La sociedad civil venezolana y la dirigencia, salvo contadas excepciones, desconocía las negociaciones en el último refugio del dirigente en la residencia del embajador español en Caracas, Ramón Santos
Daniel Lozano
Fuente: El Mundo.es
El exilio del candidato ganador de las elecciones presidenciales, Edmundo González Urrutia, ha provocado conmoción entre las filas opositoras. El anuncio de que volaba a Madrid a bordo de un avión de las fuerzas armadas españolas sorprendió a la sociedad civil venezolana y a la dirigencia, que salvo contadas excepciones desconocía las negociaciones que se llevaban a cabo en el último refugio del dirigente en la residencia del embajador español en Caracas, Ramón Santos.
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«Y dice que la dictadura dio el salvoconducto en aras de la tranquilidad y la paz de la República. El máximo cinismo», reaccionó el dirigente Juan Pablo Guanipa, muy cercano a María Corina Machado, tras conocer la noticia y el anuncio hecho público previamente por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, en el que precisó que «una vez ocurridos los contactos pertinentes entre ambos gobiernos (España y Venezuela)» concedieron a Edmundo y a su mujer los salvoconductos pertinentes para reunirse en Madrid con su hija pequeña.
«Esa es la paz del sepulcro, la paz de la opresión, la paz de la represión. Esa paz no es la que queremos los venezolanos», remachó Guanipa.
La noticia corrió entre las filas opositoras en pocos minutos, sembrando desolación y desasosiego. El chavismo presionó al máximo a Edmundo, de 75 años, durante los últimos días, con tres citaciones de la Fiscalía y una orden final de aprehensión reclamada por uno de sus jueces antiterroristas. En paralelo proseguía su campaña de terror contra dirigentes opositores, activistas y ciudadanos que formaron parte del hito histórico de las elecciones del 28-J, desde testigos hasta los encargados de logística y de recoger las actas que dieron la victoria al candidato democrático.
Según el Foro Penal, la cifra de presos políticos asciende a 1.793, cuando antes del 28J eran 350 los recluidos en las mazmorras del régimen. Entre ellos destacan 59 menores de edad y 225 mujeres.
Durante los días que González Urrutia permaneció refugiado en la residencia del embajador español en Caracas, el chavismo asedió la Embajada de Argentina, donde permaneció seis estrechos colaboradores de María Corina Machado. No fue, ni mucho menos, casualidad. Durante el tiempo que Leopoldo López permaneció en el mismo lugar, bajo protección española, capítulos de presión chavista sucedieron una y otra vez, aunque en la mayoría de los casos no fueron de conocimiento público.
«Querían forzar el exilio de Edmundo González porque es el presidente electo y tenerlo en el país era una presión constante. Lograron lo que querían. Y es un golpe muy, muy grande para muchos. Para millones. Mi admiración y respeto eterno a quienes han liderado», argumentó el politólogo Walter Molina.
Fuente: El Mundo.es