En medio del desastre ambiental por los incendios forestales en el país, el periodista de La Razón Rubén Atahuichi planteó un “acuerdo nacional por la vida” para la atención del problema. El senador del Movimiento Al Socialismo (MAS) William Torrez se avino a la propuesta.

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En La Razón Radio, el periodista lamentó que no haya una acción posible de resolver la crisis que deja millones de hectáreas de bosques y pastizales, y miles de animales afectados por el fuego. Además, advirtió que, con las fuerzas políticas divididas, es complicada la aprobación de cualquier norma en la Asamblea Legislativa.

¿No cree usted, ante estas circunstancias que está sufriendo el país, Bolivia necesita un acuerdo nacional por la vida?, preguntó al senador.

“Me parece una iniciativa excepcionalmente interesante la que plantea. Lo primero que deberíamos hacer todos los bolivianos afectados es reflexionar”, respondió Torrez.

Además, aseguró que éste es el momento de que los políticos y población se despojen de ideologías, posturas políticas, colores y pensar en la vida y el futuro de las nuevas generaciones. “¿Qué va a ser de nuestros hijos con un medio ambiente tan lastimando y golpeado por nosotros mismos?”.

Torrez urgió un encuentro, donde los políticos se sienten, sin posturas ideológicas, para pensar en el futuro. “Si, por lo menos, asumimos conciencia, podemos superar todos aquellos complejos entramados que rodean nuestros pensamiento y sentimientos”.

Pidió que en un acto de reflexión se depongan prácticas políticas amañadas para tener resultados, debido a que toda la población está sufriendo las primeras consecuencias de un desastre que puede acabar con la humanidad.

“Podríamos partir con una iniciativa sensata, en el marco de la lealtad, y trabajar un proyecto de ley estructural. Nos hará bien a todos”, auguró.

Millones de hectáreas en la Chiquitania y Amazonía boliviana se queman hace más de tres meses. Las principales víctimas son los animales, entre monos, lagartijas, víboras, capibaras y una infinidad de seres vivos.

Sus restos se convierten en cenizas que son trasladadas por los vientos a los nueve departamentos del país, donde se ha visto una intensa humareda que afecta la salud de niños, adultos, ancianos y hasta mascotas.

Las comunidades de las zonas afectadas solo esperan lluvias para mitigar el fuego.

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