Lemuria convierte una comida vegetariana en un atractivo irresistible


 

“La historia de mi emprendimiento surge del estilo de vida que llevo. Soy vegetariana hace 10 años”, explica Alison Duchén, propietaria del restaurante vegetariano Lemuria y uno de los 15 finalistas del concurso Emprende Ideas en Gastronomía de la Fundación Samuel Doria Medina.



“Quiero demostrar que se puede hacer algo diferente. La gente piensa que la comida vegetariana es sin sabor o un reemplazo de las carnes con otros productos. Nosotros rompemos esta barrera. Los que vienen a mi restaurante dicen que no habían pensado que este tipo de comida podía ser tan sabrosa: ‘Con esta comida sí sería vegetariano’, dicen”.

Alison estudió gastronomía en el Instituto IBTA y decidió convertir en realidad el proyecto que planteó para obtener su título: consiguió unos socios inversionistas, creó el menú inicial junto con otros dos cocineros y se lanzó al mercado con un restaurante en un lugar exclusivo: en la planta baja de un edifico en la avenida Inofuentes, entre la 21 y 22 de Calacoto. Alison participó en el diseño de las lámparas, las cortinas y el resto de los muebles de Lemuria con colores verdes, dorados y blancos.

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La propietaria de este emprendimiento es muy joven, de 25 años, lo que asombra a propios y extraños. También tiene un hijo de tres años, que es el motor de su trabajo al frente del restaurante.

Lemuria renueva su menú cada tres meses. Su plato emblemático es el de hongos ostra con ají dulce y tubérculos. Una suerte de “fricasé a base de hongos”, explica Duchén, que también aclara que no le ponen ese nombre para no sugestionar a los clientes, pero es el plato por el que muchos van a su restaurante.

Este negocio ha logrado una buena aceptación en los seis meses que tiene de vida. Una de sus claves es que ofrece comida de primera calidad a precios no muy elevados. El menú está dividido en tres partes: entradas, fuertes y postres, con el mismo precio para todos los platos de cada categoría. Además, también tienen un menú de degustación de cinco y ocho pasos, con el cual los clientes pueden pasear por toda la comida del Lemuria.  “El tiempo, el esfuerzo y el proceso dan valor a nuestros productos que se acompañan con sodas artesanales y jugos de pulpa natural”, afirma Duchén.

 Si este emprendimiento llegara a ganar alguno de los premios del concurso Emprende Ideas, lo usaría para apoyar la organización de la cocina, porque, aunque está muy bien instalada, siempre faltan cosas. “Queremos ser más eficaces y más rápidos. Recién hemos llegado a un punto de equilibrio, así que un premio ayudaría un montón”, concluye Alison Duchén.

 

 


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