corporativa, otras la visión mecánica de la salida laboral.



Hace 42 años se fundó en Santa Cruz de la Sierra la primera universidad privada de la región. En 1985 inició formalmente su primer año académico con las carreras de Administración de Empresas, Comunicación Social, Ingeniería de Sistemas y Economía Agrícola. Hoy imparte 17 carreras de pregrado y varios posgrados y maestrías.

La Universidad Nur, como relató uno de sus primeros funcionarios, el Dr. Gonzalo Claure, en el acto conmemorativo y recordando que una de sus tareas fue buscar las tablas de madera de morado, donde hasta hoy se encuentran impresos en el primer piso de su edificio, mantiene los principios que invocaron sus fundadores:

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– La libre investigación de la verdad.

– La eliminación de los extremos de riqueza y pobreza.

– La armonía entre ciencia y religión.

– La igualdad de derechos y oportunidades para el hombre y la mujer.

– La unidad de la humanidad.

– La eliminación de toda clase de prejuicios.

La Lic. Deysi Taborga, profesional egresada de la UAGRM como Claure y que tuvieron la oportunidad de sostener su vida estudiantil gracias al trabajo que les ofreció la Universidad Núr, lleva 35 años de labor en el área administrativa. Ella también quiso expresar su reconocimiento a los valores adquiridos del ejemplo de los fundadores. “Aprendí dos elementos y valores que me acompañan toda la vida: la consulta y la piedad”.

El Ing. Hugo Molina, a su turno, también contó su larga vida en la Núr, donde hoy estudia su hijo, y cómo sólo la dejó por el tiempo que dedicó su profesión al servicio de la ciudad. No lo dijo, pero lo recordé como pilar, décadas atrás, del pequeño equipo de profesionales que acompañó a mi padre desde cero para en solo cuatro años iluminar la oscura ciudad fuera del 2º Anillo hasta el último barrio de los años 90 con la tecnología de lámparas de sodio.

El Ing. Willy Shoaie, actual rector, refirió que ante las posibilidades de buscar universidades de renombre en el exterior, él prefirió que su hija estudiase en la Nur justamente por la calidad humana de la gran familia construida estos 42 años.

Fue un acto especialmente conmovedor. No hay discurso más entrañable que la vivencia de quienes, junto a docentes y autoridades, han logrado hacer de la Universidad la práctica de su filosofía: Una impronta que se traslada en el día a día de la formación de estudiantes de todos los estratos sociales, urbanos y rurales, que tienen acceso a una cátedra libre y plena de valores para el fin último de esta casa de estudios: Formar agentes de cambio. Un grato encuentro también con uno de ellos, mi dilecto amigo y escritor Alfredo Rodríguez Peña.

En lo personal, con idas y venidas, mi vida ha sido tocada por la Universidad Nur.

Desde aquel día que decidí inscribirme, con mi hijo mayor de 8 años, acompañándome al aula. Ahí conocí a don Manoutcher Shoaie, uno de sus fundadores, un hombre por demás de culto y bueno, quien, sabiendo mis dificultades de horario por razones laborales, me pidió que no abandone. Tardé mucho y lo logré. Dos de mis hermanos también se formaron allí.

Hoy tuve la alegría de abrazar a Cristal de Shoaie, su esposa, igual de buena persona e igual de sonriente como siempre. Para mí fue un honor, en esas vueltas que da la vida, ser la concejal que en 2002 le entregara a la Universidad Nur, en la persona de don Manoutcher, la medalla al mérito municipal por sus servicios al desarrollo humano.

Larga vida a la Universidad Nur, formadora de agentes de cambio.

Fuente: Facebook Gabriela Ichaso


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