Tres horas de toma militar: De intento de «golpe» a la acusación de Zúñiga a Arce de «autogolpe»

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Una jornada de tensión en plaza Murillo.

 

Fuente: ANF

La Paz.- Después de aproximadamente tres horas de tensión en la plaza Murillo, el personal militar y tanquetas que cercaron el sitio, encabezado por el general Juan José Zúñiga, se retiraron luego de que el presidente Luis Arce posesionará al nuevo Alto Mando militar. Tras el repliegue de la tropa el mandatario celebró arropado de sus afines, condenando el “golpe”, aunque minutos después el general lo implicó en un “autogolpe”.



Alrededor de las 14:30 de este miércoles, tanquetas y efectivos militares cercaron los alrededores de la plaza Murillo, considerada el centro político de Bolivia. La toma fue liderada por Zúñiga que aseguró que el objetivo era ingresar a la Casa Grande del Pueblo, pero fue confrontado por el presidente Luis Arce quien le ordenó replegarse.

Arce “deploró” la actitud de militares y afirmó “estamos frente a un intento de golpe de Estado por militares que están manchando el uniforme, atentando contra la CPE y contamos con militares que saben que nuestra CPE y el respeto a la normativa vigente es lo más importante”.

El mandatario en un acto sorpresivo habló frente a frente con Zúñiga, el presunto “golpista”, es más lo recibió en la puerta de Palacio de Gobierno, poco antes una tanqueta había arremetido contra la puerta.

Después de varios minutos de gasificaciones en la plaza Murillo, el mandatario posesionó al nuevo Alto Mando Militar. En el cargo de comandante general del Ejército asumió el general de división, José Wilson Sánchez, el general de división aérea Gerardo Zavala Álvarez, comandante general de la Fuerza Aérea Boliviana y el vicealmirante Renán Wilson Guardia Ramírez, comandante general de la Armada boliviana.

Durante su intervención, Sánchez, ordenó el repliegue de las tropas que tomaron la plaza Murillo. “Pido, ordeno y dispongo que todo el personal que se encuentra movilizado en las calles debe retornar a sus unidades”, ordenó.

Tras la posesión los militares y tanquetas, además de Zúñiga abandonaron la plaza Murillo. Ese hecho fue aplaudido por los seguidores de Luis Arce y funcionarios públicos que se apostaron en el lugar para respaldar la gestión del mandatario.

El Gobierno reaccionó inmediatamente mediante sus redes sociales, el presidente Arce en su primera reacción habló de “movilizaciones irregulares”; también identificaron como un “intento de golpe de Estado”, mientras otros tildaron el hecho de un “golpe”.

La sorpresiva movilización militar duró tres horas, luego se retiraron sin ejercer ninguna oposición. Nadie intentó si quiera detener al general Zúñiga.

Tras el repliegue de los militares, el presidente Arce, el vicepresidente David, los ministros se arroparon con sus organizaciones sociales afines y muchos servidores públicos, como señaló una fuente del Ejecutivo. “¡Una victoria para la democracia!”, decían los medios gubernamentales.

Las autoridades salieron al balcón de Palacio Quemado desde donde saludaron a la concurrencia apostada en la plaza Murillo. Posteriormente, salieron a la calle donde Arce y Choquehuanca fueron alzados en hombros.

Poco después, Zúñiga era nuevamente el centro de la información al ser aprehendido luego que la fiscalía ordenó el inicio de un proceso por los presuntos delitos de terrorismo y alzamiento armado.

Pero el general no guardó silencio y reveló que la movilización militar fue armada con el presidente Arce, es más se dispuso el despliegue de tanques y tropa militar, incluso detalló qué día y hora se había realizado el operativo de desplazamiento. Sus declaraciones provocaron un giro en las repercusiones.

Las primeras reacciones fueron de condena, ahora hay voces que hablan de “autogolpe”

Los líderes políticos del MAS y de la oposición repudiaron la toma militar, fueron las primeras reacciones ante lo que se denunció como un presunto “golpe de Estado”, sin embargo, a medida que sucedieron los hechos los hechos advirtieron un posible “autogolpe”.

La senadora de Comunidad Ciudadana Andrea Barrientos dijo que el Gobierno “monta estos espectáculos” cuando su principal tarea debiera ser dar respuesta a los problemas que existen en el país.

Exigió a las autoridades una investigación transparente, y respuestas a las varias interrogantes en torno a los hechos que sucedieron este miércoles en horas de la tarde. “Estamos convencidos que hay una mano negra, puede ser verdad o no lo que dice Zúñiga”, afirmó.

Aunque dijo que deja mucho que pensar que el ministro de Gobierno vaya a pedir a Zúñiga que salga de la tanqueta sin un chaleco antibalas, que el ministro Montaño se caree con los militares o que el presidente se encare con un general del Ejército. Un golpe de Estado no se gesta de esa manera”, sostuvo Barrientos.

El analista Jorge Santistevan calificó la acción como “política” y “no militar”. “La parte política ha planeado este golpe, para victimizar al presidente y ganar espacios de poder, pero sobre todo la solidaridad de los sectores políticos, sindicales y la población”.

En su opinión no es creíble el “golpe mal planificado”, una acción de esa naturaleza cumple requisitos y condiciones, que en este caso no existían, porque -según el analista- Zúñiga ni siquiera tiene liderazgo y tampoco participaron las tres fuerzas.

“La tarde de este 26 de junio de 2024, los bolivianos vivimos un increíble show político, armado por los irresponsables, incapaces y corruptos, que están de inquilinos en la mal llamada Casa Grande del Pueblo. Utilizaron a un general insano, para tomar con tanquetas la plaza Murillo, a la vista y sorpresa de algunos transeúntes distraídos”, opinó la diputada Luisa Nayar.

/ANF/