La exhaustiva radiografía a las agrupaciones criminales que operan actualmente en Chile y Latinoamérica

Cómo surgieron, dónde han consolidado su poder y cómo enfrentar a las bandas delictuales que aterrorizan la región. El análisis de Pablo Zeballos, consultor e investigador en terrorismo internacional y crimen organizado

Mauricio Palazzo

Pablo Zeballos es un expolicía que trabajó 15 años como analista de inteligencia.



Pablo Zeballos es un expolicía que trabajó 15 años como analista de inteligencia.

 

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Fuente: infobae.com

 

El interferiado del 13 al 16 de julio pasado fue de terror en Santiago de Chile. 17 personas murieron en diversos hechos de violencia, pero hubo dos que dejaron consternado al país: la masacre con armas automáticas de cuatro adolescentes chilenos en Quilicura, y la balacera que dejó cinco venezolanos muertos por no pagar la “vacuna” para vender drogas que exige el Tren de Aragua, en una fiesta “after hour” en Lampa.

Ante tamaña ola de violencia, la crisis de seguridad que vive el país pareció llegar a un clímax: la oposición exigió que rodaran cabezas, el partido Social Cristiano amagó una acusación constitucional contra la ministra Carolina Tohá y los más exaltados hasta pidieron estado de sitio. El gobierno de Gabriel Boric acusó el golpe y anunció 500 carabineros y mayor control migratorio, pero al ver que las críticas no amainaban, se vio en la necesidad de adelantar la construcción de una nueva cárcel de máxima seguridad en la que se encerrarán a los líderes de las bandas criminales que aterrorizan al país, y que se instalará en Santiago, todo indica que a pesar de las críticas de su alcaldesa, Irací Hassler (PC).

Ya se dijo que dicha cárcel no seguirá el modelo de Bukele, sino el italiano utilizado para neutralizar a los jefes de las mafias. Pero, ¿cuándo llegaron estos grupos delictuales a Chile? ¿De dónde provienen? ¿Cómo funcionan y se han hecho fuertes? ¿Cómo combatirlos? Para entender este fenómeno, Infobae conversó con Pablo Zaballos, ex oficial de policía con casi 15 años como analista de inteligencia de Carabineros, experto en terrorismo internacional y crimen organizado y autor del libro “Un virus entre sombras: La expansión del crimen organizado y el narcotráfico en Chile”, recientemente publicado por Catalonia y ya disponible en Chile y América Latina en formato físico y digital.

“Lo primero es diferenciar que actualmente estamos viendo oleadas de crímenes distintas a las que se conocían en Chile. El crimen organizado existía, pero no con las dinámicas que observamos ahora. Las organizaciones extranjeras que operaban antes en el país lo hacían para asuntos puntuales, envíos de droga o coordinaciones para lavados de activos. Pero lo que tenemos ahora – y que también afecta a Argentina, Perú, Uruguay y Costa Rica -, es que estas nuevas organizaciones ejercen un control del territorio donde operan. En Chile, dichas organizaciones comenzaron a asentarse previo a la pandemia y llegaron para quedarse”, sostiene Zeballos.

"Casas del terror" del Tren de Aragua en Chile. En ellas se suele esconder a los secuestrados y torturar adversarios.

«Casas del terror» del Tren de Aragua en Chile. En ellas se suele esconder a los secuestrados y torturar adversarios.

-¿Qué organizaciones extranjeras operan actualmente en Chile?

– Hay bandas peruanas (Los Pulpos, La Jauría) y dominicanas (Los Trinitarios) asentadas en Santiago, y también organizaciones colombianas que están principalmente en Antofagasta. Las otras son el Tren de Aragua venezolano, por supuesto, y sus tentáculos o franquicias, como Los Gallegos, Los Orientales y El Tren del Coro, que es una escisión de Los Gallegos. Ellos están presentes en varias ciudades. También hay sospechas de que líderes del Primer Comando de la Capital brasileño (PCC) han llegado al país en búsqueda de alianzas. Sin embargo, los bandas se están mezclando y las venezolanas ya tienen integrantes chilenos o colombianos, por ejemplo.

– ¿Piñera le abrió las puertas al Tren de Aragua cuando fue a Cúcuta?

– No, las estructuras de origen venezolano empezaron a hacerse notorias en Chile a partir de 2018. Al año siguiente vino el estallido social y luego la pandemia, lo que impidió que el Estado advirtiera el fenómeno a tiempo. Recuerda que incluso se llegó a negar oficialmente la existencia del Tren de Aragua en Chile y se los reconoció recién en 2021. En ese período, la organización se fue afianzando.

-Sus negocios son bien diversos, pues no solo se dedican al tráfico de drogas…

– Sus actividades son múltiples, están ligadas siempre a la migración y van desde cobrar peaje en la “trocha” para pasar de un país a otro, hasta generar extorsión, lograr el monopolio en la venta de droga, trata de blancas, en fin. En la medida que avanzan desde Venezuela hacia el sur, se dan cuenta que los criminales locales están desaprovechando oportunidades de negocio, que ellos empiezan a tomar. Fue el Tren de Aragua, por ejemplo, quienes inyectaron la ketamina en el continente.

– También se tomaron los campamentos irregulares y armaron un negocio inmobiliario…

– Sí, producto de la migración hubo una explosión de asentamientos precarios y ahí aparecieron varias “oportunidades de negocio”, puesto que estas estructuras ofrecieron servicios que el Estado no podía ofrecer: casa, seguridad, agua, luz y TV cable. Y armaron su negocio, explotando las debilidades de los discursos políticos, enfrascados en buscar responsables y no en atacar el problema. Y así como se hicieron fuertes en estas “tomas” ilegales, también lo hicieron antes en las cárceles donde nacieron, logrando una gobernanza criminal intrapenitenciaria, obligando a otros reos a sumarse a la organización y adquiriendo fuerza para presionar al Estado y llegar a acuerdos, por ejemplo.

En junio hubo un intento de motín en una cárcel de alta seguridad de Santiago por parte de peligrosos líderes del Tren de Aragua y Los Gallegos.

En junio hubo un intento de motín en una cárcel de alta seguridad de Santiago por parte de peligrosos líderes del Tren de Aragua y Los Gallegos.

– ¿Eso fue lo que sucedió en el intento de motín que hubo hace poco más de un mes en el Recinto Especial Penitenciario de Alta Seguridad en Santiago, que dejó 12 guardias lesionados?

– Así es, también lo veo como una especie de desafío o medida de presión, como diciendo “miren, no nos gusta el régimen de prisión, queremos uno más laxo, queremos más comunicación con nuestra gente afuera.”

-¿Cómo lo ha hecho Boric en el combate contra las delincuencia organizada y qué te parece su anuncio de una nueva cárcel de alta seguridad?

– Siento que la política del Gobierno está muy presionada por la contingencia, y por lo tanto puede cometer el error de hacer diagnósticos apresurados, pero todo anuncio en orden de combatir el crimen organizado es bienvenido. Lo importante es que no se quede solo en el anuncio. Pero se requiere entender que esa nueva infraestructura no servirá de nada si no se aplican nuevas formas de segmentación criminal que permitan contener la contaminación criminógena entre sus reos, por ejemplo. Y además, adoptar medidas para que el sistema penitenciario sea lo menos corrupto posible.

-¿Como los gendarmes que pasan celulares o droga a los reos?

– Hay muchos casos probablemente donde eso ocurre, pero no sería tan tajante con Gendarmería, puesto que las mismas políticas de control interno permiten detectar ese problema.

– Esta nueva cárcel, dicen, seguirá el modelo italiano para encerrar a los jefes mafiosos y no el salvadoreño,…

– El modelo italiano se basa en cortar la comunicación de los líderes de grupos criminales con el exterior. Pero en Italia estas estructuras son piramidales, cosa que al parecer no sucede en las organizaciones latinoamericanas. Respecto al modelo de Bukele, aún tengo mis dudas si efectivamente es lo que dice ser, o un simple acuerdo secreto entre el Estado y los líderes de la Mara Salvatrucha, asunto que pondría en riesgo la democracia como la entendemos. Por eso, más allá de infraestructura penal, Chile tiene que buscar un modelo propio que se adapte a su realidad.

– ¿Que hay de la reinserción social?

-El sistema penal chileno busca evitar la reincidencia criminal y eso hay que fomentarlo. Hay que entender que en las cárceles hay reos que no están asociados a ningún grupo criminal, a quienes no les queda más remedio que unirse una vez dentro, pues son sometidos por estas organizaciones.

– ¿Cuál es tu teoría respecto al asesinato de Ronald Ojeda?

-Comparto lo que dice el Ministerio Público, que puede haber un móvil político detrás, es lo más probable. Pero detrás hay fenómeno muy interesante, y es el hecho de que estas organizaciones ya empiezan a tomar contratos criminales por complicados que sean. Así sucedió con la muerte del fiscal anticrimen paraguayo Marcelo Pecci, asesinado aparentemente por orden del PCC, en Colombia.

Zeballos también cree que hubo ¨motivaciones políticas" detrás del crimen del teniente venezolano Ronald Ojeda en Santiago.

Zeballos también cree que hubo ¨motivaciones políticas» detrás del crimen del teniente venezolano Ronald Ojeda en Santiago.

-¿Es factible entonces que el régimen de Maduro haya contratado al Tren de Aragua para asesinar a Ojeda?

-Creo en la teoría de que hay una motivación política, que podría venir de la facciones de poder venezolanas, pero quién realizó el contrato, no sé si fue el régimen de Maduro. Soy investigador y no tengo la evidencia para asegurar algo así. Lo que sí parece claro es que el contrato para matarlo se hizo con el Tren de Aragua.

– ¿Cómo combatir a estas verdaderas empresa criminales?

– El crimen organizado es un modelo económico que tiene como objeto tomar las ganancias de sus actividades ilícitas para inyectarlas en los mercados formales. Lavar el dinero. Por eso, hay que entender sus flujos financieros, y eso no va solamente de la mano del levantamiento del secreto bancario, que actualmente es monopolio de la justicia en Chile y se discute extenderlo a entes administrativos como Impuestos Internos. Eso es bueno, pero el objetivo es entender estos nuevos mercados formales que surgen sin explicación como las barberías, los juegos de azar en línea o el oro ilegal, por ejemplo. En el fondo, cualquier mercado que se expanda de manera sospechosa donde se pueda estar lavando dinero ilegal.

– ¿Qué hay de la mafia china de Fujian? Es poco conocida aún y en Chile se dedican a cultivar marihuana indoor por kilos…

– Sí, tiene mucha presencia en España y en Chile entiendo que ya hay un condenado. Estas estructuras suelen ser muy difíciles de detectar, pues son muy identitarias y solo tienen miembros chinos. Y aunque tienen que conectarse con narcos legales para vender su producto, esas conexiones son mínimas. Tienen un mercado específico – y esto va no solo para Chile, sino para toda América Latina – y son exploratorias, es decir, son pequeñas estructuras que vienen a estudiar nuevos mercados, viendo qué tan buenas son nuestras aduanas, nuestros sistemas de transporte, etc.

– Y Chile es atractivo por sus puertos para enviar droga, buena conectividad vial y facilidad para armar una empresa totalmente legal en una hora por internet…

– Exacto, Chile ofrece ventajas interesantes para el crimen organizado y supongo que son los efectos de la globalización y la competitividad económica.

– ¿Estas organizaciones criminales nacieron para quedarse en toda América Latina?

– El crimen organizado se diferencia de la delincuencia común por la forma en que genera sus raíces en el tejido social, con la intención única de prolongarse en el tiempo. No vinieron por un período corto de tiempo, vinieron a asentarse. Es una realidad criminal que está en toda Latinoamérica con diferentes niveles de crecimiento: en Ecuador ha avanzado mucho y en Costa Rica igual. Por lo mismo, en Chile es algo con lo que va a tener que lidiar este gobierno y el próximo, y el que venga después. Las medidas que ha tomado Boric no son malas, son buenas. Pero este es un problema de Estado, no de un gobierno de turno.