“Hay niños hasta en la sopa”: Jesuitas desoyeron todas las advertencias y enviaron a pederasta a Bolivia

Además, el padre Luis Tó González, gozó de la protección del clero durante años. El diario El País de España accedió a documentos que confirman la responsabilidad de la Compañía de Jesús

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El sacerdote jesuita Luis Tó gozó de protección pese a estar condenado por abuso sexual

Fuente: Unitel



La Compañía de Jesús, ha negado durante mucho tiempo tener conocimiento sobre los abusos sexuales cometidos por el jesuita catalán Luis Tó González. En 1992, Tó fue condenado a dos años de cárcel por abusar de una menor en el colegio Sant Ignasi de Barcelona, una pena que nunca cumplió. Posteriormente, fue enviado a Bolivia para evadir la sentencia y a pesar de las advertencias de que podía buscar nuevas víctimas, reveló este viernes el diario español El País.

En 2018, cuando el diario El País reveló su traslado a Bolivia, la orden aseguró que Tó no había tenido más contacto con menores ni había sido objeto de nuevas denuncias en su nuevo destino. Sin embargo, la realidad era diferente. Según destapó el medio español hace un año, el sacerdote llegó a Bolivia como profesor de ética sexual para novicios y continuó abusando sexualmente de menores. La orden fue consciente de estos hechos desde una denuncia interna en 2001 por parte de un miembro de la misma, quien fue expulsado.

Nuevas revelaciones sobre el caso han surgido luego de que salieron a la luz documentos internos de la Compañía de Jesús, obtenidos por El País, que muestran que tanto los jesuitas de Cataluña como el general de la orden en Roma fueron informados regularmente sobre el riesgo de reincidencia de Tó, pero subestimaron el peligro durante 25 años, desde su llegada a Latinoamérica en 1992 hasta su muerte en 2017. La respuesta de la oficina de prensa de la Compañía en España a este diario fue no hacer comentarios, mientras que un portavoz de los jesuitas de Bolivia indicó que el caso está en manos de la justicia y están a la espera de la resolución judicial.

Uno de los documentos clave es un texto firmado en 1998 por el entonces general de la orden, Peter-Hans Kolvenbach, quien autorizó la residencia permanente de Tó en Bolivia pese a las preocupaciones que generaba. El País accedió a unas veinte cartas, la mayoría firmadas por los provinciales en España y Bolivia, que muestran la preferencia por mantener a Tó en Bolivia donde su condena no era de dominio público. Marcos Recolons, entonces provincial en territorio nacional, escribió al máximo responsable de la orden explicando que no convenía su retorno a Barcelona debido a su juicio y condena, sugiriendo su traslado a Bolivia como una forma de rehabilitación dentro de la Compañía.