Francisco Javier Pezold es un joven valiente y dedicado, cuya historia inspira a toda la población.
Fuente: Red Uno
ientras muchos adolescentes de su edad se divierten y disfrutan de actividades recreativas, Francisco Javier Pezold, de 15 años, se encuentra en la primera línea de batalla contra los incendios forestales en Roboré. Desde los 13 años, Javier ha dedicado su vida a ser bombero voluntario, siguiendo los pasos de su padre, quien también es bombero.
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“Estoy en la actividad ayudando a los bosques y las personas de este pueblo. Estamos sofocando el fuego. Mi función es ayudarlos cuando da el aviso el del helicóptero y yo jalarlos por detrás, como ellos están debajo los ayudo para que salgan y no haya accidentes,” relata Javier, con una madurez y determinación que sobrepasan su edad.
La labor de Javier no tiene horario fijo. Se levanta cuando la tarea lo llama y divide su tiempo entre el combate de incendios y sus estudios escolares. “Yo hago esto por proteger los bosques,” agrega con convicción. Su compromiso y valentía son un ejemplo para muchos, destacando que a su corta edad ya está marcando una diferencia significativa en su comunidad.
El padre de Javier no podría estar más orgulloso. “Me da un orgullo que siga mis pasos porque la naturaleza nos necesita,” expresa emocionado. Juntos, padre e hijo forman un equipo inquebrantable, luchando codo a codo contra las llamas que amenazan los bosques de Roboré.
A pesar de no haber volado nunca en un helicóptero, Javier sueña con ser piloto algún día. Desde tierra, observa con admiración y respeto el trabajo de los equipos aéreos que combaten los incendios. Su sueño es volar y seguir protegiendo la naturaleza desde el cielo.
