Politóloga Jáuregui: La corriente política que se tiende a fortalecer hacia el 2025 es ‘ni Evo ni Arce’

Para el analista político Sergio Vega ambas facciones “están midiendo fuerzas”

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Analistas Jáuregui y Vega. Foto: captura

Fuente: ANF

La politóloga Luciana Jáuregui sostiene que en la disputa de las dos facciones del Movimiento al Socialismo, evistas y arcistas, hay una relación del “pierde, pierde” y, que en perspectiva, la corriente política que apunta a fortalecerse es: “ni Evo ni Arce”.



Los analistas políticos Jáuregui y Sergio Vega analizaron la actual coyuntura política marcada por las pugnas internas del MAS y sus efectos en la conducción del aparato estatal, en el programa El país que soñamos que se difunde por radio Santa Cruz y por Facebook de la ANF.

La analista considera que este escenario genera “un debilitamiento muy fuerte a las dos alas del MAS, aunque si bien dentro del MAS el evismo se fortalece, relativamente, pero en términos reales hay una relación de pierde, pierde, y, en perspectiva la corriente política que se tiende a fortalecer – pensando hacia el 2025- es esta corriente: ni Evo ni Arce”, comenta.

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Argumenta que la responsabilidad de la disputa partidaria es compartida. Tanto el evismo como el arcismo hace más de dos años han ido escalando en su conflicto interno por el control de la dirección nacional del MAS y las críticas del evismo a la gestión de gobierno.

El arcismo acusa a Morales de pretender un golpe de estado a la gestión para garantizar su candidatura presidencial; del lado evista acusan a la gestión de Arce de corrupta y de incapaz para resolver los problemas de la crisis económica.

El analista político Sergio Vega añade que ambas facciones “están midiendo fuerzas”, pero que de cara a un sinceramiento a la población las medidas que desarrollan, como la marcha del evismo es solo “para mantener los privilegios”.

Jáuregui añade que el objetivo de las movilizaciones de Morales es “acorralar” al Gobierno y, garantizar su habilitación como candidato, en ese contexto, el presidente Luis Arce precisa renunciar a su candidatura para las elecciones de 2025, si quiere continuar o terminar su mandato, comenta.

“Progresivamente nos acercamos a un impase, en el sentido de que, por un lado, Arce está agotando sus recursos para continuar en el gobierno, su última apuesta era el referéndum, pero se quedó en medio camino, y carece de otros recursos (…) Las opciones que se avizoran, si Arce quiere continuar y terminar su mandato precisa renunciar a su candidatura en 2025”, afirmó.

Considera que este es un argumento “clave”, porque el Gobierno no tiene otras posibilidades del “desbloqueo político institucional y partidario” para que el mandatario viabilice su gestión. “Hay una decisión política que acorrala a Arce”, sostuvo

Sin embargo, apunta a que esta decisión “no se traduce mecánicamente en la habilitación (como candidato presidencial) de Evo Morales o que vaya a mantener su sigla”, sostuvo en un contexto en el que las dos facciones del MAS, evistas y arcistas, han escalado su conflicto interno y lo han trasladado a las calles en el caso del líder del MAS, Evo Morales.

Para la analista política, pese al desgaste político, el MAS sigue siendo el eje estructurador del campo político y, sus disputas tienen un efecto inclusive en la recomposición del sistema de partidos, de la Asamblea Legislativa Plurinacional, en el funcionamiento del Ejecutivo. Tiene efecto rebote en todos los ámbitos”.

Aunque el problema del MAS -en su criterio- es que no ha podido desde 2019 contar con mecanismos para dirimir sus disputas.

“Se agotan los mecanismos y eso se ha traducido en efectos concretos e inmediatos en el aparato estatal. Se ha generado lo que se conoce como gobierno dividido, el Ejecutivo y Legislativo entran en conflicto y eso genera un bloqueo y parálisis institucional”, dice Jáuregui.

Añade que el Estado está empezando a mostrar signos de una crisis del régimen político en la que se cuestiona el presidencialismo, el sistema político predominante, la instrumentalización del poder Judicial, y si a esto se suman otras crisis adyacentes como la crisis económica y ecológica se va a ingresar a un agravamiento de la inestabilidad presidencial.

Reitera que la actual coyuntura se sitúa en una “inestabilidad presidencial”, marcada por un debilitamiento del liderazgo de Luis Arce, por la crisis institucional, la pérdida de la mayoría en el Legislativo, entre otros, por lo tanto, se caracteriza por la “parálisis decisoria en el liderazgo de Arce con pocos recursos institucionales para conducir el proceso político y económico.

La oposición y la reconfiguración política

Sergio Vega enfatiza que el MAS, partido gobernante por casi dos décadas, enfrenta un desgaste del modelo político, pero también del modelo económico que ha ofrecido y que actualmente sufre unos de sus peores momentos.

En un contexto de esta naturaleza, ¿Cuál es el rol de la oposición?, Vega cree que por ahora no hay una figura predominante ni que gravite en el ámbito político, considera que hay figuras interesantes, pero que no salen del regionalismo, incluso están enclaustrados en los municipios.

Luciana Jáuregui comparte este criterio, aunque cree que el liderazgo que se fortalece de manera subterránea y silenciosamente es el de Manfred Reyes Villa que articula un discurso menos polarizante, más integracionista y orientado a la gestión y eficacia; lo que no quiere decir que en el camino no tenga que sortear muchos obstáculos.

Explica que es un periodo de recomposición de las fuerzas y proyectos políticos, porque “estamos en un momento de transición hegemónica. Hay que aceptar que se terminó el periodo de los gobiernos fuertes y las grandes mayorías. Que sea cual fuera el resultado de las elecciones de 2025, lo que vamos a tener son gobiernos débiles, coaliciones provisionales”.

En perspectiva hacia el 2025 se espera en el abanico del MAS y de la oposición una alta fragmentación de opciones, pero que el diseño institucional conducirá a una segunda vuelta, en la que entre las dos primeras mayorías van a tener que dirimir los resultados.

Precisa que la oposición tiene muchas fisuras políticas, ideológicas, territoriales y generacionales que han permeado a todas las fuerzas políticas. “Gran parte de los problemas tienen que ver con una oposición que no sabe leer la realidad de Bolivia.

Es urgente un recambio generacional, hay un sentimiento fuertemente antipolítico, que cuestiona la política y demanda la renovación”, añade.

/NVG/