Un sismo de 5,6 de magnitud sacudió el viernes el sur del departamento de La Paz (provincia José Manuel Pando) y el movimiento también se sintió en el centro de la sede de Gobierno, a 150 kilómetros de distancia, sin consecuencias.
Fuente: lostiempos.com
La Red Sismológica del Observatorio San Calixto reportó 131 sismos con epicentro en territorio boliviano durante junio, casi todos con epicentro en localidades no pobladas.
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¿Y qué pasa si los epicentros de los sismos se dieran en centros urbanos? El especialista en estrategias de búsqueda, y exjefe de Operaciones en SAR Bolivia, Alexander Antezana, dijo que Bolivia no está preparada infraestructuralmente para atender un eventual terremoto de magnitud.
Antezana sostuvo que, si bien los mayores terremotos que se produjeron en Bolivia, como el de Sipe Sipe, Aiquile y Totora, en Cochabamba, provocaron la afectación de viviendas y la pérdida de vidas humanas, estos fueron en poblaciones rurales. El tema cambia si se produjera un movimiento telúrico de magnitud en las grandes ciudades. En esa situación, desde luego que sería una catástrofe inimaginable.
El especialista afirmó que el país no cuenta con equipos de rescate sofisticados y que, además, son limitados. Otro aspecto importante, sostuvo, es la logística adecuada que se debe tener.
“Dentro de los equipos de rescate que tiene el país están Bomberos de la Policía, SAR Bolivia, Geos y Defensa Civil, que incluye a unidades militares y sus grupos de rescate”, afirmó.
Según el experto, cada uno de estos equipos puede atender, máximo, el colapso de una estructura, contando con los equipos logísticos y humanos que tengan el entrenamiento para ingresar a estructuras colapsadas con el equipo adecuado. Es decir, gatas hidráulicas, expansores hidráulicos, equipos de corte de estructuras para hormigón armado, etc. Además de todos esos equipos, se debe contar con maquinaria pesada específica.
En caso de ocurrir una catástrofe por terremoto, la población civil tiene información básica de cómo se debe enfrentar la situación, pero no es suficiente. “Esto porque no existe una cultura de información y prevención sobre el tema, o algunas normas que el Estado promueva para que esto se lleve delante de manera continua”, dijo Antezana.
Colapso en minutos
Greby Arispe Ovando, experto en rescate e instructor del SAR-Bolivia, coincidió con Antezana al asegurar que el país no está preparado para enfrentar un sismo de gran magnitud. En cuestión de minutos, todos los servicios de emergencia, rescate, Bomberos, Policía, hospitales y otros colapsarían.
“En muchas construcciones, no se respetan las normas de seguridad humana y, por abaratar costos, prescinden de elementos básicos de seguridad”, enfatizó Arispe.
El experto afirmó que una de las principales falencias es la falta de cultura. “Los dos simulacros de terremoto que se realizaron en Cochabamba no reflejan la realidad de la capacidad de respuesta. A nivel nacional, también se deben realizar prácticas de simulacro”.
Sugiere que en los colegios deberían pasar cursos de primeros auxilios y respuesta a emergencias en caso de posibles sismos.
Arispe también mencionó las falencias que existen en el tema de incendios que podrían llegar a producirse en un eventual sismo. “No se cuenta con una red de agua por hidrantes. En el caso de estructuras colapsadas, no se tiene el equipo adecuado y eso afectaría a los tiempos de respuesta y se llegarían a perder muchas vidas”, concluye.
Sismos en Bolivia
De los 131 sismos ocurridos en Bolivia, en junio, el departamento con mayor actividad fue Potosí con 107 eventos, le sigue Cochabamba con 13, La Paz con 8 y Oruro con 3 sismos. Las profundidades de los temblores variaron desde 6,8 km a 349,4 km y las magnitudes de 1.9 M a 4.6 M.
De acuerdo a una publicación realizada por Edgar Liborio Ricaldi Yarvi, del Instituto de Investigaciones Físicas, de la Carrera de Física de la Universidad Mayor de San Andrés, la sismicidad en territorio boliviano se reduce a un promedio de 3,5 grados de magnitud. Eventualmente, se alcanza magnitudes mayores a los 5 grados (de foco superficial) y en casos excepcionales los terremotos son de gran intensidad (por ejemplo, el de Aiquile en 1998), que ocurren por el reacomodamiento de bloques (con foco de profundidad intermedia) o bien por el deslizamiento de masas rocosas, como el terremoto de Consata-Mapiri en 1947.
Un caso excepcional de terremoto de gran magnitud fue el que ocurrió en las provincias Iturralde-Ballivián (Beni) en 1994: 8,6 grados de magnitud. Éste fue reconocido mundialmente como de foco de gran profundidad (630 km), lo que resultó en una baja intensidad en superficie.
Bolivia se considera como un país de actividad sísmica moderada. Las zonas más activas en Bolivia son Cochabamba y Potosí.
Sismos vinculados a fallas tectónicas principales:
(a) Falla de Cochabamba con convergencia al noreste (del tipo de caída gravitacional de gran magnitud).
(b) Falla Potosí-Oruro-La Paz y falla Uyuni-Khenayani con convergencia hacia el oeste (del tipo de plegamiento con ruptura); falla de San Vicente con convergencia al este (del tipo de plegamiento con ruptura).
(c) Falla de Potosí-Chuquisaca-Cochabamba; falla Aiquile-Tupiza con convergencia hacia el este (del tipo plegamiento con caída gravitacional); falla Camargo-Tojo con convergencia hacia el oeste; falla de Yunchara con convergencia hacia el oeste (del tipo de caída gravitacional de gran magnitud).
(d) Fallas del Subandino: falla de San Simón con convergencia hacia el oeste (del tipo solapamiento) y falla Mandeyapecua con convergencia hacia el oeste.
Fuente: lostiempos.com