¿Por qué los resultados del Censo de Población y Vivienda arrojaron un menor crecimiento poblacional respecto a las proyecciones que se tenían? Analistas ven cambios socioculturales y económicos para que exista una menor natalidad, pero también observan el fenómeno de las migraciones interna y externa, que pudieron influir en los datos finales.
El jueves, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer los datos oficiales de población obtenidos en el censo realizado el pasado 23 de marzo. En el país hay 11.312.620 habitantes y Santa Cruz es el departamento más poblado, con 3.115.386 habitantes. La entrega de estos resultados, solo de conteo poblacional, se realizó en cumplimiento de la Ley 1492, de 2 de diciembre de 2022.
Según el director nacional del INE, Humberto Arandia, la distribución de la población por departamento es la siguiente: Santa Cruz, 3.115.386 habitantes; La Paz, 3.022.566; Cochabamba, 2.005.373; Potosí, 856.419 habitantes; Chuquisaca, 600.132; Oruro, 570.194; Tarija, 534.348; Beni, 477.441; y Pando, 130.761 habitantes.
Las proyecciones del INE anticipaban una población de más de 12 millones de habitantes, muy superior a los datos finales de la encuesta nacional. Desde regiones como Santa Cruz o El Alto cuestionaron los resultados porque consideran que la población creció mucho más.
El economista Enrique Velasco opinó que cuando una entidad como el INE pierde credibilidad, surgen las dudas que existen ahora y recordó que ya en el censo de 2012 hubo observaciones, como el inusitado crecimiento del 7% de Pando. “Se observó que las proyecciones que había realizado el INE no eran las más correctas. Se debió corregir a partir de 2012”, precisó.
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Si se analizan los datos del último censo, el economista señaló que el menor crecimiento poblacional puede obedecer a diferentes razones, pero esto guarda relación con lo que ocurre en el mundo. “Las poblaciones crecen cada vez menos en los países. En Bolivia, fuera de este fenómeno, puede ser que se haya corregido el sobredimensionamiento que hubo en el censo 2012”, manifestó el economista.
Recordó que en el mundo, hasta la década de los años 60 o 70, las familias tenían cuatro, cinco, siete o ocho hijos, pero en la actualidad solo se aspira a dos. “Hay un autocontrol por decisiones familiares, por decisiones conceptuales, como por ejemplo el argumento de no tener hijos porque el mundo está en crisis o por temas económicos. Hay varias razones del cambio sociocultural y la tendencia global que pueden estar influenciando”, observó Velasco.
Infografía: Edmundo Morales.
Explicó que en el área rural, antes, las familias eran numerosas, pero al irse a las ciudades disponen de atención médica, controles a nivel natal y prenatal y eso influye en los cambios de hábito de las personas.
“A pesar de que hay un escandaloso número de embarazos prematuros, las jóvenes hoy reciben control natal. Han cambiado las condiciones laborales y económicas, y muchas mujeres están forjadas para entrar al mercado laboral y por temor a perder la fuente laboral, muchas postergan la maternidad”, sostuvo.
En esta decisión también influyen las condiciones económicas, el menor desarrollo o la informalidad.
Otro factor que pudo influir en el menor crecimiento poblacional, según Velasco, es la migración al exterior. “Si este es uno de los factores que mayor peso tiene, se podría interpretar como un cuestionamiento al modelo económico de Bolivia, que no satisface a la gente ni le da esperanza y por eso se van del país”, puntualizó.
El investigador Pablo Poveda explicó que desde 2006 hasta 2019 hubo una fuerte salida o migración interna de mucha gente, aunque otros han optado por retornar. “Puede obedecer al cambio del modelo, hay empresarios que se han ido afuera, hay profesionales que por el nivel de informalidad no ven oportunidades y salen o porque no encuentran oportunidad en el sector público. Se ha descalificado el empleo en el sector estatal; es mejor ser dirigente sindical para optar a algún cargo”, subrayó.
Pero también dijo que existe migración interna del campo a las ciudades.
De acuerdo con Poveda, las menores tasas de natalidad pudieron influir en los resultados del censo, porque hay más presión social y económica, y muchas jóvenes no quieren hoy tener hijos por falta de empleos estables y la mayor informalidad.
“Es por la situación social y económica, hoy es más difícil conseguir un empleo estable. Si para entrar al sector público como profesional necesitas aval político, estás fregado porque solo resta bajar la cabeza. El otro fenómeno es la informalidad y la ausencia de más empresas privadas”, apuntó.