El intercambio de amenazas entre el evismo y el arcismo ha comprometido sobre todo a Evo Morales, que deberá demostrar poder de convocatoria para tratar de aspirar a recuperar el poder del partido
Fuente: El País/ Tarija
Al cierre de esta edición, el Congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) en El Alto está en el aire, pero no la pelota, que lleva varias semanas en el tejado de Evo Morales, cada vez más falto de argumentos precisamente porque es el que mejor sabe que en Bolivia, ninguna de estas discusiones de enfoques jurídicos se resuelve en los tribunales.
La arremetida del Gobierno contra la institucionalidad democrática ha tomado velocidad de crucero, y si el expresidente Morales no quiere que se consolide, debe actuar rápido: por la vía directa liquidó a la vocal díscola del TSE y convocó el Congreso con la firma de las organizaciones sociales del Pacto de Unidad. Por la indirecta, es decir, a través de los jueces auto prorrogados que el gobierno y su bancada han avalado, han tumbado la elección judicial y han obligado al TSE a supervisar el Congreso arcista, lo que equivaldrá a darlo por válido allanando así la postulación de Luis Arce con las siglas del MAS luego de que volviera a insinuar su interés: “lo veremos en las ánforas” dijo, aunque siga sin querer hablar de ello más claramente.
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La generación política contemporánea de Morales no puede creer la jugada de Arce ni le augura éxito, pues más bien le siguen otorgando una capacidad de movilización extraordinaria al expresidente. Otras generaciones más jóvenes, sin embargo, recuerdan el cansancio que aplacó cualquier capacidad de respuesta en 2019 y la mayoría augura un bloqueo limitado al Chapare que además podría volver a reposicionar a Arce después de unas semanas en las que viene encadenando tropiezo tras tropiezo: un día reconoce que no hay plata, otro se sube el sueldo, etc.
Los tiempos de Evo
El problema principal para Evo Morales y los suyos es que prácticamente han acabado con los adjetivos calificativos sin que realmente se hayan multiplicado las adhesiones. Al contrario, las fotos de Arce vienen siendo más multitudinarias por obvias razones
Antes de iniciar el Congreso, el ala evista anunció el inicio de movilizaciones para el 18 de mayo pero otros estrategas señalan que es demasiado lejos y no está claro que el tiempo juegue a favor de Morales: es verdad que siempre se puede estar peor, pero los analistas económicos más activos describen un momento de crisis profunda y una deriva de acontecimientos que ha minado la credibilidad de Arce y su modelo: sin reservas de gas, sin reservas monetarias y atrasado en el litio, que puede convertirse en cualquier momento en una corrida en algún precio básico que acabe quebrando la paz social.
Consciente de los riegos que entraña jugárselo todo a la movilización, que no impediría que el TSE diera validez al Congreso e incluso se apresurara a convocar las primarias que contempla la Ley de Partidos, Morales busca ases en sus bolsillos. Ayer nombró al “Grupo de Puebla”, que viene a ser el lobby izquierdista del continente, dirigido sobre todo por expresidentes – Rafael Correa, Alberto Fernández, el propio Evo – y un supuesto aval, mientras que cierto círculo apura opciones para encontrar una causa de corrupción que realmente le mueva los cimientos al Gobierno… pero de momento nada, así que toca esperar qué sucede.
La semana opositora: jugar al desgaste
Con el cariz que están tomando los acontecimientos en el Movimiento Al Socialismo (MAS), la oposición ha levantado las manos de la legislatura propiamente dicha. La anulación de las elecciones judiciales mediante un amparo constitucional en Pando ha sido el acabose de lo que era una crónica de una muerte anunciada pero que no dejó de ilusionar a las bancadas opositoras: la posibilidad de concurrir con planchas plurales ha estado al alcance de la mano… pero tampoco.
Ese levantar las manos tampoco es casual ni inquietante, sino más bien una constatación: los diferentes frentes políticos ya se van perfilando y todo apunta a que será tenso, aunque algunos de los que empezaron con más euforia ya parecen dispuestos a entenderse: esta semana fueron al Búnker- que tiene como candidato oficial a Agustín Zambrara – tanto el jefe de un partido liberal en ciernes, Tuffi Saravia, a quien se cuestiona como candidato por no cumplir con la estadía mínima de cinco años antes de la elección, como el jefe de una iniciativa llamada Al BUS que pretende recuperar esencias del republicanismo más liberal y que lidera Carlos Borth, de “militancia abierta” por decir algo.
En el entorno de Carlos Mesa, y también en el de Samuel Doria Medina, que seguramente es el mismo, apuestan por mantener la presión en los grandes temas que desgastan al gobierno de Arce sin beneficiar al de Evo. Los estrategas recomiendan seguir machacando con la crisis económica yendo a cuestiones más específicas, como en el tema del litio o del gas y sin perderse en cuestiones más técnicas de otros temas que al final solo sirven para reafirmarse y no para captar.
Más alejado de la disputa electoral pero claro ejemplo del fenómeno político de hoy, el golpeado esta semana fue Luis Fernando Camacho que luego de ser detenido y apartado del cargo mediante norma, ahora pierde también su influencia a través de la Asamblea con la caída de Zvonko en lo que se supone ha sido una jugada entre el nuevo gobernador Aguilera y el Movimiento Al Socialismo en Santa Cruz. Como sea, sirve como ejemplo de lo que el MAS en el poder hace con el que se descuida.
Fuente: El País/ Tarija