Escribir sobre Longlegs (Coleccionista de almas es el título que han elegido las distribuidoras para Latinoamérica) me genera sentimientos encontrados: Soy un devoto seguidor de Nicolas Cage que para mí es un tremendo actor al cual sigo desde Birdy (Alan Parker 1984) y creo que en esta película entrega una de sus actuaciones más destacadas e histriónicas de los últimos tiempos convirtiéndola en una de las referencias importantes de este 2024. Sin embargo me molesta toda la parafernalia construida a su alrededor y el afán de ponerla a la altura de joyas del género como “El silencio de los inocentes” o “siete pecados capitales”.
Longlegs es un clásico ejemplo del marketing aplicado al cine de terror generando una expectativa tan grande que termina jugándole en contra al resultado final; es decir Longlegs es menos de lo que promete. La forma en que fue promocionada con un avance que incluía el sonido de los latidos del corazón de la actriz principal al encontrarse con el personaje encarnado por Cage, es poco menos que genial. Ojo que no estoy diciendo que sea una mala película, es buena, Pero no creo que se convierta en un clásico y menos que vaya a ser un parte aguas en el género del terror.
Las actuaciones de Maika Monroe (la agente Lee Harker) y Nicolas Cage (Longlegs) son solventes y complementarias. Monroe es soberbia a la hora de componer a la investigadora que va descubriendo la terrorífica verdad que encierran los sucesos que está investigando. Y qué más se puede decir de Nic Cage que no se haya dicho, quizás su afirmación de que luego de este papel de un asesino serial ha confirmado que no volvería a interpretar un rol similar a pesar de que ahora le llueven ofertas.
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Dirige Osgood Perkins heredero de un ícono del cine de terror, ya que es hijo de Anthony Perkins (El Norman Bates de Psicosis de Alfred Hitchcock, 1960). Sin duda alguna el apellido le pesa, es por ello que está afanado en ofrecernos una cinematografía cercana al horror y el suspenso.
Técnicamente Longlegs tiene aspectos interesantes, el uso de planos abiertos en los que siempre deja la incómoda sensación que algo malo va a pasar y algunas imágenes de fondos rojos y serpientes contribuyen a crear un clima de incomodidad constante. La película arranca como un policial oscuro que de pronto da un giro a una temática satánica consiguiendo mantener la tensión acompañada por la perturbadora presencia del personaje de Cage. Un punto aparte merece la fotografía que está a cargo del mejicano Andrés Arochi que consigue construir un clima visual profundamente inquietante.
En un año en que el cine de terror tiene apuestas muy grandes como “Alien: Romulus” o la nueva versión de “Nosferatu” a cargo de Robert Eggers creo que es muy prematuro posicionar a Longlegs como la gran película del año. Por lo pronto sus números son estupendos: La cinta ha costado poco más de 10 millones de dólares y solo en Estados Unidos ya va recaudando más de 60. Solo el tiempo dirá si Oz Perkins me cierra la boca con su película.
Roberto Marcelo Vera