El giro en el caso de Jhoselin: de suicidio a feminicidio, con el autor sentenciado

José Waldo Chura mató a su exesposa y trató de hacer parecer que ella se había quitado la vida, sin embargo, la verdad quedó al descubierto tras la realización de un informe complementario sobre las causas de su muerte.

 

Fuente: https://www.opinion.com.bo

José Waldo Chura Quiroga fue condenado el 9 de junio por matar a su exesposa, Jhoselin Carballo Ramírez. La estranguló y luego la colgó de un árbol para simular un suicidio, lo que inicialmente llevó a que el caso fuera considerado como un homicidio-suicidio. Sin embargo, la investigación tomó un giro cuando se recopilaron pruebas y tras un informe complementario, que se realizó debido a que la autopsia inicial no proporcionaba suficiente información y solo mencionaba como causa de muerte “anoxia anóxica por ahorcamiento”, se recalificó el caso como feminicidio.



La tarde del lunes 3 de junio, José Waldo (26 años) tuvo una discusión con su expareja, Jhoselin (24), quien trabajaba como taxista en Sacaba, sobre la asistencia familiar de sus dos hijas, de 7 y 9 años. La relación matrimonial había terminado en 2016, y según familiares de la víctima, esto se debió a la violencia que José Waldo ejercía sobre Jhoselin, incluso durante su embarazo.

El ahora sentenciado declaró que había iniciado una nueva relación hace cinco años. Hace poco cumplió una condena en Chile por intentar transportar droga a ese país, y regresó a  Bolivia el 31 de mayo. Buscó a Jhoselin para ver a sus hijas. Ella accedió, ya que no lo veían desde hacía mucho tiempo, y juntos fueron a Punata el 1 de junio. Las niñas le contaron a su tía que habían visto a su papá y que habían hablado sobre las pensiones.

José Waldo le mintió a su nueva pareja diciéndole que llegaría el 4 de junio y se quedó en un alojamiento. Acordó encontrarse con Jhoselin el 3 de junio para hablar sobre el tema de la asistencia familiar. Durante la discusión a bordo del vehículo de ella, José Waldo tomó una cuerda que llevaba consigo y ahorcó a Jhoselin. Según su testimonio, ella aún respiraba cuando la arrastró unos 40 metros hasta un árbol de eucalipto donde la colgó, llevándose además su celular y su auto.

El hombre llevó el taxi de su exesposa hasta el colegio Antofagasta en Sacaba y lo dejó allí, con la llave adentro. Luego tomó un taxi hacia la Terminal de Buses y se fue a Oruro con el celular de Jhoselin, respondiendo los mensajes que recibía en su nombre. Se comunicó con familiares haciéndose pasar por ella, diciéndoles que se dirigía a Argentina para comenzar una nueva vida, ya que estaba embarazada, pidiéndoles que cuidaran a sus hijas y revelándoles el lugar donde había dejado el vehículo.

Posteriormente, dejó el celular de la víctima en la Terminal de Buses de Oruro, posiblemente con la intención de despistar a los investigadores y hacerles creer que se fue del país.

El 5 de junio, se reunió con su nueva pareja y juntos realizaron varios paseos. Finalmente, llegaron a  Cochabamba, al departamento de ella, donde fue atrapado por la Policía y la Fiscalía. En el domicilio de la pareja se encontró un bolso con 50.000 bolivianos, lo que sugiere que pretendía escapar.

Desde el principio, la madre y la familia de Jhoselin estuvieron convencidos de que ella no se había quitado la vida. Por lo tanto, tras conocer los resultados de la autopsia el 5 de junio, solicitaron una investigación exhaustiva y transparente, manifestando sus sospechas hacia el exesposo. Además, se encontraron lesiones en el rostro de la víctima, incluyendo una herida en la nariz y moretones en el cuerpo.

Ese mismo día, el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de  Cochabamba, Freddy Medinacelli, brindó información del caso y anticipó que el caso debía ser recalificado de homicidio suicidio a feminicidio. Uno de los principales factores que llevaron a esta solicitud fue que, cuando el cuerpo de Jhoselin fue encontrado en la comunidad de Rodeo, en Melga, los mensajes desde su celular seguían llegando a su familia como si ella estuviera comunicándose, lo cual no tenía sentido.

 

 

Los familiares de la víctima buscaron ayuda en el Observatorio de Justicia de la Fundación Voces Libres para la defensa legal del caso. Esta instancia solicitó un examen de histopatología para determinar cuándo fueron causadas las lesiones. La Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) elaboró un informe detallado de las lesiones, mostrándolas en fotos, y se recopilaron imágenes de cámaras de seguridad en el sector donde el auto de Jhoselin fue abandonado, confirmando que el hombre que la dejó en el lugar era José Waldo.

El 8 de junio, la Fiscalía anunció formalmente que el caso había sido recalificado como feminicidio. Un día antes, José Waldo fue aprehendido y, al encontrarse acorralado, confesó el crimen y se sometió a un juicio abreviado, siendo sentenciado a 30 años de prisión, sin posibilidad de indulto, en el penal de El Abra.

Según el fiscal departamental de  Cochabamba, Osvaldo Tejerina, no hubo “impericia”, como alegaban los familiares, ya que el inicio de una investigación es provisional y, con la recolección de pruebas y la “duda razonable”, se puede recalificar, como sucedió en este caso.

Jhoselin se convirtió en la séptima víctima de feminicidio en  Cochabamba en lo que va del año, con cuatro de ellos recibiendo sentencia condenatoria.