¿Puede un cambio al Tratado Antártico marcar el inicio de un nuevo sistema internacional?

Desde Rusia surgió la información que ese país habría encontrado importantes reservas de petróleo en la Antártida

La Antártida



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Fuente: infobae.com

Desde Rusia surgió la información que ese país habría encontrado importantes reservas de petróleo en la Antártida, lo que no es novedad, ya que siempre se ha sabido que ese continente es una inmensa reserva de combustible y minerales. La preocupación vino por otro lado, ya que el lugar señalado, corresponde a un territorio reclamado tanto por el Reino Unido como por Argentina y Chile.

El debate internacional se inició después que el Comité de Auditoría Ambiental de la Cámara de los Comunes diera cuenta de aquel descubrimiento en el mar de Wedell fue logrado por el buque de investigación ruso “Alexander Karpinsky”. Las reservas serían fabulosas, ya que superarían los 511.000 millones de barriles de petróleo, es decir, el doble de las reservas petroleras de Arabia Saudita o un porcentaje importante de las necesidades anuales de energía a nivel mundial.

Dados los desafíos que hoy sufre el sistema internacional, ha surgido la duda de además de lo que está teniendo lugar en Europa, Medio Oriente y Asia, si el Tratado Antártico ha empezado a correr peligro. Mi respuesta es que no inmediatamente, pero no hay duda de que hay un cuestionamiento al ordenamiento internacional, y que, a partir de la invasión de Ucrania, los factores geopolíticos han irrumpido con fuerza en el mundo globalizado, uniéndose a los criterios medioambientales, económicos y jurídicos.

Ambas formas, Antártida y Antártica, son correctas. Cuando se habla de la “Antártida” se hace referencia a todas las tierras emergidas al sur de los 60 grados S, mientras que “Antártico” es un concepto que incluye no solo a las tierras emergidas, sino también a las regiones marítimas, cuyo limite externo se encuentra en la línea circumpolar “Convergencia Antártica “.

Por su parte, el Tratado Antártico es una de las joyas del Derecho Internacional. ¿Será desafiado como consecuencia de la decisión de la alianza ruso-china de cuestionar el orden internacional construido por Estados Unidos?

El Tratado Antártico es un instrumento casi único, que es considerado uno de los grandes logros en la búsqueda de la solución pacífica de controversias en la historia de la humanidad. Fue suscrito en Washington el 1 de diciembre de 1959 por doce países, y su entrada en vigor se inició el 23 de junio de 1961.

Firmaron Argentina, Australia, Chile, Francia, Nueva Zelandia, Noruega, Reino Unido; Bélgica, Japón, Sudáfrica, Estados Unidos y la Unión Soviética (hoy reemplazada por Rusia como estado sucesor). De estos doce, los primeros siete tienen reclamaciones territoriales.

Inmediatamente salta a la vista algo que difícilmente se repetiría en nuestros días, ya que no figura entre los firmantes China, hoy, en franca carrera para reemplazar a Estados Unidos como la principal superpotencia, en una contienda geopolítica que definirá el siglo XXI.

El Tratado Antártico es una de las joyas del Derecho Internacional

El Tratado Antártico es una de las joyas del Derecho Internacional

Al momento de firmarse el Tratado, quedaron suspendidas por una cantidad de años las controversias sobre reclamaciones de soberanía en el continente. Consta de una breve introducción o preámbulo y de solo 14 artículos, brevedad que al igual que las buenas constituciones, ha sido parte importante de su éxito.

Se inicia “Reconociendo que es de interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”.

El Tratado recalca la importancia del estatus quo: “Ningún acto o actividad que se lleve a cobo mientras el presente Tratado se halle en vigencia, constituirá un fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la Antártida ni para crear derechos de soberanía en esta región. No se harán nuevas reclamaciones de soberanía territorial en la Antártida, ni se ampliarán las reclamaciones anteriormente hechas valer, mientras el presente Tratado se halle en vigencia”.

Por su parte, el articulo VII establece que “todas las regiones de la Antártida y todas las estaciones, instalaciones y equipos que allí se encuentren… estarán abiertos en todo momento a la inspección”. Este articulo tiene como objetivo promover que la observancia del contenido del Tratado esté siempre presente para todos.

Se le considera un muy exitoso proyecto de conservación que ha permitido que la Antártida sea un continente pacífico y desarmado, en que la explotación de recursos naturales ha quedado prohibida. Los 12 países originales han aumentado, y hoy son 56 los firmantes que respaldan entre otras cosas, el fomento de la investigación científica, la prohibición de las explosiones nucleares y de desechos radioactivos de la energía nuclear.

El Tratado Antártico es, por, sobre todo, un acuerdo internacional, que busca evitar conflictos en el llamado continente blanco. El peligro no es inmediato ya que la información que surgió de Rusia no ha sido entregada por un canal oficial o al más alto nivel de Moscú, pero no hay duda que el mundo vive una etapa revisionista, ya que la alianza ruso-china tiene como objetivo fundamental cuestionar el sistema internacional y sus reglas, como ha sido notorio a partir de la invasión de Ucrania, donde una de las consecuencias ha sido precisamente esta alianza, y el error histórico cometido por Occidente al no evitar que Rusia se transformara en aliado menor de China.

Sin embargo, la próxima Cumbre del Tratado Antártico en agosto próximo en Argentina, no solo reunirá a los miembros firmantes, sino que asistirán representantes de aproximadamente 150 países, y no hay duda de que la información que surgió desde Rusia le da un marco distinto, si es que se originan disputas diplomáticas y legales, en torno a esta nueva etapa del mundo, donde el elemento geopolítico ha penetrado con fuerza a una era en que en la globalización parecía basarse solo en lo económico.

Incluso, entre los países que reclaman soberanía antártica, el caso de Argentina y Chile es destacable por el esfuerzo hecho durante décadas al respecto. Por cierto, nadie reconoce esa pretensión como parte de su territorio, pero han hecho una inversión reconocida para el momento en que se abra esa posibilidad, si es que no se cierra definitivamente en el futuro.

Mas aun, ambos países tienen esas reclamaciones como parte de sus escenarios de conflictos futuros, ya que tarde o temporal van a tener que enfrentar el tema que sus respectivas reclamaciones pueden dar origen a una disputa, y por lo tanto, a un conflicto, dependiendo de donde se extiende la línea que desde sus respectivos territorios penetra en la pretendida reclamación antártica, y no solo eso, sino que la de ambas entra en conflicto con la pretensión del Reino Unido.

Y al respecto ya existe un antecedente, toda vez que Chile y Argentina han resistido todos los llamados que se han hecho en el pasado para internacionalizar del todo a la Antártida, por ejemplo, el proyecto presentado en 1953 por la India.

Por su parte, el 4 de mayo de 1955 el Reino Unido presentó dos demandas, una contra Argentina y otra contra Chile respectivamente, ante la Corte Internacional de Justicia para que se declarara la invalidez de las reclamaciones de soberanía de ambos países. El 15 de julio de 1955, el gobierno chileno rechazó la jurisdicción de la Corte y el 1 de agosto también lo hizo el gobierno argentino, por lo que el 16 de marzo de 1956 fueron archivadas ambas demandas.

¿Podría el clima de cuestionamiento del actual orden internacional alcanzar al Tratado Antártico?

¿Podría el clima de cuestionamiento del actual orden internacional alcanzar al Tratado Antártico?

¿Podría el clima de cuestionamiento del actual orden internacional alcanzar al Tratado Antártico? No lo sabemos y de ahí la importancia que podría adquirir la próxima reunión cumbre en Argentina para entregar respuestas al respecto.

Chile y Argentina han hecho esfuerzos para establecer sus reclamaciones, las que han sido sostenidas en el tiempo. La mayor parte de las veces han sido esfuerzos individuales y competitivos, pero también ha habido esfuerzos de cooperación. Por ejemplo, en julio de 2003, ambos países comenzaron a instalar un refugio común llamado “Abrazo de Maipú”, a medio camino entre las bases O´Higgins de Chile y Esperanza de Argentina. Por su parte, desde 1998 las Armadas de ambos llevan a cabo la Patrulla Antártica Naval Combinada.

Chile y Argentina hacen nacer el origen de sus derechos jurídicos para reclamar territorio antártico, en el Tratado de Tordesillas firmado el 7 de junio de 1494 entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón por la parte española y Juan II de Portugal, con el objetivo de establecer una línea de demarcación entre ambos imperios para repartirse el Nuevo Mundo recién descubierto.

La consistencia del esfuerzo individual de cada país se muestra en que Argentina tiene trece bases, seis permanentes y 7 temporarias en el sector cuya soberanía reclama, y en ambos casos, los territorios reclamados son considerables, alrededor de un millón y un cuarto kilómetros cuadrados en el caso chileno, y alrededor de un millón y medio, en el caso argentino.

Chile cuenta con 13 establecimientos operativos, 4 refugios y 9 bases activas. De estas, cuatro son permanentes y cinco, por el verano. Al igual que Argentina ha hecho un serio esfuerzo para establecer precedentes, trabajo que incluye el poblamiento. Es así como en el caso chileno se ha buscado que efectivos militares y científicos vivan junto a sus familias en Villa Las Estrellas, inaugurada en 1984, que cuenta con niños nacidos allí, un aeródromo, un banco, una escuela, una guardería, hospital, supermercado, y, por cierto, internet, TV y telefonía móvil.

Hemos dicho que tanto Chile como Argentina han hecho un trabajo serio, a pesar de muchos cambios internos, lo que es especialmente llamativo en el caso de Argentina. También, ambos países se han adaptado a los cambios internacionales que se han registrado desde 1959, y, de hecho, todo indica, que el gobierno del presidente Milei lo ha hecho con rapidez en el nuevo escenario de protagonismo geopolítico que está apareciendo, ya que ha anunciado una futura base militar compartida con Estados Unidos en Ushuaia, Tierra del Fuego, lo que no es una decisión menor, sobre todo, después de coqueteos no materializados del gobierno anterior con China.

La Antártida es especial, sobre todo, si se la compara con el Ártico, donde Rusia desde hace mucho tiempo ha buscado adaptarse al cambio climático, desarrollando un nuevo paso comercial para Europa y Asia, que ha adquirido una vitrina inesperada por los problemas creados por los hutíes yemenitas e Irán al tránsito de mercancías por el Mar Rojo, y desde hace un par de años, y como consecuencia de su nueva alianza, hoy tiene un fuerte componente de capital y respaldo chino.

Nada de ello ocurre en la Antártica, y la duda que se plantea es si ello sigue siendo sostenible. Desde el punto de vista del Derecho Internacional, hasta 2048 el Protocolo que gobierna la Antártida solo puede ser modificado mediante el acuerdo de quienes ha concurrido al Tratado Antártico.

El documento que refuerza la protección del Medio Ambiente del Tratado Antártica es conocido como el “Protocolo de Madrid”, que hace lo posible para regular la creciente presencia turística. Es así como en la temporada 2022-23, más de 70.000 turistas pusieron un pie en el continente, mientras que cerca de 33.000 personas lo contemplaron desde un crucero, sin desembarcar. De hecho, hace algunos días, en la India, a partir del 20 de mayo tuvo lugar la 46ava reunión consultiva del Tratado Antártico, donde se discutió también la gestión del turismo en el continente helado.

Las únicas actividades económicas posibles, el turismo y la pesca están totalmente reguladas por un Tratado que no le hubiera prestado demasiada atención a la existencia de petróleo, pero el mundo está en proceso de cambio, y aunque el Tratado Antártico tiene vigencia indefinida, la posibilidad de revisión a partir del 2048 es algo a tener en cuenta, y sin duda en 24 años la correlación de fuerzas a nivel internacional puede sufrir cambios que hoy no se visualizan en toda su magnitud.

La duda es si se puede iniciar un proceso de erosión del contenido del Tratado Antártico hacia la explotación de energía y minerales por razones geopolíticas, como también puede sufrirlo el espacio exterior.

Una pregunta posible es si hoy una potencia decidiera iniciar un proceso sino de explotación, al menos de exploración en el continente antártico, ¿continuará el Tratado siendo respetado de la misma forma que ha ocurrido hasta ahora? Otras preguntas son ¿Se abriría un nuevo escenario? o ¿habrá una reacción internacional que paralice la acción o sancione efectivamente a quien ha roto el estatus quo?

Por ahora no lo sabemos, es, por lo tanto, motivo para esperar que la próxima cumbre de miembros firmantes del Tratado Antártico, en agosto próximo en Argentina, entregue algo más de claridad al respecto.

@israelzipper

PhD. en Ciencia Política (Essex), Licenciado en Derecho (Barcelona), Abogado (U. de Chile), ex candidato presidencial (Chile, 2013).