Bolivia: Estudio advierte sobre “democracia frágil”

EL PAÍS ESTÁ ÚLTIMO O PENÚLTIMO EN DIVERSOS RANKINGS EN LA REGIÓN Y EL MUNDO

En el pasado, Bolivia también estuvo a la cola en indicadores democráticos, pero su situación ha empeorado en el último tiempo

 



Bolivia: Estudio advierte sobre “democracia frágil”
MEDICIONES. La situación de Bolivia respecto a otros países de Sudamérica en separación de poderes, justicia, capacidad electoral. ESTUDIO JULIO ASCARRUNZ

 

 

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Bolivia está a la cola de múltiples mediciones: separación de poderes, estado de la justicia y otros, que configuran una “democracia frágil”, cuyo estado se ha agravado en los últimos años.

El último estudio “Institucionalidad democrática en Bolivia: Estado de situación”, elaborado por el politólogo y docente Julio Ascarrunz para la Fundación Jubileo, recoge una serie de indicadores, tomando información del proyecto Varieties of Democracy (V-Dem)3 de la Universidad de Gotemburgo y otras mediciones que llaman la atención sobre la democracia boliviana “frágil” y “en deterioro”, justo en un momento de renovada polarización política a raíz de la toma militar de la plaza Murillo, la semana pasada.

CORREO DEL SUR accedió al documento. En un ranking de rendición global de cuentas horizontal, vinculado a la separación de poderes, Bolivia se presenta en el penúltimo lugar solo por encima de Venezuela, ambos con indicadores negativos y muy por debajo del promedio regional. En su mejor momento, en 2003, el país estaba penúltimo.

La justicia, tan denostada en los últimos años, también está a la cola en una comparación con el resto de Sudamérica y el mundo.

En el índice de estado de derecho, que exhibe la relación de la justicia con el poder político, “Bolivia nuevamente se posiciona como el segundo peor país, superando solamente a Venezuela, con un valor que, aunque no es tan llamativo como el caso venezolano, sí está considerablemente alejado del promedio regional para el año”, reza el estudio. En 2003, año en el que se presentó el mejor valor, el país estaba en el cuarto peor lugar del continente.

Según World Justice Project (WJP), el principal problema de la justicia es la corrupción, a raíz de lo cual Bolivia se encontraba el año pasado en el puesto 137 de 142 países analizados en el mundo. En el acceso a la justicia por parte de la ciudadanía, los indicadores de 2023 también son muy preocupantes: sitial 140 de 142 en administración de justicia civil y 141 de 142 en justicia penal.

CAPACIDAD ELECTORAL

Los indicadores suman. El país tiene el peor organismo electoral en términos de capacidad de toda América del Sur, incluso por detrás de Venezuela. En este caso, “si se analiza la posición de Bolivia comparando la capacidad de su organismo electoral con otros países, en su mejor momento, periodo 2003-2005, es posible observar que la disminución de esta capacidad fue marcada, toda vez que el país había llegado a posicionarse como el cuarto mejor del continente”.

El panorama se completa con el hiperpresidencialismo, el segundo más alto de Sudamérica después de Venezuela, lo que muestra hasta qué punto el poder político está concentrado en manos del Ejecutivo en Bolivia. Finalmente, el acceso a trabajos en el Estado está completamente partidizado; nuevamente, en la región, el país solo presenta peor situación Venezuela.

La investigación de Ascarrunz incluye más indicadores y advierte, en sus reflexiones finales, que el camino por donde transita la democracia boliviana es “muy arriesgado”: “La democracia boliviana, aunque débil y de baja calidad, sigue vigente. Sin embargo, los problemas democráticos de la actualidad dan cuenta, justamente, de rupturas que vienen principalmente luego de procesos largos y progresivos de erosión que, además, inician desde dentro del propio sistema político con el menoscabo sistemático de principios e instituciones democráticas. Justamente, ese es el camino por el que transita la democracia boliviana. Uno muy arriesgado”.

Recomienda que el fortalecimiento de la institucionalidad democrática no se concentre “solamente en las cuestiones que apuntan a repuntar los principios e instituciones de la democracia liberal-representativa, sino que también es necesario oxigenar el sistema político con la participación efectiva de la sociedad civil”.

UNA MUESTRA

En una entrevista concedida a Correo del Sur Radio (FM 90.1 y AM 980), este lunes, Ascarrunz llamó a preguntarse cómo se llegó a la toma militar de la plaza Murillo, la semana pasada. “¿Este tipo de eventos hubieran sido, primero, posibles y, segundo, creíbles en otro contexto? Imaginémonos en un pasado no muy lejano (…) este fantasma de la amenaza de la toma militar de parte del poder político es un evento que estaba presente más en la época de los 80, tal vez hasta principios de los 90, pero no más adelante de eso. Entonces, hay algo que está sucediendo en la democracia boliviana que haya hecho que estos eventos, indistintamente si son reales o no, si son montados o no, hayan sido creíbles por buena parte de la población y hayan generado zozobra”.

“Hay algo que está sucediendo y ese algo se puede identificar a partir de dos elementos. Uno de ellos es los problemas de institucionalidad democrática (…), esa crisis combinada con problemas en torno a la cultura política boliviana, altamente polarizada (…), pero que también está desencantada no solamente con el gobierno de turno, sino en muchos casos con el funcionamiento del propio sistema político de la propia democracia en sí misma”, completó.

LA PREGUNTA

Julio Ascarrunz

POLITÓLOGO

¿Este tipo de eventos (toma militar) hubieran sido, primero, posibles y, segundo, creíbles en otro contexto? (…) Hay algo que está sucediendo(…): problemas de institucionalidad democrática (…) combinada con problemas en torno a la cultura política boliviana, altamente polarizada”.

También puede leer:

María Galindo alerta que la amenaza de golpe en Bolivia aún no fue desactivada

Persisten aprestos golpistas; el grupo “Los Pachajchos” no fue desarticulado