«Sigo llorando»: Lorenza busca desde hace 8 años a su hija Juliana

La madre no pierde la esperanza de encontrar a su hija y recorre las calles de El Alto con su fotografía.

«Sigo llorando»: Lorenza busca desde hace 8 años a su hija Juliana 

Fuente: Red Uno

 



El Alto, Bolivia.-

En el Día Mundial contra la Trata de Personas, que se recuerda cada 30 de julio, se encuentran decenas de historias de familias que buscan a sus hijos desaparecidos.

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Entre ellos está Lorenza Hilario, una madre que hace 8 años busca a su hija desaparecida en la ciudad de El Alto.

«Tengo una gran pena, he llorado grave, por eso estoy mal del ojo, ya no me puedo curar. Cuando miro sus fotos, solo eso miro, lloro por mi hijita hasta ahora», contó Lorenza.

La mujer, con el rostro demacrado y los ojos enrojecidos, recuerda la pesadilla que vivió en 2016, cuando su hija menor, Juliana Condori, desapareció sin dejar rastro alguno, la niña tenía 12 años.

Ahora, ocho años después, la búsqueda no cesa, pues la madre no ha perdido la esperanza de encontrar a su pequeña. En el camino, encontró a otras mujeres con la misma pena.

«Pedí ayuda, no sabía dónde buscar. Entre hartas hemos buscado, caminamos unas cinco mujeres», dijo, entre lágrimas.

El jueves 15 de julio del 2016, Juliana salió de su casa llevando a su sobrino a casa de su hermano. Vestía una chompa ploma, buzo azul y chinelas rosadas. Dejó al niño, pero no volvieron a saber más de ella.

«Solo el Señor sabe si mi hija ahora estará viva o muerta. A veces cuando camino, veo a personas parecidas a mi hija, por atrás, cuando las veo por delante, son otras. Era la más querida. Ahora, ya debe estar jovencita», develó.

Durante la búsqueda, surgieron varias versiones. Incluso le dijeron que dos hombres se la llevaron a la fuerza en un vehículo y la niña gritaba.

«Dice que ella estaba caminando y de arriba vino un auto azul, ahí la subieron, dice que la wawa estaba gritando, la llevaron al lado del puente Vela. Ya no quiero recordar», agregó.

Su esperanza es que la menor siga viva y sepa que su madre no la dejó de buscar.

«Ven, Juliana. ¿Dónde estarás hijita? Ya debe estar jovencita mi hijita», rogó.

Lorenza espera, sueña y lucha día tras día porque el amor de una madre no conoce de olvido, ni de tiempo.