Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes

La gran lección de la historia, es que no se ha aprendido las lecciones de la historia”.  Aldous Huxley.

Si revisamos la historia, podemos verificar que los gobiernos comunistas que ofrecían una sociedad utópica en la cual la clase trabajadora disfrutaría de una prosperidad sin precedentes, en realidad generaron una pobreza masiva, así como un control total sobre los aspectos vitales de la vida de las personas, especialmente su libertad y su propiedad.



Para imponer su Modelo comunista los gobernantes cometieran grandes atrocidades contra las personas y para someterlos aún más, destruyeron los incentivos para la producción y así le quitaron sus fuentes de sustento.

Ante la ausencia de mercados (al menos legales), había pocos incentivos para que los trabajadores fueran productivos o se centraran en fabricar bienes que pudieran ser realmente útiles para los consumidores.

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En sus pegas oficiales, la gente apegada al Gobierno intentaba trabajar lo menos posible y en la medida de lo posible y para sobrevivir reservan sus verdaderos esfuerzos para actividades en el mercado negro.
En URSS, los obreros comentaban: “Nosotros fingimos trabajar y ellos fingen pagarnos”.

Practicas genocidas comunistas de antes y vigentes en el populismo.

Las prácticas nefastas del comunismo soviético no se limitaron a los asesinatos en masa. Incluso aquellos que tuvieron la suerte de sobrevivir fueron objeto de una severa represión, que incluyó violaciones de la libertad de expresión, la libertad religiosa, la pérdida de los derechos de propiedad y la criminalización de su actividad económica cotidiana.

En la Unión Soviética, la colectivización de José Stalin, que sirvió de modelo para iniciativas similares en China y otros países, se cobró entre 6 y 10 millones de vidas.
En China, el Gran Salto Adelante de Mao Zedong provocó una hambruna artificial en la que perecieron 45 millones de personas, el mayor episodio de asesinato masivo de toda la historia mundial.

En muchos otros regímenes comunistas, desde Corea del Norte hasta Etiopía, se produjeron hambrunas masivas.

El experimento comunista generó millones de muertos y de desplazados y la población, que no aprende de la historia, persevera en este suicidio colectivo. Lo vemos ahora en Cuba, Venezuela, Nicaragua, el al. ¿Seremos masoquistas compulsivos?

Modelo económico comunista

El modelo comunista llega a estos desastrosos resultados, como producto del establecimiento de una economía y la sociedad centralmente planificada, la que para operar, como lo exige la ideología socialista, requería una enorme concentración de poder.

Para que el socialismo funcione, los planificadores y funcionarios gubernamentales deben tener autoridad absoluta para dirigir la producción y distribución de prácticamente todos los bienes producidos por la sociedad. Además, es necesario una amplia coerción para obligar a la gente a renunciar a su propiedad privada y realizar el trabajo que el Estado les exige.

La hambruna y los asesinatos en masa fueron probablemente la única forma con que los gobernantes de la URSS, China y otros Estados comunistas pudieron obligar a los campesinos a renunciar a sus tierras y ganados y aceptar una nueva forma de servidumbre en las granjas colectivas, que a la mayoría se les prohibía abandonar sin permiso oficial por temor a que buscaran una vida más fácil en otro lugar.

Incluso cuando algunos planificadores socialistas buscaban realmente producir prosperidad y satisfacer las demandas de los consumidores, ellos carecían de la información necesaria para hacerlo.

Economía liberal, democrática y de libre mercado.

El Premio Nobel de Economía F.A. Hayek en un famoso artículo describió el funcionamiento de los modelos de economía:


“U
na economía de mercado transmite información vital tanto a los productores como a los consumidores a través del sistema de precios. Los precios de mercado permiten a los productores conocer el valor relativo de los distintos bienes y servicios y determinar cuánto valoran los consumidores sus productos.

En la planificación central socialista, no hay este conocimiento vital. Como resultado, los planificadores socialistas a menudo no tenían forma de saber qué producir, con qué métodos o en qué cantidades.

Esta es una de las razones por las que los Estados comunistas sufrían habitualmente escasez de bienes básicos, al tiempo que producían grandes cantidades de productos de mala calidad para los que había poca demanda”.

Nos enseñan los economistas que la inflación viene especialmente por la emisión monetaria con el uso de las impresoras, salvo que sean los dólares de la máquina que traerá Evo.

Nos exhorta Juanita Ancieta, Dirigente de las Bartolinas: “Apoyemos a nuestro hermano Evo para el 2025, si gana va a comprar -una- máquina para fabricar dólar, de esa manera no faltarán dólares en el país”. Nota de Prensa.

Se conoce, desde siempre, que el control de precios que aplica el comunismo y el populismo ha fracasado reiteradamente, pero de alguna manera la población  los sigue apoyando.

Fuente: ovidioroca.wordpress.com