El circo político

Desde que el MAS llegó al poder el 2006 la política en Bolivia se convirtió en un escenario que fomentó corrupciones y estupideces en el manejo del Estado, en vez de ser un escenario que con la coyuntura y situación económica que le dejaron los «gobiernos neoliberales» coloque los cimientos para hacer de Bolivia un país respetado y atractivo para el mundo, lo han convertido en el hazmerreír de la sociedad.

Ser payaso es una profesión y no está mal, siempre que la acción del payaso se circunscriba al circo, pero que un político y peor un presidente actúe como un payaso habla de la degradación extrema de su actuación política, pues ya su mente no está gobernada por la sensatez, la sapiencia, la razón, ni un propósito comunitario de hacer el bien, sino por una ocurrencia perversa de distraer a los ciudadanos y legitimar su dictadura, el robo, la corrupción, es un hombre con una ilimitada ambición de poder que está dispuesto a todo para mantener sus privilegios sin importarle si deja muertos, heridos, amigos en el camino con tal de seguir en Palacio, esos son los dictadores, mentirosos profesionales, megalómanos, narcisistas con un apetito insaciable de poder, con estándares morales muy bajos y paranoicos.



El circo montado por la dictadura con su famoso «golpe» como en todos los circos, tenía contorsionistas, escapistas, domadores de fieras domadas y todo tipo de payasos que hacían trucos tan mal hechos que la población inmediatamente se dio cuenta de lo que estaban montando, menos los medios de comunicación afines al Gobierno y los programas financiados por ellos. Como todo en la vida hay circos y circos, el de ayer fue un pobre espectáculo, que terminó en ridículo. Y cuando la política se convierte en circo con el propósito de ganar simpatía, los políticos se convierten en payasos,

Umberto Eco profesor y escritor Italiano lo planteó hace tiempo, “no es lo mismo ser famoso que estar en boca de todos, un día no habrá diferencia, con tal de que alguien nos mire y hable de nosotros, estaremos dispuestos a todo”, desgraciadamente esa nueva  condición humana donde los likes  valen mucho más que la gestión, donde no se miden consecuencias cuando las encuestas no te favorecen y estás dispuesto a todo con tal de conservar el poder, es cuando el país ha perdido por completo el rumbo, porque está gobernado por los peores seres humanos que nos podemos imaginar.

No me preocupan tanto ellos, en su versión cocalera o payasesca,  sino los actores democráticos que siguen extraviados, que creen que vivimos en democracia, que consideran que hay elecciones limpias, que se creen predestinados a ser candidatos eternos o nuevos sin pensar que para sacar a Bolivia de la crisis energética, económica y sobre todo moral en la que nos han sumido necesitamos claridad de ideas, unidad de objetivo y un gobierno fuerte que recupere la democracia, la justicia y la libertad.

Estamos a tiempo, nuestros actores políticos no tienen derecho por llenar su ego, a dejar escapar esta última oportunidad que tenemos el 2025 de reencauzar el país y lograr mejores días para los bolivianos.